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Aída Elena Párraga (Salvador)

Fotografía tomada del Twitter de EfeméridesSV

Por: Aída Elena Párraga

 

(Inéditos)

xv

Desde esta ventana veo
un grito corriendo en el bosque,
rasgándose los pies en las espinas,
su alma de voz está perdida:
Mudo grito buscando
garganta cueva amiga
voz hermana cuerda viva
salto triple ventana mía,
mi voz, mi grito,
caminando por el bosque-
Quebrándose en las espinas.

 

xvi

Desde esta ventana veo
un caballo azul
pastando sueños.
El potrero recién amanecido del cielo
se le ofrece húmedo y tierno.
Extiendo mi mano,
le acaricio, le beso,
me pongo a pastar a su lado,
mientras en mi frente
va naciendo grama nueva:
Creciendo nuevo el cielo

 

Apsara I

a flor que navega por el río
es un ángel rebelde encaprichado,
que ha convertido en pétalo y rocío
las alas que un día lo elevaron-
Apsara baila ahora sobre el agua
y un ligero rubor lo hace distinto:
Ya no es loto- mas estrella reflejada
en la constelación de lo divino

 

EL FUEGO Y SUS MISTERIOS

Yo conocí el secreto del fuego
mucho antes que el primer
bosque se incendiara.
Antes aún de aquella hoguera,
antes de la llama.
Como todos los hallazgos
fue accidente,
tropezar con la chispa en tu palabra,
y después, ¿qué remedio?:
encenderme
con el roce casual de tu mirada.


METAMORFOSIS

Hay días en los que me despierto
convertida en agua:
Toda húmeda,
sin fondo,
habitada por luces,
tocándolo todo.
Días en los que me siento océano
bailando al compás del universo,
haciéndome remolino,
subiendo y bajando mis mareas...
Entonces se me antojan tus manos,
azules cuencos infinitos,
como único recipiente
capaz de contenerme...

 


AUTOBIOGRAFIA 


Esa mujer que ves ahí
no tiene nada.
Sus manos no saben de anillos
pero anidan mariposas,
no tiene más adorno sobre su pecho
que dos enhiestas esmeraldas,
ni más vestido que la cubra
que las huellas que un amante le dejara.
Esa mujer que ves ahí
anda desde siempre pie descalza
y no tiene pasaporte,
ni cédula, ni esperanza,
pero le sobran caminos,
tierras profundas y lejanas,
y aunque no tiene nombre
los pájaros la llaman.
Esa mujer que ves ahí
no tiene casa...
y para cama le basta una sonrisa,
se asoma al mundo
por su única ventana
que le confirma que está viva.
Esa mujer que ves ahí
no tiene nada,
más que un gran amor en la distancia
por el que le brotan mil luceros en el vientre,
por el que se viste de luz,
por el que calla,
por el que las nubes se le incendian,
por el que las noches no se acaban.
Esa mujer que ves ahí
a veces ni siquiera sabe si en verdad existe
y entonces se convierte en frágil hierba,
o en ráfaga de viento que asustada
corre a refugiarse en tu palabra.
 


Aída Elena Párraga nació en San Salvador en 1966. Se ha destacado en el ambiente literario de su país publicando poesía, artículos, cuentos y entrevistas en diferentes medios impresos nacionales e internacionales. Su trabajo poético ha aparecido en diferentes Antologías de Literatura Salvadoreña, y en un único poemario publicado en 1998: Letralia. Algunos de sus poemarios inéditos: Desde esta ventana, Voces de ángeles y, Catatonia.

Última actualización: 14/11/2021