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Ana Milena Puerta (Colombia)

Ana Milena Puerta en el 21° Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Ana Milena Puerta

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 88-89. Julio de 2011.

 

EL GRAN DESEO


Voy a violar el mar
y con mi vela a contrapelo
le rasgaré la arena
para dejar mi huella
de amazona loca
en cada concha.
Frenética
navegaré en sus olas
arañando crestas de espuma
y sorbiendo hileras de algas
hasta saciarme
y envuelta de brisa
tenderme en la playa.

 

JACULATORIA


Todo lo que tengo
es perdible.
En vos confío.

 

DE LOS NAVEGANTES I


Húmeda,
intacta,
labial,
te recibo.
Acúñame
- esculpe tu marca -
pero no te quedes.
Que exista la posibilidad
de otro encallamiento.

 

POEMA DE AMOR


Este es un poema de amor
para un almendro
que quiere ir de cabeza
por mi ventana
y recordarme
la infancia de patios con almendros
y caracoles de tierra
donde una niña degollaba hormigas
atraídas por el azúcar
de sus manos.
Este almendro salado
- que mira al mar reconoce
los ojitos asesinos
de una infancia verde
que ahora
tengo instalada en el sol
abrazador de sus hojas.
Como si de esos días
solamente nos separara
media hora.

 

ORTOGRAFÍA DEL AGUA


Las piedras
modulan
el lenguaje
del río.

 

METAMORFOSIS II


De pronto un estallido
y mi cometa a pique
sobre el prado.
Ha terminado la infancia.

 

ORACIÓN DE LOS INSACIABLES


Recuerdo haber dicho
que detesto los rompecabezas,
el tiempo que muere
mientras se arman,
y una vez concluidos
mirarlos
-tristemente-
como quien sabe que sus días
se escapan por una ventana
y no puede detenerlos.
Por eso pido
que la vida me llegue completa
que se me vierta el mundo,
que la luz me acose,
que tenga las manos tan llenas
y que su peso sea tan grande
que no pueda soportarlo.
Amén.

 

ALIMENTO


El abrazo solar
que bebo de esta naranja
la luz líquida de su pulpa
y esa sensación de morder un astro,
me retornan
a la condición de guerrera
solamente vencida
por su propio miedo
por su propia espada.

 

NOTICIAS DEL FRENTE


Dijeron que era de Bazora
o de Mapiripan,
que cayó en el combate
de manera accidental.
Tenía hijos y un perro
sembró flores
cantó a sus niños en las noches
y planchó miles de veces las camisas;
hizo de la pobreza su estación,
con la miseria sonrisas
y panes tiernos en las mañanas.
Dijeron que era del Chocó
o de Bagdad
que todo fue un error militar.
Pero no lograron engañarnos:
Esa mujer tendida en su sangre
somos nosotros y no población civil
como dicen que se llamaba
como nos quieren nombrar
para sepultarnos en una cifra
en un indicador
de sus derrotas.

 

MEMORIAS EN EL CUERPO


I
Por su rostro
se cruzaron las balas
y una nueva geografía
compite con los ojos,
es su memoria escrita
en el cuerpo,
intaglio de la guerra,
código de sangre e indolencia.

II
Ahora dice
que siempre es de noche
y tiene miedo,
ahora, cuando no se atreve
siquiera a mirarse el rostro
a no reconocerse.

 

TERRITORIO III


Y si la sangre
siguiera siendo sangre
después de derramada;
mi país sería rojo.

 

CUERPO DE ESCAPE


Todos los lugares
que busco
para escapar del amor
y el deseo,
para desistir de mi fe
en el sudor,
para gritar que no pertenezco
a los seguidores de la piel,
todos,
están en tu cuerpo.

 

HOY SON, NECESARIAMENTE...

 

Hoy he dicho que los ojos no son, necesariamente,
el espejo del alma;
que el sol tampoco es; sin duda alguna,
el astro rey, el dios sol,
y mucho menos prodiga en las tardes
reflejos dorados;
que los labios no son sensuales,
ni rosas encarnadas, ni carne viva,
ni nada.
Estoy protegiendo al mar
para que no se vuelva una azul lejanía,
ni un agua infinita
ni la tinta de Venus,
sino que siga siendo mar.

Para que lo sepan:
también voy a proteger el sol, los ojos
y los labios
de todos aquellos abusos.

 


Ana Milena Puerta  nació en Cali, Colombia, en 1961. Estudió Comunicación Social en la Universidad del Valle, Publicidad en la Academia de Dibujo Profesional y Postgrado de Gerencia para las Artes, en el Instituto Departamental de Bellas Artes. Ha publicado, Acto de Palabras, 1986; A Contrapelo, 1994 y Galaxia triste, 1995-2001 (2002). Premio de Poesía Carlos Castro Saavedra, 1992. Álvaro Burgos, en el prólogo de A contrapelo, escribió: «Con la lectura de sus palabras apretadas y ahora de breve hondura conceptuosa, todos los reyes antiguos necesitados de consolaciones, quedamos un instante presos en su magia».

Última actualización: 05/11/2021