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Idris Tayeb (Libia)

Memoria fotográfica del Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Idris Tayeb
Traductor: Jona y Tobías Burghardt

Cuaderno de dibujo

a un niño nacido hoy

Esta es una nueva mañana perteneciente a un niño de escuela
que triste mira su infancia
contemplando en silencio el camino,
preguntándole por la belleza que cada día se evade de sus juguetes.

Me ve y entre nosotros se expande una lacrimosa sonrisa
- Ven, acércate, ven,
¿Fuiste tú quién creó la tierra en la oscuridad del primer amanecer?
- ¿Yo? dijo llorando.
- Ella nunca quiso nuestros juegos y lloramos delante suyo hasta que nos diera una risa.

- Hijo mío, no estés tan triste.
Si la tierra no acopla a tu fantasía, crea una nueva para nosotros.
Tus manos emanan el fuerte aroma de la arcilla primordial
y yo le ayudaré a tu ingenio a obrar
cámbiala sin mirar atrás,
cambia sus ríos, árboles, desiertos, misiles y bombas,
con tus propias manos la crearás.

Pero elige con cuidado sus escuelas, pájaros, jardines y sonrisas.
No temas a tu maestra de dibujo.
Ella se sorprenderá
y contenta te verá soplar tu mano
mientras ideas una fantasía para su pincel.

Lo que ahora te preocupa, es sólo cómo comenzar.
Despréndete de las angustias, suelta tus alas,
volarás como todas las mariposas
y échale el último vistazo a nuestras guerras.
Me verás luchando por tus ojos sostenidos en su sonrisa.
Carga todo el peso de la sangre en mi hombro
y espérame en la entrada al cuaderno de dibujo,
al principio de la siguiente página.

Dualidad

Para levantarse,
la tierra requiere mucho tiempo.
Duerme sobre mi herida.
Todo se despide involuntariamente.
(¿Por qué comienzo un poema retrocediendo?)
Hay dos hombres,
dos seres,
uno para la distancia,
el otro para la nada,
uno para todas las alegrías,
el otro para ser exterminado.
Vivo hasta el último grito.
A mi otra mitad,
tan semejante a mí,
la hago desaparecer.

Roma, 13/12/1999

Porque

>Porque las estatuas de Roma pueden verte,
callan pero respiran,
todas son refugio para los que quieran volver.
Porque el exilio es un dolor que aprieta el corazón.
Los que mueren,
mueren callados.
Porque las mujeres son un sueño intocable,
los hombres se contentan asomándose a sus puertas.
Porque la niñez es el sueño de los adultos,
la dejamos atrás entusiasmados por crecer,
sin embargo, luego la lloramos
para que vuelva.
Es por eso que
la muerte también nos puede robar de la felicidad
lo que nuestras manos logran reunir.

Roma, 28/8/1994

 

Capullo

1
¿De qué le sirve a una nación la ilusión?
¿Quién puede encender la pasión en su corazón?
Si le confía sus hijos a la distancia
estarán perdidos al bajar el sol.

2
Por la sombra de las ramas
que aún juntan sus colores
y se preocupan por sus cantos
te veo desvanecer como la lumbre,
caes en mi tormento como una punzante herida,
en tus lágrimas duermen alegrías
y se levanta el poniente a través de ti.

3
¿De qué sirve una rosa que perdió nuestra melancolía?
Todas aquellas rosas agotadas bajo el pie de una ola
que desaparece sin haber esperado nunca.
Pues ven, encanto,
titubeando entre el dulce pecho
y la herida de una nación,
y libérame de este capullo.

Roma, 21/8/2000

 

El orgullo elige sus vestidos

Al mártir Naji Alalí (1)

1
Me siento a reposar en mi cama
que se extiende de “Jafa” a “Cuba”,
y de Mandela a Guevara,
formando paciente una estrella en el universo de amor,
tan apasionado como yo,
parto desde el corazón temeroso hacia la densidad de las cosas.
Me quedo aquí a recibir a los mártires
que no necesitan un pase para visitarme
y que no se distinguen, excepto por la herida en su sonrisa
y por una suerte de sangre salvaje derribando el círculo universal
para moldear un juguete para un niño que por primera vez toca las cosas,
entran por la profundidad del mayor dolor del llanto.
Sin embargo, no hay que llorar por ellos,
comparten conmigo la taza de té cuando la mezclo con canciones.
Viene su coraje en mi voz.
Y por eso no me abandona este tenaz deseo de una lágrima en su poesía,
hasta que todos los alfabetos huyan al brillo de sus ojos,
ellos vuelven a mí
y admiran aquel rincón en mi gran celda de agua tan inmediato al desierto.
Esto es una mi invitación al rey de la compacta fantasía,
que venga – acompañado por una rosa y dos palomas –
a vivir conmigo en mi pequeña celda,
entonces el orgullo dejará de elegir sus vestidos.


2
Un rostro como un torrente,
exhaustas facciones,
ocupadas por el infierno de la tierra,
su pincel es una costumbre,
su dulzura está pospuesta
y no tiene tiempo de volver al campo de refugiados
entre el golpe del gatillo
y el trágico encuentro de su cara con el sol.
Su madre me dijo: llévatelo
y bébelo en tu leche matutina.
Cuán amargo eres, hijo mío, en la boca de mis enemigos.
Como si nunca hubieras abandonado mi tienda.
Los rostros rastreantes de tu pueblo te extrañan.
Visita tu patria en escuelas y piedras,
esto es un cuaderno que ha abierto sus páginas para ti.
Por lo tanto, entra.
La batalla comienza después de la primera hora de clase
y el sol de tu país ha abierto las alas para proteger
la repulsión de armas instintiva de lo ingenuo.
Tú, el poético y mágico “Naji”:
¡Qué feroces son tus lanzas, hombre!
Entretanto ellos ven cómo destruyes sus tropas,
de una sola pincelada
comprometida en la fogosa guerra,
y tu rostro alza la bandera de tiempos saludables.
Cuéntame: ¿Eres un rebelde?
¿O un profeta?


3
Sigo aquí para recibir a los sobrevivientes de las arcadas de las violentas olas
sobre los bancos del primer beso.
Aquí está el barco agresor
que jamás escapará para salvarse.
Toda la tierra emigrará allá para sobrevivir.
Jamás se entregará al huracán.
Viaja, si quieres, hacia el creador de tu salvajismo
y espérala.
Tu futura corona será forjada por la diáspora de los que amas,
son los que te alimentarán con su hambre
cuando cantes sobre la gloria de su pobreza.
Hijo mío,
ven a un irresistible amanecer en las heridas de la ensangrentada luna de “Shateela”,
y cuéntame, ¿has visto ya un amor como el mío?,
con esos ojos poseídos de convulsiones en la vertiente del amor.
Todos los pájaros apátridas lloran a sus rodillas cuando ella desangra cantos,
yo estoy aquí,
extendiendo en su arcilla,
de una ciudad a otra, en busca de un niño que infiltre lágrimas en mi humilde alegría,
hacia aquella pasión que nos elige los vestidos para el orgullo
en su próxima resurrección.

 

Tripoli, 23/8/1987

  1. Naji Alali, un gran artista, periodista, caricaturista palestino, asesinado por un desconocido en Londres el 22/7/1987.

 


Idris Tayeb Libia, 1952. Estudió Ciencias de Comunicación y Periodismo en Finlandia. Al regresar a su país, trabajó desde 1968 como periodista. En 1973 fue corresponsal de la prensa Libia en Suecia y Finlandia. Escribe poemas, ensayos, cuentos cortos y crítica de arte. De 1992 al 2000 residió en Roma como Agregado Cultura de la Embajada de Libia en Italia y se desempeñó durante cuatro años como Catedrático de Letras Árabes. También ha sido Agregado Cultural de la Embajada de Libia en Nueva Delhi, India. Sus poemas han sido traducidos al alemán, chino, español, inglés, italiano, finlandés, francés y sueco. Publicó cinco poemarios en árabe. Su antología personal más reciente se titula Fires of the sea, Tenderness of the desert, traducida al inglés por el autor y publicada en Nueva Delhi, 2003.

 

Última actualización: 08/02/2021