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Atala Uriana, Nación Wayuu, República Bolivariana de Venezuela

22º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía de Sara Marín

Por: Atala Uriana

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 91-92. Junio de 2012.

 

 

Visitante

 

Allí estabas
presente en la cita
con un mundo viviente,
impregnado del azote
de siglos amontonados.
Respondías al encuentro inexorable
de una tierra húmeda de sol.
Joutai* te mecía en media luna
con resplandores de arco iris,
eras arrullado por Palaa**
y alumbrado por estrellas.
Palaa con sonorosa voz,
te hablaba, te cantaba,
no sé si lo escuchabas
no sé si lo entendías,
cuando te decía que sus opacos ojos
seguían figuras óseas,
deslizarse entre quejumbrosos cujíes.
Eran los Seyuu*** de los ancestros
que en ciertos momentos fugaces
te rodeaban con escrutadoras miradas.

* viento
** mar
*** espíritu bueno

Gemelos


Hombre luna dibuja puntos luminosos
en la barriga del cielo,
pensando en la majayura
que vio en el humo de su tabaco.

Ojos hermosos como las aguas Ayajui,
sus dedos ligeros
como arañas tejiendo.

Alaulieta ¡mírame!
Regálame la claridad
de tu vientre vacío
y tus redondas piernas de barro.

No quiero seguir dibujando
los puntos luminosos
en la barriga del cielo,
sólo quiero dibujar dos puntos
en la claridad
de tu vientre vacío.
 

Historia


Makuanta la abuela grita
¡Rápido, corran niñas!
Saquen las alanías, los gorros,
las maracas,
las ramas secas de olivo y albahaca,
los tabacos y los nudos de colores.

Corran conmigo alrededor de la casa,
Echemos muuuuucha arena,
muuuucha por entre las piernas,
koo, koo, koo.

Váyanse espíritus malvados,
váyanse, este es mi mundo.
la abuela soñó amaneciendo,
va a pasar pronto,
está amaneciendo.

Soñó con un caballo y en su lomo una cruz.

¡Váyanse espíritus malignos,
váyanse, este es mi mar y mi cielo!
Llegó la cruz y se quedó
golpeando maracas,
ramas secas,
alanías y nudos de colores.

Rostro Wayuu


Miles de rostros se entrecruzan
entre ocres y carmelitas
entre pieles tersas y marchitas

Carita de tierra
que huyes del sol
y te ofreces cual sedienta flor
al hermoso hombre luna.
Quién te deja escurrir su fresca palabra
entre el rumor de tiernos cujíes
hijos del amanecer.

Lagarto


Cual soplo divino
en tu cuerpo verde agua,
te inflas de amor
ante el apetecido olor
de la floreciente vida.

Hermano lagarto
heraldo del invierno,
y del padre creador.
¿Cuándo volverás con el mensaje de amor?

 


Fotografía Nidia NaranjoAtala Uriana  Nació en Maracaibo en 1950. Es una poeta y ensayista, que ha luchado denodadamente como activista social y étnica. Presidente del MOPIVE (Movimiento de los Pueblos Indígenas de Venezuela) y exministra del Medio Ambiente en su país. Es Licenciada en Letras y Magíster en Literatura Venezolana.
Al referirse a su experiencia con la poesía, la poeta aborigen Atala Urina escribe: “Percibir el mágico susurro de los pequeños seres que habitan en el centro de la tierra, el espeluznante silbido de los ancianos sin rostro que no mueren, que andan siempre caminando en un espiral interminable buscando la muerte o el entrecortado sollozo de la bella que encaneció esperando a su guerrero que nunca volvió.
Narraciones que el nativo de labios floridos como decían los Náhuatl a los poseedores del don de la palabra, trasmitía en las claras noches de fúlgidas lunas o en los amaneceres de tenues pinceladas rosas, tal vez junto al fogón de barro de danzarinas llamas calentando su cuerpo atacado por los agudos dardos de los espíritus moradores de los imponentes picos de nieve a los cuales cuidaban con celo. Narraciones que se han ido engarzando como los quipus incas para llevar sus historias, cuentos pasados de generación en generación para recrear, para llorar o para soñar, según fuera tocado por la magia del momento, tanto el narrador como quienes escuchaban. Usaban la voz con diferentes tonalidades como la ejecución de un instrumento musical, comenzando con el canto y culminando con el cuento
”.

Última actualización: 05/02/2022