Gaetano Longo (Italia, 1964)
Gaetano Longo (Italia, 1964)
Elementos para una liturgia
La memoria no mueredonde no puede morir.
Se queda y se zampa huellas escondidas
estrellas antiguas y piel seca
y lo que fue
continua viviendo
también donde parece no haber nada.
Donde la vida muere
la memoria se nutre.
Es un golpe seco que abofetea al tiempo
cuando un dios guerrero se inclina
para recoger su piel de ángel
y los restos de su aventura.
La eterna rueda de sangre y de sueños
que nunca se detiene
- a veces se desbanda -
nos golpeas a traición en las rodillas
y en las piernas
entre huellas y pasatiempos,
delirios y maravillas
continua su giro en la memoria del mundo.
Explosión y apoteosis del deseo
El deseo es un cristal límpido y brillanteen el fondo del sueño oscuro,
tantas pequeñas mariposas amarillas
aplastada sobre la pared gris del engaño.
Sobre el borde de este día
hay un abismo amargo,
un abismo que sabe de ausencia de Dios
y su sabor se confunde inútilmente
con la luz baja del silencio
y el naufragio de la tarde.
En el límite de la tempestad se entreve una luz de aire abierto.
La libertad es cualquier cosa, también sentirse dueño de la noche,
hacer el amor de pie frente al mar
y orinar, orinar mucho tiempo sobre una pared blanca
y silbarle a las estrellas una música pegadiza de Mozart
o un blues con alma negra, con la armónica y el ritmo
de los pies en el polvo.
La libertad es cualquier cosa,
acaso el orgasmo de ángeles excitados sobre nuestras cabezas.
Arte de supervivencia
No me olvido de nada,absolutamente de nada.
Y repaso todo
en mi memoria
día tras día,
paso tras paso.
Abandonarse al pasado
también puede a veces salvar la vida.
Quizás por esto tenga que recordar
cada instante de mi vida
y reconstruirla trozo a trozo.
Quizás por esta razón que saben
nunca me olvidaré de nada
porque tengo tiempo para vender.
Quizás por esta razón vago solitario
entre doctores dementes y enfermeros
y todos me llaman loco de mierda
o también Proust.
Más que eso, con respeto me nombran
Monsieur Proust.
Traducciones de Justo Jorge Padrón