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Hussein Habasch, Kurdistán

Hussein Habasch en el 19º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Hussein Habasch
Traductor: Abdulhadi Sadoun

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 84-85. Julio de 2009.

A la espera de Jodo

 

Más para llegarte,
los más bellos de los perdidos,
perdieron el camino hacia ti.
Inventaron los espejos, de la dulzura de las fuentes
y crearon, para adorarte, una sombra.
Cayeron ante ti cual precioso regalo,
cubrieron sus sueños del sabor de la fe,
tampoco te encontraron.
Hicieron lo imposible…
Levantaron las pirámides más altas
para conectar la tierra con el cielo,
pero no moviste ni un dedo.
Gastaron sus vidas por ti
Sellaron sus caras por tu rostro
Mientras te están defendiendo ante la desesperación,
Te esperan más que nunca,
Y no ven una luz de ilusión.
No intentaste venir,
Pero ellos siguen esperándote,
dudan de vez en cuando
repitiendo en voz alta,
que quizás no eres nadie.
¿Quimera eres o una certeza?

 

¿Qué me importa cómo y dónde muera?

Pongo la cabeza sobre la roca del olvido
repitiendo, cual una estrofa de canción triste, lo siguiente:
Qué importa si muero pobre o más pobre de todos los pobres del mundo
mis niños comen manzana y mastican granos de granada
Y esto es lo que importa.

Qué me importa si muera, y luego me despierta para andarme solo en mi funeral
Qué importa sin nunca me despierta
Mis niños susurran con alegría, como dos amantes
Y esto es lo que importa.

Murió Sargun Bowles 1 enfermo en un hospital en Berlín, como si fuera un ángel ebrio que le gustaba pasear en el aliento de la muerte,
como si fuera, siempre, solo.
Murió Kamal Sabti en el sofá de su casa en Holanda, como un príncipe olvidado
Murió Aqil Ali en la acera, como si le crearon para ser el hidalgo de las calles.
Murió Mahmud Breikan por una cuchillada de un asesino ladrón, como si fuera un faro guiando los piratas al oro y dinero de  su bolsillo vacío.
Entonces qué importa si muero en un bar, discoteca, club nocturno o sobre los pechos de una prostituta ignorante en una taberna!
Mis niños comen patata frita con mayonesa
Y esto es lo que importa.

Qué importa si muera ahogado, quemado, asfixiado, machacado, sacrificado o suicidado como mi hermana Silvia Prat
Qué importa si muera fusilado en mi cumpleaños como mi hermano Dalshad Miroany, el ángel de Kurdistan mágico.
Qué me importa si muera de hambre, encarcelado, o rendido bajo las ruedas de un tren enredado  como Attila Yougef, gemela de mi alma.
Qué importa si muera acribillado a manos de los tiranos como mi hermano Lorca o ahorcado como mi amigo Hassan Mutlak, Dabada Bagdad.
Lo que importa que mi hijo está bien,
y yo siga escribiendo para el abandono, poemas pastoril, inspirado por la habilidad de  las camareras
y de las siluetas de las Lolitas que pasean delante del cristal del café.
Mis niños juegan,
mi hija peina el cabello de su Barbie
mi hijo conduce su mini bicicleta
y esto es lo que importa.

Qué importa si muera por una navajaza o una dosis de veneno como mi tío Sócrates
Qué importa si fuera en Atenas, Berlín, Beirut, Londres, Madrid, O la distinguida Washington,
las ciudades son iguales y la muerte es un perro corre los horizontes.  
Mis niños están detrás de un balón parecido a la tierra,
son estupendos
Y esto es lo que importa.

Qué importa si muera como mendigo, exiliado, herido o ebrio
Mordido por los colmillos de los amigos como todos los poetas
Lo que importa es que estoy escuchando a María Callas, mojando mi profundidad por su ronca voz.
Mis niños duermen inocentemente
Y esto es lo que importa.

Qué importa si muera mientras voy diciendo barbaridades o remando hacia la locura
O quizás como Cioran, mi amigo, voy tocando las noches y dejando mi destino en manos del frío y la majadería.
Mis niños sonríen en la cama, y sueñan en aves y mariposas
Y esto es lo que importa.

Qué importa si muera o no
Es igual
Mientras la muerte es la iluminación del alma
Y yo lo perdí hace tiempo en los bosques del olvido.

Qué importa entonces
Qué importa.

 

Ten paciencia con tu destierro

Ten cuidado con la muerte
Y no digas que bello es morirse
Y es más tierno que el destierro,
solamente el muerte sabe que es vil
Y deprimida, es su presencia.

Piensa en ti
Y da gracias a tus días de exilio
ya que su días sigan en marcha
Y su sol te resplandece.

! Ten paciencia con tu destierro!

 

Desilusión

No tengo patria para dibujar sobre sus paredes
en una tiza de la infancia: Que Viva.
No tengo patria que hay que aguantar cada mañana
tomando mi taza de café,
mientras me pule el sol.
No tengo patria, que me otorga su pulmón
y yo lo otorgo el mío
ser su ruido y a mi sea la voz
seré el travieso, el malévolo, el rebelde y el arduo
y será el sabio, el intuitivo, el piadoso y el gran corazón.
No tengo patria para escribir
sobre el cobre de una de sus casas:
bienvenidos amigos,
esta es la casa de Hussein Habasch.
No tengo patria donde me emborracho en sus tabernas
hasta el último aliento de la noche,
vagabundeando en sus caminos,
y que mi corazón sea su terreno,
me abriga y lo abrigo
le escucho y me escucha
como buenos amigos.
Pero no tengo patria…

 

Bethoveen y los kurdos

 

Le veo triste
cuando le observo,
es Bethoveen.

Los kurdos,
con sus pasos firmes
circulen en el centro de la ciudad
pero no curen la nostalgia.

Bethoveen llora.

Observo el Rein
divida la ciudad en dos bocados
lo veo triste.
-¿ Acaso llora el Eufrates
mientras está triste?

 

Fuente

La madre mama a su niño
sus senos son la fuente.
La mujer otorga su amor sin nada a cambio
su corazón es la fuente.
El pájaro vuela en el horizonte
sus alas son la fuente.
La pluma baila sobre el papel
su tinta es la fuente.
´´ La cabeza del poeta desploma
en el medio de la plaza,
es la fuente.´´

 

El uno mismo

Me dijo:
Tú y ella sois gemelos
Le dije:
No somos gemelos, ni nada
somos
el uno mismo.

 

 

Patria para ti

Miro las maderas
Y recuerdo los árboles
Miro las aves
Y recuerdo el volar
Miro el cielo
Y recuerdo la lluvia
Miro los trenes
Y recuero el viaje
Te miro
Y recuerdo los árboles
El vuelo
La lluvia
Y el viaje
Y luego te construyo
De las maderas, un lecho
De las aves, alas
Del cielo, una sabana
Y de los trenes
Una patria.

 

 

Como si fuera tú

 

Como si fueras una vela
yo tu cerilla
y te enciendo.

Como si fueras dos palomas
yo un serpiente
y muerdo los picos de tus pezones.

Como si fueras la cúpula de un palacio gigante,
 yo tu bandera
y ondeo por ti.

Como si fueras la inventora del azúcar
 yo el diabético por tu dulzura.

Como si fueras unos pendientes
en las orejas del viento
y yo el heredero de unos atletas
corro detrás del viento,
el viento.

Como si fueras la ligera del agua
y yo el río
acompañando la arena hacia ti.

 

Como si fueras fuego apagado
y yo tu llama..

 

Como si fueras tú
Como si fuera  tú .

 

Dos Amantes

 

Éramos dos
Solamente dos
Cruzamos el umbral
De nuestra vieja ciudad...
Uno se llamaba ( Gimshid)
Y el otro era (Memm) 2
Uno buscaba
Casa,
Patria
Y jardín.
El otro busca
Una mujer,
Labios
y tantos besos.

Pero la ciudad nos echa
No echa
Con su azote de balas.
allí lejos,
       bastante lejos.

 

Abrazo

Tú eres el árbol y yo el hacha
Tú el sol y yo la luna
Tú el jardín y yo el vagabundo
¿Porqué no vienes?
¿Porqué no nos conciliamos?

Yo soy el árbol y tú el hacha
Yo el sol y tú la luna
Yo el jardín y tú la vagabunda
¿Porqué no voy a ti?
¿Porqué no nos abrazamos?

 

 

La escalera de la vida

 

Aquellos que sus palabras sin narices
Y sus cabezas sin agujeros,
Aquellos que sus dientes se muerden
Todo,
Excepto sus torpes lenguas
Aquellos que sus barbillas se mueven
Como el péndulo
De la mañana hasta el amanecer,
Aquellos que se caen
En la trampa
Y se comunican
Por gestos o hombros,
Aquellos...
Que solamente disfrutan
Sobre las escaleras de la vida.

Este nombre como los demás mencionados en este poema, son poetas iraquíes, árabes y occidentales conocidos.
Dos personajes míticos de una epopeya kurda.


Fotografía: Natalia Rendón

Hussein Habasch  poeta Kurdo de Siria, nace en la aldea  Shaij al- Hadid, en IFAIN, en 1970. A mediados de los noventa, emigra a Alemania donde reside hoy en Bonn. Escribe en Kurdo (su lengua natal) y el árabe, otra lengua adquirida. Su nombre aparece a menudo en las antologías de su generación dentro y fuera del país. Sus poemas han sido llevados a más de un idioma, entre ellos, inglés, alemán, castellano y  persa. De 2000 a 2001 dirigió Avesta, una revista de creación literaria. Ejerce el periodismo en medios de comunicaciones alemanes y árabes. Hasta la fecha, además de dos poemarios manuscritos en árabe y kurdo, publicó los libros de poesía: Ahogar en las rosas, 2002; Huir a través del río Evros, 2004; Elevado como el deseo y apetecible como la cintura de una gacela, 2007; Delirios a Salim Barakat, 2009; Ángel volador, 2013; No Pasarán, 2016; Árboles borrachos, 2017; Dos árboles, 2017; Tiempos de guerra, 2017; La fiebre del membrillo, 2019. Paz para Afrín, paz para Kurdistán, Antología Poética Internacional en inglés y en español, 2019; La nieve roja, 2019.

“A la vez que aprender el kurdo, la lengua de mis padres, estuve obligado a aprender una lengua que no entendía nada de nada. Así que aprendí de niño que nuestras cosas (las de nosotros los kurdos), en algunos países, uno de ellos Siria, mi país natal, no deben salir a la luz, y pedir el derecho a acercarte a tu cultura y tu lengua. Prohibido, la primera palabra sellada en mi mente de niño. Desde entonces no sé nada más que el árabe, una lengua que intenté ser mejor escritor en ella que los mismos árabes. Hoy en día escribo en kurdo también, la lengua que me prohibieron aprenderla en mi país; el exilio y mi nueva tierra germana, me ayudaron a recuperarla. ¿Pero este exilio, este destierro, por qué? Pensé como lo pienso ahora, que sin esta otra tierra que me ha acogido en sus entrañas, hubiera sido encarcelado o suicida, o simplemente muerto de una bala, de hambre o de tristeza. No se puede estar en un país donde todo lo bueno es nulo, sistemas feroces en contra de la belleza, la libertad y los derechos humanos. El destierro es cruel, pero tu país natal es más aún, si no puedes respirar un aire puro, y si no puedes expresarte libremente. En la literatura, y sobre todo en la poesía, me atrae su habitación de horno, donde nada sale de su profundidad sin que lo toque la mano de la locura, la fantasía… No soy hijo de la frialdad, mi poesía es ajena a la neutralidad. Escribo poesía para huir de mí mismo, para maquillar mis sueños y para llegar con mi locura al nivel del milagro.”

Última actualización: 27/12/2021