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Liv Lundberg, Noruega

17º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Liv Lundberg


Lectura de poemas en el 17º Festival Internacional de Poesía de Merdellín

 

                       Poemas incluidos en Obras, 1999
                       Traducciones de Esteban Moore

 

 (escultura)

una escultura en una habitación
simples elementos de materia y tiempo
ensamblarán una imagen
que se parece a ti
esta es tu imagen
punta de la nariz, lóbulo de la oreja, hueso de la mandíbula
en la garganta están atoradas las palabras
que ninguna boca pronunció
ropas cosidas alrededor de un cuerpo, una cartera
con documentos de identidad
quien quiera que seas
con tu rostro pálido, difuso
un certificado de nacimiento
una firma

sombra y sol, lo diario,
repeticiones casi mecánicas
ellos dicen saber quien eres
dicen que eres
una imagen de ti misma
te pareces a una escultura en una habitación

 

 

 (mármol)

un niño que duerme en las palabras del futuro
la mejilla descansando apoyada
en un sueño puramente topográfico
anuncian una niñez meditativa
que luego amanecerá
en una superficie de mármol
el rostro elevado por el vuelo de sus ojos
la cabeza apesadumbrada por la sombra de su significado

 

 

 (visión)

una visión te visita
te encuentra en tu casa, en la cama, arropado, soñando
en las horas de frío
 ella no está madura
te dice que es una visión acabada
más o menos
una creación consumada
que sólo necesita de una mano y un martillo
un poco de trabajo, unas horas de labor 
para elevarse y permanecer de pie
más larga que una vida
fuera de los jardines de la realidad
sus pies de piedra apoyados en la hierba fragante

 

 

(rodin)

veo
recién nacidos desnudos, los brazos estirados
veo algo sufriente, desplegándose
estirado como una mujer
bajo observación
y el pensador pensante
inclinándose

veo un brazo omnipotente alzado
por el legislador, por el que inscribe palabras en piedra
de pie frente a las figuras sin terminar
entumecidas, silenciadas
en el desarrollo de su apariencia

veo
a un humilde testigo
atravesando el portal del monasterio
para escribir todos estos días
anotando las explicaciones contemporáneas
en la computadora
en su celda
con la precisión que otorgan las pesadillas

 

(naturaleza muerta)

quién arrojó al ángel del cielo
un resplandor, salpicadura de materia azul negra
amorfa, horrible,  extraña criatura
de los límites del espacio sideral
o del interior del globo terráqueo estallado
en chorros de lava
y ahora solidificándose en un instante de piedra

quién delineó
las costas irregulares del matrimonio
entre el orden y el caos
quién retorció de adentro hacia fuera la cueva, destruyó las máscaras
de aquellos que danzan,
de aquellos que mueren

quién
descubrió
las leyes físicas de la sabiduría
su exterior azul negro
y documentó su verdadera desesperación

 

 

 (forma)

en la forma de la almendra
dos segmentos circulares se tocan
 vulva: ojo y boca

 

 

(figura humana)

una figura de arcilla
un hombre relativamente pequeño
está de pie con su cabeza ladeada
humilde casi suplicando
tiene enormes orejas y su cabello
recogido en la base del cuello
uno de sus brazos, cayendo
alrededor del cuerpo
se recoge en sí mismo
un modo de ser humano
simplemente ser
actitud presente en la obra de su vida

 

 

(significado)

1.
las habitaciones encadenadas
a través de pasillos y escaleras
comienzan a relacionarse  entre sí cuando las puertas dobles
son abiertas con energía
y la luz  de los altos ventanales enfrentados se reúne en la estancia aireada 
donde la luz atraviesa la luz  un ser humano está de pie
muy quieto, casi transparente
allí aguarda
y crece

2.
en las sombras a lo largo del muro del jardín
fluye un canal, su espejo de aguas oscuras
 ornado con hojas de color
esparcidas por la mano natural del otoño
llegamos allí cruzando el arco de piedra del puente
y vemos a una persona pasar
bajo la bóveda de la arcada
la fugaz visión de un cuerpo entre las columnas
como si ésta  fuera la medida del ritmo del  edificio
y la vida satisfecha, un estudio
en la construcción humana del significado

 

 

(dos sillas)

 
en un páramo desolado
entre la cumbre de las montañas
a la ribera de un lago
existe una pequeña cabaña de piedra
su puerta baja y ancha está  labrada en madera rústica

espiamos en su interior
y vemos la luz caer
inclinada y en anchas bandas
desde la alta ventana
de un lado al otro de la áspera superficie de la pared encalada

 bajo la ventana, empujadas hacia el  rincón
dos sillas, altas delgadas con asientos de paja
se hallan juntas apretadas
como si en  su abrazo se encogieran ante la no deseada visita  

 de una persona
que pudiera romper con la pesada carga de la soledad
dejarse caer en una de las sillas
e iniciar un monólogo para el que no existen respuestas
 

 

(celda)

imaginamos a una persona
en una habitación
con paredes de mampostería, la pintura descascarándose
los únicos objetos
un lavabo y un radiador
montado junto a una puerta
con el cerrojo puesto

 una celda contenedor
para encerrar allí y guardar
tiempos desgraciados, incómodos colores de piel
confusos golpes en la cabeza
la búsqueda del cuerpo y la deportación
de alguien
que sólo puede alegar su culpabilidad
o por lo menos su complicidad
en la propia degradación

 

 

(auditorio)

un museo francés de arte contemporáneo
 construido con gruesos caños para petróleo
que forman ángulos
apoyados sobre el níveo, blanco mármol
tranquilos, tan formales como columnas  antiguas
en un paisaje iluminado

 escuchamos las sofisticadas teorías francesas
sobre obras transmodernas en el tiempo y el espacio
en el nuevo milenio
no sabemos qué creer
habiendo perdido los viejos imperativos
y guardado bajo llave las ilusiones del arte y el saber
deambulamos en el estado europeo
mareándonos

 no hay salidas a la vista
la única salida para el ojo es a través de una ventana con barrotes
con una vista más allá de las copas de los árboles
hacia el rojo atardecer
 
fulgurando como una detonación
espejada en la superficie negra aceitosa brillante 
caminamos cuidadosamente
desconocemos su profundidad
 

 

 

(rostro)
 

la imagen de un ser humano
objetivamente un rostro que es un destino
cara a cara con el silencio y la habitación
el retrato de una mujer joven que desea morir
retratada como una cosa entre otras cosas
frente a una rústica pared de ladrillos, al roto
enrejado de caños, y este cuestionamiento
casi deseando rogar
por el perdón

 un ser humano presentado como un rostro
un ser humano que pronto ya no será
un ser humano mirando a la nada en el ojo
asombrado, es el ojo que ve
el ojo claro
que ya no desea saber nada más

 

 

(baúl)

un baúl  que aún no ha sido abierto
nadie sabe que contiene, si está lleno o vacío
de pequeñas cosas, tesoros, las pertenencias de un hombre muerto
códigos abandonados que nadie desea romper
no se han presentado los herederos
nadie ha hecho reclamo de las memorias
quizás nadie sepa donde está la llave
pero el baúl nunca desaparecerá
del inventario de una persona
todos cargamos  esos negros baúles, cajas rectangulares
cuando dejamos nuestra familia, nos casamos y
nos separamos para comenzar nuevos
e igualmente dudosos viajes

 

 

 (testigo)

somos los humildes testigos
de aquello que vemos
somos responsables acerca de aquello que testimoniamos
desde lugares extraños, sitios fosilizados
en explicaciones que dan cuenta del endurecimiento, deshumanización, desintegración
 la experiencia dinosaúrica   
del contacto gradual,  habilidoso
de la evolución con la materia

las distancias del tiempo
están quemando sus edades de hielo
que penetran nuestras palmas
como nitrógeno líquido

 

Otros poemas publicados en Prometeo #77-78


Liv Lundberg Poeta y traductora. Nació en  Bardu, en el norte de Noruega en 1944. Libros publicados: Den klare tonen (El tono claro, poesía, 1979); Hjerterspeil (Espejo de corazones, poesía, 1981); Språkets hus har åpninger (La casa del lenguaje tiene aberturas, poesía, 1982); Steindrømt (Soñado en la piedra, poesía, 1985); Lady Lazarus (selección y traducción de poemas de Sylvia Plath, poesía 1986); Tveegget engel (Ángel de doble filo, poesía, 1988); Vinterens hjerte (Corazón  del invierno, novela, 1990); Nybegynnerens forutsetningsløshet (Mente de principiante, novela, 1996); Circum Polaris (antología, 1997); Alfabet (Alfabeto, traducciones de poemas de Inger Christensen, 1997); Afrika (Africa, poesía, 1998); Iverksatt (Obras, poesía, 1999); Harlekins hud (Piel de Arlequín, poesía, 2001); Del av en fugl (Parte de un pájaro, traducciones de Nina Cassian, 2002); Røyk og oker (Humo y ocre, traducciones de Ingrid Jonker, 2004); Tekstens etiske øyeblikk (El momento ético del texto, ensayo, 2005); Ha sido traducida al sueco, danés, inglés, griego, macedonio, malayo, chino, alemán, eslovaco, búlgaro, lituano, francés y castellano.

Desde 1993 es profesora de escritura creativa en la Universidad de Tromso en Noruega. Miembro de la Unión de Autores de Noruega y del Comité Internacional de la Unión de Escritores de Noruega. Según Sebastián Barker “Su poesía es seria, responsable, además de ser colorida, nublada, dura, helada y pétrea. Las palabras saltan como chispas de un extraño  yunque interior; es como si observáramos  a una mujer forjando herraduras bajo un sol helado. Pero detrás de ello está la conciencia del mundo atravesada por la espada del horror: ¿quién nos redimirá, cómo seremos redimidos? Esta pregunta es de tal profundidad que no podemos esperar una respuesta fácil. Pero presuponer que no existe una respuesta, es de alguna manera, una respuesta, ciertamente la equivocada. Y continúa Per Aage Brandt: “…Es doloroso saber u observar un mundo en el que la pasión del hombre participa en la obra de la muerte. La claridad de Liv Lundberg se transforma en un canto acerca de esta actitud, la pasión por la muerte, y como en todo arte, expresa lo contrario de lo que nos dice el poder: Nadie puede detener el trabajo de la muerte, pero el poeta puede dar cuenta de ello en una obra de arte. Puede inscribir su visión en un tono de voz. Entonces todo se clarifica, y esa es la única claridad posible del tono. Quizás la única expresión posible de la claridad se halla en el arte y la poesía. Entonces aquí arribamos a la claridad, no porque la busquemos pero si porque ella nos acecha, y lo podemos soportar, y por lo tanto llegar ‘a ella’,  sólo si la recibimos como una paradójica dulzura,  ‘con el amargo sabor de la estrella’ o punzante como una lesna, del mismo modo que sobrevivimos al amor: este dolor que llamamos ‘deseo’.

Publicado en noviembre de 2012

Última actualización: 21/01/2022