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Mohammed Bennis, Marruecos

Mohammed Bennis en el 20° Festival Internacional de Poesía de Medellín
Memoria Fotográfica del Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Mohammed Bennis
Traductor: Mohammed DHAHIRI y Bernd DIETZ / Federico Arbós

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 86-87. Julio de 2010.

 

ENTRE EL SILENCIO Y EL SOL

1.
He posado otra vez mi mano sobre ti,
con mis propias pestañas te he rozado,
y desde mi silencio
vuelvo a ti, extático, con mis amigos,
abro tu puerta más alta,
sediento de escrutar
el temblor de los alientos que acceden al silencio.

2.
Mi vista se detiene en un destello:
ante mi dos estrellas
ya cercanas
al alba,
un alminar que torna eterno el viento,
una luz
que hace más ancha una ventana,
el eco de los pasos invisibles que tu país relego.

3.
Estuco y azulejo nos devuelven
la geometría de la palabra, en epígrafes que como espectros se diluyen.
La aurora de estas esculturas
me sumerge en la abundancia del estanque
y siembra su flauta
misterio
tras misterio
sin palabras,
espejo de lo imposible nada más.

4.
Hermano en la muerte
estás aquí.
La mariposa de los desiertos ha esparcido tu faz.
Es nuestra noche.
Seguiremos el arco de los Merinies,
enamorados de los elogios al sol andalusí.
i Aclamemos a Averroes,
Que recrea por doquier el polvo disperso de las ánimas.

Tenemos un patio, y agua,
y una elegía que cuelga en la pared de la habitación,
en una tela que embriaga a los extraños.

5.
La luz está ya a punto de tocar mi frente.
Busco el tintero en algún rincón lejano
y en las entradas de las palabras escucho mi temblor
que va y viene.
Mi primer fuego,
reverberos de felicidad venidos de lo ignoto, mi dice:
descansa sobre mi pecho.
Grafías esplendentes
giran sobre si.
A lo largo de la aurora, la clemencia de las formas comienza a dar vueltas.

            Traducción de Mohammed DHAHIRI y Bernd DIETZ

 

EL CAMINO DE JERUSALÉN

 

1.
No tengo más camino hasta Jerusalén que polvo de palabras.
El cielo tiene sus caminos.
Aquellos que encontré
son seres
cuyos rostros jamás serán aquí.

2.
Salam al Maestro, inmerso en sus vueltas
cercano al silencio
Heme aquí,
un temblor repetido,
un lenguaje a duras penas creado de la nada,
que después se disipa.

3.
He visto ese camino en la página
de un libro,
he visitado los himnos precedentes de Qurtuba
atravesando Fez.
¿En qué vías de ascensión se recibe a los que llegan?
¿Y qué mano dejó el fuego
al pasar
de puerta a puerta?

4.
¿Acaso en necesario que los pasos entones elegías o epopeyas?
Los ecos se entrecruzan,
Me acoge la inquietud de los senderos.
Yo soy
de aquí.
Y mi mano se acera para verte.

5.
Las aves me recuerdan al que emigra.
El sol de los sentidos,
al caer sobre el batir de las alas,
es como si avivara los rescoldos.
Y un viento
que me entrega al invierno.
Entonces,
¿quién ha de confiarme el camino?
¿Y quién se dolerá en una mañana naciente?

6.
Un camino sobre cuyas piedras he escuchado
todos las lenguas
repitiendo
por las tardes: ¿qué hay de mi destino?
Me secuestra
una ola de rostros
y se pierde
Ante mi, una espiga y un cuerpo,
senderos que estallan en un grito,
un cuerpo
que acaso no cabe en el cuerpo.

7.
He ido de la Jerusalén de Dios a la Jerusalén herida.
Tus arcos elevo hasta lo alto,
pues voy a ti de un mundo muy corriente
y estoy ya tan exhausto,
que sólo me trasladan estos
una noche,
las estrellas Mar Muerto,
un silencio que persigo
y pastores al borde de la muerte.

No hay más vencedora que tú,
Con tus latidos yo me asomo a ti.

            Traducción de Mohammed DHAHIRI y Bernd DIETZ

 

PÁJARO BLANCO

Un aliento gotea.
Hasta la densidad se torna dulce.
Cada pared ensancha su apertura

Y abraza la llamada.

La altura permanece.
Hay fuentes abrazando el viento de los campos.

De Siete pájaros

Traducción de Mohammed DHAHIRI y Bernd DIETZ

 

PÁJARO ROJO

Tal vez cruzó de noche el rio.
El camino tal vez le enseñó las diversas altitudes.

Pienso en secreto de su color rojo
y me olvido del cielo
que lo acoge

allá.

         De Siete pájaros           
           Traducción de Mohammed DHAHIRI
y Bernd DIETZ

 

PÁJARO VERDE

Ante mí, plumas que duermen,
Plumas que con su fuego distante me fulminan,
plumas sin cuerpo que se doblan
y se unen
en un punto

Entre nosotros, el batir de las palabras.

         De Siete pájaros
            Traducción de Mohammed DHAHIRI y Bernd DIETZ

 

PÁJARO AZUL

De noche, de tan ebrio, por poco no vuelve.
Prefiere seguir el viaje
que no es viaje.

Permanece
el reflejo de la luz
en un estanque lleno

          De Siete pájaros
            Traducción de Mohammed DHAHIRI y Bernd DIETZ

 

EL MIRLO

Todo quiere parecerse a él:
el agua de las jarras,
las palabras al nacer,
Las caravanas cuando cruzan las fronteras,
La joven antes de que la moje el rocío.

Pero el mirlo
sólo quiere parecerse
a sí mismo.

Permanece en las ramas de la dicha.

          De Siete pájaros
            Traducción de Mohammed DHAHIRI y Bernd DIETZ

 

PÁJARO AMARILLO

Esa ventana sigue abierta para él, no cesa de encararse con ella. Venía del silencio. Sin coger ni un grano emprende el vuelo. Así fue ayer, y así será su mañana Cuando rompa la aurora.

         De Siete pájaros
            Traducción de Mohammed DHAHIRI y Bernd DIETZ

 

PÁJARO SIN COLOR

Gorjea en una noche de secreto, extático,
levanta el vuelo
y llega adonde se confunden la luz y el batir de las alas
Sorprende un aire
al visitante alado que repite los reflejos.
Lo diviso a los lejos, tan cambiante.

Levanta el vuelo,
para que yo no vea
más que aquel que a ningún otro lejano se parece.

         De Siete pájaros
            Traducción de Mohammed DHAHIRI y Bernd DIETZ

 

RETORNO

Hay piedras que huyen conmigo
hacia colinas sin verdor,
colinas que destierran lo verde.

Las oigo dentro de mi sueño
Llevando algo de mí,
gimiendo.

Aquí, cuando era niño, escogía
una piedra
y, no sé cómo,
dejaba que mi mano acariciara
su lisa superficie

Estas piedras
vuelven hoy a mí
y me golpean
con el volumen del verdor
o el destello
del agua.

           De Tuyas son las piedras
           
Traducción de Federico Arbós

 

 

AMALGAMA

Entre las piedras
he visitado palabras que escrutaban
su secreto.

Reptaban,
resonaban,
se rompían poco a poco
en el vientre
de la oscuridad.
Sonidos que mezclaban
eco y canciones
en el fondo de una cueva:
se dibujó en mi alma
la ilusión de una ventana
donde una mujer se asomaba resuelta
a contemplar el sol jugando entre sus dedos

Piedras
animadas por la desnudez
de la risa.

         De Tuyas son las piedras
        
Traducción de Federico Arbós

 

RECORDATORIO

Apenas brota el agua
por las grietas de la tierra,
el aleteo de los pájaros parece más claro
que el mismo murmullo del agua.

Puedes tender tus manos para alcanzar,
una a una, las piedras.
La sombra de las palmeras es agua
mineral, brisa
envuelta en calor que alumbra
y narra una historia:
esta tierra de la infancia.
Las piedras se vuelven más pequeñas
cada vez que aceras tus manos
a la corriente del agua: azul y verde
traslúcidos, junto a las piedras.

Estás a punto de creer en el retorno
de la música azul del agua
que se abre paso a través del alba.
Luego reúnes las piedras en un silencio
que me recuerda mi sombra gemela.

          De Tuyas son las piedras
       
Traducción de Federico Arbós

 

 

RESTOS

Cuerpo que avanza entre los restos del campamento abandonado:
siento ese olor que viene de los fuegos
prendidos en los puntos cardinales del vacío
Acompaño a las piedras antes de que se alejen
las palabras
en esas caravanas del sur,
cuando el sol guía a los viajeros
para que se encuentren bajo el techo
de una enramada.

Piedras de un reino que se derrumba:
quizá
un escalofrío recorra mis manos,
mientras persigo lentamente unas huellas
que se borran

Hay piedras que multiplican
la oscuridad del muro.
¿Eres guía que señala el camino
de las caravanas
o tu clamor se apacigua
y tu deseo desaparece entre las arenas
como otra mano
en mi mano?

       De Tuyas son las piedras
         
Traducción de Federico Arbós

 

 

VOZ

Detente ahora
que estás al pie de la ladera.
Detente.

Eliges piedras que se rompen
en esquirlas
desde lo alto
y bajan cantando
al agua

Tómame para sentir la suave piel
de tus dedos,
regálame tu descuido
y aspírame,
porque soy el perfume que hasta a ti llega
de una patria desconocida
De una voz surgen voces
que se propagan
como ciruelos y manzanos que te abrazan.

Desde abajo
la voz de las piedras se cierne
sobre las voces del volcán.

         De Tuyas son las piedras
          
Traducción de Federico Arbós

 

INTERIOR

 

Lo que hoy entre los guijarros,
sobre los guijarros, respira.
Camino que mi mano señala,
pero no sabría alcanzar
aunque tuviera un mapa adherido a mi piel
y en mis hombros reposara.

Los guijarros caen poco a poco
en mi interior
gota,
a gota.
No se disolverá piedra alguna,
por pequeña que sea:
aquí sus hermanas dibujan
lentamente sus bordes
y desaparecen los espacios abiertos de la vista.
Envenena este guijarro, si quieres.
¿Cómo podría medir su movimiento
el ojo enfermo?
Tu mirada en los guijarros descansa.

             De Tuyas son las piedras
            
Traducción de Federico Arbós

 

FUEGO

Tienen su distancia las arenas.
La distancia es un mar
que acoge alas que llegan de la altura leve,
como este lugar
en sus piedras.

Pero me tiende su mano
el encuentro entre la piedra y la mirada.
Las había contado, mas olvidé
que no me parezco a ellas,
que ellas
ignoran la arrogancia del yo.

Examino el volumen de las piedras,
canto, tarareo algún aire
improvisado.
¿Son islas?
¿Están alegres porque desde la cubierta del barco
han avistado de nuevo sus hogares?
¿Es la sombra en las riberas de la fábula?

Pero yo no percibo en ti
sino el fuego
de tu noche,
El alma del deseo.

           De Tuyas son las piedras
           
Traducción de Federico Arbós

 

VENENO

Se hicieron cal las arenas
en la extensión de las olas.
El sol, prólogo de los aromas.
Embriagada,
juega el agua con las puntas del aire.

No saben los pasos
dónde te llevarán las piedras,
por las regiones de un astro
aún desconocido. ¿Cómo
bajar aquí?
Montículos que propagan su negrura
como pensamientos
o agua que muda de ropa
de vez
en cuando.
Tu cuerpo es un salto en el silencio.
Inclinado. Manchas que se esparcen.
Algas.
Tus pies se aventuran por los límites de una memoria
confusa y algo en ti arde.
La belleza escupe su veneno.
Nunca
desgarrarán tu cuerpo
las piedras.

             De Tuyas son las piedras
             
Traducción de Federico Arbós

 

DESCIENDO

Tras uno o dos pasos (tal vez una parasanga pues me pierdo en cuestión de medidas exactas) saludé el arbusto del qat raro verso con el que se estremeció mi cuerpo

Traducción del árabe, Luis Miguel Cañada

 

DESCIENDO

Ya nada recuerdo salvo la pureza cuyo destello casi me ciega Andares temblorosos que oía procedentes de una cavidad subterránea que en la imaginación tuve por mis pasos Ese algo resultó ser el vapor sometido a la atracción de vibraciones vertiginosas que no eran palabras ni no-palabras

Traducción del árabe, Luis Miguel Cañada

 

DESCIENDO

Los miembros destrozados Es el dolor me dije pero no fue suficiente Es un montón de pánico me dije Y sin embargo en apenas un instante me fue dado comprender que el poema era la guía que su rostro estaba inacabado y que sería la dama de la llamada tras unas cuantas parasangas Al cabo fui sólo dudas Sin respuestas que el poema pudiera engrandecer Allí estaba el dolor pero más intenso aún era el placer

Traducción del árabe, Luis Miguel Cañada

 

DESCIENDO

elevando mi aliento hacia lo más alto de cada exhalación Ése es el lugar de la escritura Noche sobre noche Por más que hayas imaginado por más que hayas reencontrado tu mano hasta hoy perdida entre dos esquirlas El descenso me conquista Acaso has guardado silencio Acaso has gritado socorro No encontrarás aquí más que partículas que en ti comienzan y en ti se disipan Algo se parece a un comienzo Y tuya es la llamada

Traducción del árabe, Luis Miguel Cañada

 

DESCIENDO

por la sangre misma y para los funerales ellos llegan Cada poeta tiene su laberinto Como si el río fuera una palabra alumbradora Le grité Extiéndete Y ni se encogió alrededor de los demás ni de mí Sentí un desierto en la garganta En cada una de mis letras había un ruido metálico cuyo techo era de lágrimas Y este río se extiende por lo desconocido

Traducción del árabe, Luis Miguel Cañada

 

Oda al jardín del agua

El agua inaugura el espacio
El agua es alma libre que te llega de lo más cercano y oscuro
Escucha el agua

que atraviesas esta puerta

Primer paso
es el amor
Todos los pasos siguientes
escalan la memoria saludando a los que cruzan
Nadie es forastero aquí
Hermanos somos todos
venidos para celebrar la pureza del agua

Oh soberana
que velas la pureza
No olvides
que entre tus manos el alma florece
merced al agua
que corre hacia el infinito

Nada te separa de esta brisa
Nada
de este silencio

Que yo toque una planta
es como
que
yo toque la estrella
Una
es nuestra naturaleza
Aquí escucho las entrañas que escanden

  Escribo el saludo
  Escribo el silencio

Si yo hubiera estado aquí una vez
por siempre aquí estaría
Los techos no son menos altos que el cielo
Las ramas no son más lentas que el ala de una paloma torcaz
La escalera que
lleva a mi habitación
conduce también al teatro de las palabras

Escruta esta luz
que de la piedra brota
Los rincones del jardín
los más alejados
unos a otros se acercan
La corriente del agua los empuja
bajo
la paz de la fuente solitaria

Lenta la sombra avanza
transportando nuestros pasos
hacia aquello que del todo ignoramos
Libérate de la satisfacción final
Hiciste promesa de seguir la senda
entre un alma y otra alma
Y los que regresan ya no recuerdan quién eres

Habito la estancia del silencio
como una sonrisa velada
Los destellos de luz reproducen
flores que jamás serán semejantes
A cada instante el jardín acoge los primeros soplos
A cada paso
comienza
la danza

El-Ándalus no es una palabra
Mira

  Colores de música
  Huellas
  de amantes

No busques otro lugar
aquí

  el Ándalus del agua
  es tu Ándalus

El jardín de los desiertos
da cobijo
a mis amigos extraviados
uno
tras otro
Ellos aquí
intercambian las copas de vino
No se cansan

Las noches se derraman
por laderas que serpentean hacia los valles del silencio
Mas los amigos aquí se congregan
noche
tras noche
Jardín

         Desierto22-23/7/98

 

Ceguera

Esta tinta me eleva tan alto como mi aliento
me eleva triunfante
hasta
el espacio en que mi mirada solícita
Se eleva
hasta brotar dentro de mí
la fiebre inconsciente
Cerrojos echados
días de alheña
y moradas en noches de baile
que llevan
a noches de baile
La palmera entonces cerca de unos pasos
que han olvidado a su señor
y su voluntad
bajo el silencio de pronto
un chirrido
el círculo de lacre se derrite
y de la mancha despiertan
mariposas
y pájaros que en su huida
me conducen
a la ceguera

Deseo

Si ahora yo tuviera lo que no tengo
una lengua
que retirase el velo del aire
un paso
cuyo golpe resonara inveterado
y a mí regresara
soportando
la base del cielo
un ámbito
donde sereno aguardar el estallido
del pulso
entre
el derrumbar de cúpulas
y el exordio que heredan los poetas
Si ahora
yo tuviera
lo que no tengo
alcanzaría al fin un trono
mío
de polvo de la noche construido

Traducciones de Luis Miguel Cañada


Mohammed Bennis nació en Fez, Marruecos, en 1950. Poeta, traductor, ensayista, profesor universitario y editor. Fue cofundador y presidente de la Casa de Poesía de Marruecos. Obra poética: Anti-Words, 1969; On Opression and Joy, 1972; Eternally Incandescent Face, 1974; Toward your vertical Voice, 1980; The Monsoons of the East, 1985; The Leaf of Splendour, 1988; The Book of Love, 1992; The Gift of the Void, 1993; The Pagan Place, 1996; River Among the Mournful, 2000; Wine, 2003; There You Stay, 2007. Ha recibido, entre otros reconocimientos: Chevalier des arts et des lettres, Francia, 2003; The Italian Prize of Calopezzati of Mediterranean Literature, 2006; The Italian Ferronia Prize of International Literature, 2007; Al Oweis (Dubai) por su obra poética, 2007. Miembro honorario de la Asociación Internacional del Haikú.

Última actualización: 07/03/2022