English

Magnus William-Olsson, Suecia

23º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía de Natalia Rendón

Por: Magnus William-Olsson
Traductor: Angela García Para Prometeo

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 94-95. Julio de 2013.

 

(Mnemosine)

Cuidar su piel, Mnemosine
cuando se ha secado al sol
Las delicadas grietas alrededor del ano – con aceite
Los párpados y las ingles, ásperos ya de tan besados

Cuidar su piel y defenderla de heridas
Cerrar con aceite, con ungüento y leche de almendra, granitos y grietas y heridas que surgen
en la piel como manantiales, estrellas, insectos
Vienen a beber, y se cuelgan en racimos en torno al rabillo del ojo. Líquidos pozos de la nariz y la comisura de los labios. También los más pequeños pueden mitigar su sed

El juego de las mucosas. Piecitos de córneas afiladas

Tu piel lunar, Mnemosine
tu deseo lacerado

 

 

(Analogía)

Este poema podría ser un rostro
No el correcto, pero el verdadero. Las analogías tratan sobre relaciones
que coordinan. Esto

habla. La semejanza del poema con el rostro comprende entre otras cosas que el poeta se ve desde
adentro y luego lucha para poder contemplarlo como desde
afuera. Sin

conseguirlo totalmente nunca. Un espejo puede servir.

En la séptima oda nemeica de Píndaro la canción se iguala al espejo. El de la memoria. El rostro
Un espejo sonoro. El poema. Un espejo de sonido. ¿Podemos
llamar a esto una analogía?

Intento imaginar lo que ves. Cómo me veo cuando pienso en este topo sea desde adentro o desde
afuera. Desnudar es esconder. Oscilando entre antagonismos

Como la metáfora epistemológica la transparencia es cómicamente oscura, al menos
cuando del poema se trata. Alto espacio claro. Mira profundo hacia abajo en el pozo del poema,
ahí en el agua resplandece la luna

negra. Veo una larga hilera de espejos antiguos en el museo. Arqueológicos artículos ordinarios
Metales bruñidos. Interior oscuro. ¿No es el canto siempre
transparente? Las palabras nunca.
Sí. Talvez

de hecho sólo cuando el poema anhela la sencillez adquiere rostro.

 

(El Louvre)

Ahí en una vitrina
la estatuilla de una sirena. Las caderas prominentes, el tórax alzado
Y en la siguiente sala, o la siguiente, el lanzador de disco
concentrándose antes del lanzamiento

ante su cuerpo la mirada se transforma irremediablemente en mano y boca. Déjala resbalar hacia
arriba del muslo
-¿Estás vivo?
Cerraría mis labios alrededor de su sexo ardiente. El suave glande salado contra la lengua, contra el
velo del paladar. Y dirigirlo luego hacia ella que ansía estar cogida

Los dedos de ella en la boca de él
La mano de él descansa ahora en torno al monte de Venus
La mano de ella que agarra el culo de él
La mano alrededor de la nuca de ella

Cómo besa ella cuando llega, con un deseo de aniquilación lo besa, y el cuerpo no puede dejar de
estremecerse. Que luego él la penetre, tuerto, feliz, invencible y sí, aniquilado como un héroe de
un homenaje pindárico

Pero no penetra hasta las piadosas meditaciones cristianas del siglo mil, ni tampoco ella. Ahí entra
sólo el sufrimiento y la oración sobre la inmortalidad, y el alma y

el sexo es sólo una herida, una rosa para humedecer con las
lágrimas de Cristo
La rosa-nada-siendo-Verbo

¿Oyes? ¿No oyes? ¡El sonido como una maldita sirena en todo el
endiablado lenguaje!

 

(Sofía, Platón, Heidegger y toda la hilera de amantes)

Cuando la verdad se pone en práctica brilla. En cada poema
una puertecita. ¿Oyes cómo ésta se dibuja en la voz cuando lees? Allí
detrás actúa la inexplicable
complejidad de los hechos del soñar. Duermes quizás, te mueves inquieto en el sueño, la verdad

sobrepasa las herramientas que tenemos para atraparla. Parece
fácil. Recuerdo

cómo mi mamá, alrededor de los treinta quizás, se inclina hacia el
rostro de mi hermana mayor, la
acaricia en la frente, glykophilousa. ¿Está enferma? Sólo
cuando nos inclinamos de la manera correcta hacia los signos pueden empezar a obrar

a brillar

Es tan oscuro aquí. Huele a algo, ¿no es acaso cebolla, comino o
pescado crudo? Cuando tus labios
encuentran

los míos primero son secos como papel, luego esparcen su secreto,
con las lenguas. Las glándulas se
desaguan. Detesto
las ideas. Vuelvo la mirada cuando brillan a través de todo. El sol es
nuestra más cercana estrella. Hay cosas que no obran a través de
otras. Un brillo desde el origen. Frota, sí, lame la perlita cosida a
su hilo infinito de dolor y deseo. Tómala en la boca, mira

cómo el brillo se acentúa y quizás cae como una lluvia en tu rostro, un
beso de luz. Aquí

está tu perla. La verdad
no es
obra nuestra

Hacia una poesía de la atención texto escrito para su participación en el 23º Festival Internacional de Poesía de Medellín


Magnus William-Olsson (Suecia)
. Fotografía: Festival de Poesía de Medellin Magnus William-Olsson nació en Estocolmo, en 1960. Es poeta, ensayista y traductor. Ha traducido varios poetas, tanto clásicos como modernos. Entre otros: Safo, Pia Tafdrup, Antonio Gamoneda, Constantino Cavafis y Alejandra Pizarnik y ha dirigido revistas literarias como 80-tal y BLM. Encabeza W&W –Internationell Poesi, un colección de libros de poetas de todo el mundo publicados en la editorial Wahlström & Widstrand. Su obra ha sido traducida a más de quince idiomas, entre ellos al inglés, ruso, chino, italiano, árabe, turco, hindi y griego. Es líder de la organización FSL, que reúne a poetas, filósofos, críticos literarios y artistas de los países escandinavos, en torno a seminarios y publicaciones sobre la crítica como género literario. Con compositores como Marie Samueslsson y Arne Mellnäs ha creado piezas para coro y orquestas sinfónicas, música de cámara y música electrónica. Con artistas como John Sundquist, Mikael Lundberg y Agnes Monus ha realizado varias exposiciones de esculturas, objetos e instalaciones. Ha obtenido varios premios de poesía, entre otros el Premio Karl Vennberg, el Premio Gunnar Ekelöf y el Premio Bellman.

Publicado en agosto de 2013

Última actualización: 25/01/2022