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Satoko Tamura, Japón

Clausura del 12º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Satoko Tamura
Traductor: Satoko Tamura

La estación de las hierbas

Me detengo en el cruce.
Ninguna figura humana
en el paisaje cotidiano.
Sólo claridad de un rayo de sol
y desde las chimeneas de pie
con unos dedos de cadáveres quemados
no oscila el humo.
No se percibe lo que mueve.

Me apresuré por la calle acostumbrada
hacia mi casa
pero encontré una desconocida vivienda
donde debería estar mi casa.
Si todos me olvidasen,
¿se desatarían los vínculos con mi vida
y desaparecerían todass las figuras de mis ojos?

Quise retroceder
pero no encontré el camino.
Subí por la escalera del edificio
apenas reconocido.
Al abrir la puerta encontré
la habitación donde mi padre y yo
nos hospedamos en un viaje
de días lejanos.
Era una huesa repleta de pasados
donde los polvorientos, marchitos y pobres
pero los únicos verdes vivos
brotaban como los cabellos enroscados en un cráneo.

En algunos huecos al lado muchos conocidos
vivían su última y definitiva residencia.

La realidad llegó hasta mi visión.
Cuando el llanto y el estremecimiento me sacudieron del fondo
y me cubrieron totalmente,
me uní cabizbaja
con la multitud muerta.

 

Borges con maquillaje


Sin duda es él.
Lo encontré donde esperaba:
en un bar del arrabal,
bajo los bulbos azulejos del gas 
pelando una naranja 
la fruta pelada es una esfera de cristal y
en sus manos huele a rosa misma.

Contra la pared rosada del local
donde está encajado, los espejos por doquier,
su gigantesca cabeza se apoya:
los pelos cepillados, molidos por el tiempo
y los ojos estropeados.
Se ponen dos espejos de uno y otro
de un ojo abierto justo desde que nace 
un cosmos de nuevas miradas como los tactos 
del universo de los ojos multiplicados
que reflejan la cara del viejo.

Una bella mujer maquilla a aquel 
que cierra los párpados en éxtasis.
La virtuosa esposa con blusa negra de seda
o alguna tanguista en el lupanar.
Ella extrae las espinas mortales de su cara,
le pone los polvos de transparencia en la cara total
y resalta la vida en las mejillas
y los párpados en cada pincelada.

Él tantea el suelo con tres patas, plácidamente
éste bulle como un bandoneón 
ejecutado por un borracho.
Entonces se pone un lente y ve la esfera
llena de fulgor amarillento.
Él se fija en ella y lee su suerte
escondida en los dibujos rayados del tigre
como un adivino Maya.

En la pampa se abre el horizonte
con el extraviado sonido del organito roto
que trajeron los marineros.
Allí llega el pueblo con la esperanza
y muere crucificado en la nostalgia de la patria.
El pueblo abandonado doblemente por la patria y la tierra nueva 
sin tejer ni un pedazo del sueño,
vaga por el laberinto del gran tiempo 
y se encuentra con su rostro verdadero y eterno
un momento antes de su muerte.

El poeta ha descubierto la suerte;
su rostro era el rostro mismo de la madre.

"¡Mamá, mamá, en su origen 
mi verdadera existencia es sólo la mitad de mi mismo
el resto es tuyo!
Tú vives en mí mientras que yo me maquillo." *

El poeta pide al camarero una bolsa de cocina
para guardar la naranja con cáscara.
Nunca entiende la gente del suburbio
por qué guarda él tan cuidadosamente esa fruta vulgar.


* La idea de esta parte tomada de la película Psycho de Alfred Hitchcock 

 

Viaje en otoño


Dentro del azul de los adobes están escondidas las pequeñas muertes.
Por las noches invitan sacudiendo las muñecas
y cada vez llega una nueva sombra y canta a solas sigilosamente.

El horror con el sombrero negro
viene a quebrar las músicas de mi memoria.

Voy buscando los perdidos
y llego al fin hasta aquella persona
cuyos labios delgados sorben mis esperanzas.

Oh, el viajero todavía no ha nacido
¿cómo atraviesa el río de la muerte
acompañado con espanto de la bestia infantil
en la primera noche de cautiverio?

 

Lactancia


Como te dio hambre, te despertaste buscando el pezón;
como los pechos se colmaron, se despertaron buscándote
y la madre en la cama se levanta y te toma en sus brazos.

A la medianoche
una nieve de flores firmemente abiertas
tus mejillas junto a mis pechos, la blusa desabotonada,
están heladas, sufrientes,
los párpados bajos
se han colmado de lágrimas
que iluminan como portátiles 
lámparas de papel.

¿Huele a hierba la leche?
¿Te he dejado satisfecho?
¿Flotas ya en el sueño?

Tu sueño nunca se caerá
porque lo sostengo con brazos de madre. 

Madre e hijo
nos calentamos con la frescura
y el calor de la vida
y vamos subrepticiamente
por las noches en que vienen los diablos.

 

Dentro del bosque de los avellanos en el castillo de Bran

En el extremo del bosque
bailan cogidos de la mano
un general y una doncella del pueblo.
El general coronado con el emblema de la granada 
y vestido de mortaja escarlata
y la doncella con delantal sobre el vestido de terciopelo negro;
se agachan la cadena con el tono bajo del violín,
saltan con el ritmo del tiempo ágil de la flauta del pastor
y entran al bosque.

En el fondo 
hay un castillo rodeado de fortalezas.
Una reina joven toca el órgano
en la sala elegante 
extendida como piel de oso.
Al apretar los blancos dedos finos
como dientes  
entre los labios levemente abiertos,
se alza el lagrimal de la torre del lado.

¡Oh, cuánto se reflejan en el ojo como jeroglífico
los cuerpos del ejército pagano
cubiertos sus gruesos pechos con armadura mahometana!
Sin embargo los que rodearon 
a la parentela real 
más pronto que enemigos
eran las puntas de lanza de los confederados
similares a las flores en la plenitud de los avellanos.

La reina se tira por los muros, desesperada
y el rey, con pocos vasallos, huye a pie por la senda del bosque.

Bajo la piel blanca el castillo repintado asiduamente
sumerge muchas capas de peldaños derrumbados de memoria.

En algún rincón del castillo 
la reina duerme
servida por el capitán y la doncella.

¿Quién eres tú,
que subes sigilosamente
por la escalera secreta hacia el ataúd?

El castillo de Bran en Transilvania, Rumania, fue modelo en Drácula Vampiro de Bram Stoker.
Construido por el abuelo de Vlad Tepes Dracul, dio origen a la leyenda del Vampiro.


Satoko Tamura nació en 1947, murió  el 19 de enero de 2020. Algunos de los libros quye publicó son: Mapa profundo (1973), Otoño de Iberia (1978), Al sur (1985), Sobre los sonetos de Gabriela Mistral (1994). Traductora de García Márquez y Cortázar al japonés, ha compilado y traducido también una antología de literatura japonesa contemporánea, publicada ya al español.

Última actualización: 20/12/2021