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Piedad Bonnett (Colombia)

Por: Piedad Bonnett

 

Biografía de un hombre con miedo

 

Mi padre tuvo pronto miedo de haber nacido.
Pero pronto también
le recordaron los deberes de un hombre
y le enseñaron
a rezar, a ahorrar, a trabajar.
Así que pronto fue mi padre un hombre bueno.
("Un hombre de verdad", diría mi abuelo).
No obstante,
"como el perro que gime, embozalado
y amarrado a su estaca" el miedo persistía
en el lugar más hondo de mi padre.
De mi padre,
que de niño tuvo los ojos tristes y de viejo
unas manos tan graves y tan limpias
como el silencio de las madrugadas.
Y siempre, siempre, un aire de hombre solo.
De tal modo que cuando yo nací me dio mi padre
todo lo que su corazón desorientado
sabía dar. Y entre ello se contaba
el regalo amoroso de su miedo.
Como un hombre de bien mi padre trabajó cada mañana,
sorteó cada noche y cuando pudo
se compró a cuotas la pequeña muerte
que siempre deseó.
La fue pagando rigurosamente,
sin sobresalto alguno, año tras año,
como un hombre de bien, el bueno de mi padre.

 

Canción del sodomita

 

Habrá una grandísima peste
Éxodo, 9, 3.

Han izado el amor. Lo están clavando
coronado de ortigas y de cardos.
Le han cortado las manos, han echado
sal y azufre en sus pálidos muñones.
Ah, mi joven amado, el tiempo es breve.
Suenan ya las trompetas e iracunda
la luna enrojecida afrenta al cielo.
Déjame acariciar tu frente ardida en sueños,
contemplar para siempre tus párpados violeta.
Deja que desanude mi deseo,
que coloque la palma de mi mano
sobre la rosa hirviente que florece en tu pecho.
Ah, mi joven amado que duermes mientras huye
la multitud con un largo sollozo:
una lluvia de sangre cae sobre Sodoma.
Dame tus muslos blancos, tu axila, el dulce cuello,
antes de que en silencio se deslice
el ángel con su espada de exterminio.

 

Daniel creciendo

 

Con el oído del corazón oigo la música secreta
de tu cuerpo,
el crepitar de tus huesos creciendo,
un animal poderoso que te sube en la voz,
la turba de tus sueños, las mareas
que con fuerza te alejan de mi orilla.
Por los rincones todos de la casa
vas dejando tu antigua piel,
y abrumado y espléndido descubres
tu desnudez que humilla los espejos.
Yo torpe, yo asustada,
desde mi torre ondeo mis pañuelos.
Abandonas
tu tierra de milagros donde es rey el silencio,
tu universo de ciegos resplandores
sin mirar hacia atrás.
En la mañana
en que trémulo vuelvas la cabeza
para leer las cifras de aquel tiempo,
un mar de sal te velará los ojos.

 


Piedad Bonnett Amalfi, Antioquia, Colombia, 1951. Licenciada en Filosofía y Letras de la Universidad de los Andes, donde es profesora de literatura en la Facultad de Artes y Humanidades desde 1981. Obras: De Círculo y Ceniza, 1989 (Mención de Honor en el Concurso Hispanoamericano de Poesía Octavio Paz); Nadie en casa, 1994; El hilo de los días, 1995 (Premio Nacional de Poesía Colcultura); Ese animal triste, 1996; No es más que la vida, Antología poética, 1998; Todos los amantes son guerreros, 1998. En 1991 estrenó su obra de teatro Gato por liebre y en 1997 el Teatro Libre monta su segunda obra de teatro: Que muerde el aire afuera, bajo la dirección de Ricardo Camacho.

Última actualización: 07/07/2021