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Elena Medel, España

Raquel Lanseros, Elena Medel, Orlando Gallo, Rati Saxena, Banya Natsuishi
Fotografía de Natalia Rendon 21º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Elena Medel

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 88-89. Julio de 2011.

 

(De Vacaciones)

SALÓN DE PASOS PERDIDOS

 

La tecnología carece de autoestima:
hierve con las preguntas,
le inquietan las señales
un par de ventanas más al norte.

Igual tu nombre, que borra las vocales
y no impide el divorcio de nuestras maletas.
Una estación, aperitivo, cinco días.

Con las muñecas rotas te estoy diciendo adiós.

 

 

(De Mi primer bikini)

EL SECRETO DE HEIDI - Luna llena

 

 

Cosas románticas como pintarse el mentón color troncodeárbol
cuando pase el tiempo, mucho tiempo — un mes— ,
y Heidi y yo nos perdamos alrededor suya.
Cuando cada otoño las sílabas de café
delinean las cuatro esquinas de este mapa,
yerran su coreografía las tazas del palacio encantado.
Entonces se desangra la porcelana rica de los vagabundos.
Y qué niña tan buena soy, porque
incluso descalza auxilio al príncipe eslavo.
Pero cuidado, porque todo mi tesoro será negro carbón
al atenuarse la constelación anaranjada de mi rostro.
Qué será de mí. Vendas de color violeta que hagan daño
para quienes marcan su territorio a golpe de talón;
por favor, los tacones más altos y punzantes
para quienes reposan con el tobillo entre las nalgas.
Heidi tiene hambre y me pide lamentarse con espadas,
donde paralelo y perpendicular fluyan dos y rían uno.
No sé decirle. Pienso en escribir versos que duelan,
que te rompan porque no deben decirse — pétrea la placenta— ,
que hagan espuma cada octubre,
parásitos para quien me desprecia.
Si tienes hambre recuerda que la tierra no está quieta,
Heidi, que los mausoleos se rompen y de todos sale tu abuelo,
que nos pide el fuego que arde en la garganta
para encender un pitillo. Si tienes sed, toma y bebe,
llevaba la palabra luna colgada en mi ombligo,
azul es la nuez de cada eunuco, azul es el cielo de mi boca,
que se licua para que Heidi cace mariposas en noviembre,
para que se unte con merengue y recorran las abejas su túnel.

 

 

EL SECRETO DE HEIDI - Luna creciente

 

Cuando estoy sentada en el borde de la ventana,
mis uñas son el átomo principal de las estrellas:
hoy, por ejemplo, he alcanzado por fin la palabra luna
en la frase viento que araña. Me la pongo en el ombligo.
Escribo otro nombre que no es el mío
con la punta de los dedos de los pies,
removiendo con cuchara las vísceras del vértigo.
Mirando el cielo en una noche de verano,
los cuerpos celestes son miguitas de pan
que los héroes arrastran para no olvidar volver a casa.
Y me digo que quizá la Heidi que los dioses veneran
es la misma que duerme en la copa del árbol
que yo derribo, que bombardeo con las migas de pan
— escupitajos que se engarzan en desiertos embetunados—
que recojo cuando todos me dejan sola.

Tremendamente sola, hilando Biodramina
en la punta de los dardos que arrojo
a los que se revuelven dentro de mi estómago.
Qué agradable es beberse la cuenca de los ojos,
armarse la boca de septiembre a mediodía.

 

 

EL SECRETO DE HEIDI - Luna menguante

 

Y si alguna vez me preguntan quién es Heidi, respondo:
manzana es una extraña forma del invierno.
Su acidez, el escalofrío de saberse en el camino acertado;
su aspereza, el beso envenenando de todas las leyendas.
Quien quería saber esto se asemejaba a esos sastres
que muestran todos los versos que riman
cogidos con alfiler a su traje carísimo.
Dime alguna metáfora bonita , hurgaba en mis calcetines.
Muerte. Eso no es una metáfora. ¿No? Dime algo más hermoso.
Una sola palabra no rima con nada. ¡Herejía!
Se fue con sus versos, todos iguales, como la ropa de Heidi.
Aquí dejó sus dientes. Al verlos supe que soy
todas esas veces en que mi espalda era un tobogán
y alguien se deslizó por ella sin pagar:
soy la pegatina que no viene con ningún chicle.
Chicles que saben a fresa como los lóbulos de Heidi.
Heidi afila cuchillos para cortar la tarta,
deseando mancharse con la palabra chocolate.
Después, uno a uno, los soldados le chuparán
la barbilla cuando sea febrero, por ejemplo.
Cuando se derrita la tarta que hice en casa.
Entonces la palabra luna se me zambullía en el ombligo.

Tremendamente sola, hilando Biodramina
en la punta de los dardos que arrojo
a los que se revuelven dentro de mi estómago.
Qué agradable es beberse la cuenca de los ojos,
armarse la boca de septiembre a mediodía.

 

 

EL SECRETO DE HEIDI - Luna nueva

 

Según Heidi, no soy lo que todos suponen que debo ser.

Elena Medel: “A mí la poesía me explica el mundo y me cura las heridas


Elena Medel (Córdoba, 1985), escritora española, dedicada especialmente al campo de la poesía. A los 16 años ganó el premio Andalucía Joven concedido por el Instituto Andaluz de la Juventud con su primer poemario Mi primer bikini (DVD, 2002). Posteriormente publicó Vacaciones (2004) y Tara (2006) y el cuaderno Un Soplo En El Corazón (2007). Sus poemas han sido traducidos a varios idiomas. Es articulista en la edición madrileña de El País, y ejerce la crítica literaria en medios impresos y digitales. Su obra aparece en diversos recuentos y antologías de la poesía reciente. Es una de las voces jóvenes de la poesía española. Forma parte del equipo coordinador de La Bella Varsovia centrado en la difusión de la cultura y promoción de jóvenes creadores. En torno a su poesía se comenta en el blog La poesía está viva lo siguiente: “La obra de Elena Medel la podemos considerar como un descripción de los diferentes estados por lo que pasó la autora durante toda su vida, como por ejemplo Mi primer bikini, que relata su experiencia del paso a la madurez. Podremos poner como una excepción el poema Irene Némirovsky, en el cual no trata de ella misma sino de los sentimientos de tristeza de una mujer que sufrió en un campo de concentración, pero en sí su obra podemos considerarla como una obra en la que la autora escribe los diferentes sentimientos de su vida, centrándose sobre todo en los problemas de la vida cotidiana y la superación de ellos”.

Última actualización: 11/01/2022