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Daniel Samoilovich (Argentina)

Fotografía tomada de La Rioja

Por: Daniel Samoilovich

 

El rasgo compacto

Toda la noche escuchando los caballos
golpear el suelo y discutir
no lejos de mi carpa. Me digo
que están atados, que ven de noche, que ni sueltos
pisotearían la cabeza que los piensa.
Pero es inútil, ella
se siente frágil,
separada del suelo por sólo el espesor
de un pantalón de dril doblado en cuatro;
y por un lío de tela y aluminio
de la vasta noche en que,
en charcos que la luz no se atreve a tocar,
nacen alevines y estrellas se derrumban.
Es el rasgo "compacto" del ideograma "tierra"
el que difunde el retumbar,
absorbe el brillo, debilita el solipsismo.

 

EL INFORME

"Al parecer —dice un informante de la Royal Society—
la Naturaleza ha querido engañar a Sir Charles
con su vistosa variedad: pero nuestro corresponsal
sin dejarse confundir por tanto pico, trompa,
belfo, hocico, cara,
ha descubierto que en todos, sapos, moscas,
ortigas y humanos late
un mismo y veleidoso instinto
de conservación. Esto torna innecesaria
la existencia de Dios, a la sazón reemplazado
por las tediosas notas del botánico;
y en vez del Designio Divino, lo que se nos ofrece
es un ciego combate a garra y diente
del que los mamíferos no salen mal parados
pero que también consiente el ala que sirve
para huir, la pequeñez que facilita el esconderse.
Es afortunado que por las dudas, por si se arrepintiera
la Evolución haya dejado por el sendero un hilo
del cual Sir Charles cree haber encontrado la punta.
Tal vez si nos lo trae nos sirva
para coserle un chaleco de loco
y un lindo bonete de blasfemo
y dotado de estos enseres, devolverlo
a la isla pirata donde puso
a punto su sistema."

 

PERO ES QUE NO SE TRATA, ¿NO?

ni de berdad ni de belieza, ¿no?
sino de seiscientas, setecientas tortugas
de una vez, doscientas
en un solo día.
O sea, un animal enorme, ¿no?,
algo que pesa bastante, más de doscientos
kilos, y a su vez doscientas
en un solo día: arreadas a bordo por
planchones de madera o hombreadas
entre dos o tres, en redes. Vivas, a fin
de que vivan, les damos pasto
de comer y cada día
de los doscientos que siguieron
apaleamos una y la comemos.
Rompiendo antes la caparazón: obvio.
Un animal extremadamente lento, pero apto
para la supervivencia.
Hasta que llegamos nosotros:
      dispuestos a acarrear
doscientas en un solo día.
La caparazón se dispone en hexágonos y cada
hexágono ajusta con los otros, con pentágonos
no hubieran podido, cómo
y cuándo aprendieron geometría.
El caso es que nos llevamos doscientas
en un solo día, escandalosamente fáciles
de cazar, no tenían previsto, se ve, nuestra visita,
tenían hexágonos, tenían su técnica
lento acorazada de vivir, o sea:

Me como el pasto que no se mueve, dado lo cual,
maldita la falta que me hace
andar saltando como una liebre,
y si algo me ataca me meto
para adentro, me duermo una siesta
de dos o tres siglos mientras
el otro se aburre y se va:
por pico duro que tenga los dientes se le van a quebrar
contra este carapacho, y peso lo suficiente
como para que no pueda ni pensar en levantarme
y romperme dejándome caer
desde quinientos metros: que pruebe el plumífero
levantar vuelo conmigo entre sus garras, si
lo que es menos probable todavía,
encontrara de dónde agarrarme. ¿Se entiende?
Peso y falta de ángulos, dureza y retracti
bilidad. Pero
(y "pero" es el verdugo de todo lo que amamos)
¿quién se iba a imaginar la llegada de estos
cretinos implumes, con dedos articulados, el pulgar oponible, etc. ?
No todo
puede preverse en esta vida, el caso
es que nos divertimos bastante sobre esta planeta
en esta pedaza del planeta hasta
que, etc., etc., etc.
En cualquier caso, admitirán que no se trata
de belieza, el estilo que habíamos
elegido era bastante belio, lo hacíamos con bastante
gracia, por lo menos nos parecíamos
graciosas a mismas nosotras y pulvus
nos echábamos que durraban semanas: ni belieza
ni éxtasis faltábannos. Oh, mis amigos, habláis de rrimas
pero no olvidéis que es la cruda
intemperrie el problema: un carrapacho
de acerro hubiéramos debido
      tener para defendernos en forma adecuada
de la intemperie cuando adoptó la forma
de estos duros cretinos:
pero hubiera
sido técnicamente imposible: necesitábamos algo
que pudiera crecer, me refiero
a que el carapacho tenía que empezar siendo
más bien chico, caso contrario
hubiéramos debido nacer enormes, lo cual
plantea nuevas dificultades técnicas,
(estas sí, insalvables): en suma, nuestro talón
aquilino teníamos y he aquí que:
uno, vino a saberse que era necesario
que lo tuviéramos, dos,
duramos hasta que unos cretinos
lo descubrieron. A fin de
comernos; esa es otra; hubiera sido
harto prudente saber a mierda
a fin de que los implumes no tuvieran deseo
de comernos, lo que no entiendo
es cómo se les cruzó por la cabeza
que podríamos, que podrían: es que lo prueban
todo, el agua del pericardio ¡el agua
del pericardio!, auténticos
carniceros buscando como perros
hambrisedientos qué mierda comer.
Gustarles, ese fue el problema,
aparecer ante los ávidos ojuelos
del bípedo como apetecible
menú. ¿Por qué
no se comen entre ellos? Me temo
que también, que incluso. ¿Y no sería posible
ser nomás una idea, algo
indiges-incorrup?
No está mal. No una tortuga ser, sino la mera idea
de una tortuga, ahí sí, ahí seguro
que no se tomaban el trabajo de comernos, oh, sí, mucho
mejor todavía que saber a mierda. O sea: volverse
más fáciles de transportar pero en el mismo grado
y por lo mismo, menos interesantes. No saber
a nada, impalpa-insonda-
bles ser: inodor, incolor, insipid
as, imposibl, impensabl, impasibl
es ser. Con lo que llegamos entonces a
nuestro error capital, inicial:
la tangibili- la palpabili- la inteligibili
dad. El peso, que fue nuestro ingenuo remedio
      contra la pájarocaptura, transformóse
en nuestro problema a la hora de la
implucaptura. Ironía, etcétera.
En todo caso no vengan ahora
con la belieza, con
el amanecer en las islas remotas, la línea
roja del sol sobre
conos de volcanes apagados.


Daniel Samoilovich nació en Buenos Aires en 1949. Ha publicado cuatro libros de poemas: Párpado, Buenos Aires, Ed. Megápolis, 1973; El Mago y otros poemas, Buenos Aires, Ed. de la Flor, 1984; La Ansiedad Perfecta, Buenos Aires, Ed. de la Flor, 1991; Superficies Iluminadas, Madrid, Hiperión, 1997. Se han editado tres antologías de su obra: Agosto y otros poemas, Caracas, Pequeña Venecia, 1995; Rusia es el tema , Buenos Aires, Libros de Tierra Firme, 1996; Hidrografías, Bogotá, Taller 2, 1996. Ha publicado dos libros de traducciones: en 1996, Poemas de Katherine Mansfield, traducción en colaboración con Mirta Rosenberg, Ed. Bajo la Luna Nueva, Rosario, Argentina; y, hace pocas semanas, XX Odas del Libro III, traducción del poeta latino Horacio, realizada en colaboración con Antonio Tursi para la editorial Hiperión, de Madrid. Desde 1986 dirige en Buenos Aires el periódico trimestral Diario de Poesía

Última actualización: 03/11/2021