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Arpa a merced de las manos invisibles

Por: Luis Eduardo Rendón

Cannabis viaja presurosa por nervios de la lengua
y es hojarasca en la jaula de los huesos,
señal de humo de las primeras edades

 

atraviesa la mudez de las murallas
se detiene en la muerte, en la cáscara de las cosas
y emerge victoriosa en la alta mar del ser.

Somos bocanada de dragón, sinfonía del porvenir.

Nademos mar adentro
no vaya a ocurrir que como fósiles
nos encuentren en arenales del tiempo
náufragos del sueño.

 

Recojo piedras que mi hija lanza al lago

los árabes creían que aerolitos y estrellas fugaces
eran piedras lanzadas por ángeles
a demonios que merodeaban en empalizadas del cielo

pero aquí no hay demonios
subiendo por el pecho como la savia de un mal presentimiento

no hay demonios posándose en nenúfares
para atraer las miradas de quienes perdieron toda fe

hay una memoria en las manos de mi hija

memoria
la más bella piedra lanzada a aguas puras

 

Salir de uno con la prisa del humo

huir del templo que el falso amor plagó de maleza

como un colibrí libar velozmente otro elíxir intocado

hace falta mucho aire para salir por siempre
sin dejar huellas y olvidar el regreso

salir de uno en silencio porque la palabra es huella y atadura

mas en el aire espera el sueño
y nuevos alfabetos develan otra vida

Última actualización: 25/06/2021