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Paz mundial paz con la naturaleza

Fotografía de FILSA

Por: Eugenia Brito

           “Esta es la forma en que se acaba el mundo;
           no con una explosión, sino con un gemido.”

                      T. S. Elliot.

Buscando una manera de comenzar a pensar en la paz y en la guerra, tal como aparece en el pensamiento y en el arte- en la literatura- me remito al pensamiento del filósofo italiano, Giambattista Vico, en su Ciencia Nueva, (1725) cuyas enseñanzas tal vez abran un espacio de comprensión para este dilema humano. Es decir, para el deseo de buscar una organización social en la cual desarrollar un relato, una cultura, en que la vida del hombre y la mujer, sea cual sea su valor epistémico, tienda a proporcionar un territorio material en que los seres logren alcanzar el límite de sus posibilidades.

Señalaba este pensador, que el hombre, débil para controlar sus pasiones, tenía la capacidad de convertirlas en virtudes. Así, de la ambición nacía la política; de la avaricia, el comercio y de la ferocidad, la milicia. La necesidad y la utilidad serían los principios básicos según las cuales actúan los hombres; ambas constituirían el motor de su sentido común, y el pilar, la base, de la organización humana.

Las tiranías y la guerra impidieron e impiden la construcción de períodos largos de bienestar y el estudio de la historia nos muestra la eterna disputa por el poder, desde la Antigüedad, pasando por la Edad Media y el Renacimiento hasta llegar a los tiempos actuales. La ambición muy pocas veces logra contenerse para invadir y someter el territorio del o de los vecinos, La historia de la espada muchas veces coincide con la de la santidad, como lo poetizaban las sagas heroicas y las novelas de caballería de la Edad Media. Sólo después de un largo período, el guerrero Rodrigo Díaz de Vivar se santifica, aprende a perdonar, frenando su ímpetu bélico después de haber “unificado “España bajo la égida de la Iglesia Católica.

El deseo de la paz se confundió desde tiempos antiguos con el bienestar y la prosperidad y más importante que todo, con la felicidad. Veían los antiguos esa dicha en el espacio bucólico, en el campo, en comunión con la naturaleza. Un árbol- la mítica Encina- árbol de la sabiduría- un río, algunos animales que mansos pastaran para ofrecer leche y carne a los habitantes de ese Edén. Beatus ille.

Como se ve, siempre se ha conectado la prosperidad con la paz y el cuidado de la Naturaleza. Ella se porta amable cuando el hombre es calmo, y a veces llega a convertirse en la tierra de la superabundancia como lo hace en el poema Soledad Primera de don Luis de Góngora. En pleno Siglo de Oro, cuando las luchas por el poder daban origen a persecuciones y en las que la Inquisición controlaba con fiereza todo el movimiento político y cultural, Cervantes, precavido, hizo él mismo su propia censura, en el episodio en que el cura y el barbero realizan la Inquisición de la biblioteca de Don Quijote. Se requería, como vemos, de “ingenio” y astucia, de “picardía “para lograr escapar y sobrevivir de esas sospechas que la política fusionó con la religión.

En el inicio de la Modernidad, Vico da las bases de una comprensión de la sociedad y de la cultura humana. Esos tiempos, parecidos a los nuestros, en la medida en que se sucedían los nombres del poder en la composición jerárquica de los reinos, particularmente en España e Inglaterra, cuyo discurso cultural da cuenta de la inestabilidad y la desesperación provocada por la escasa movilidad social y por los abusos de los nobles y de los religiosos. Las ciudades y centros económicos eran específicamente temibles tanto en España como en Inglaterra. Pedro Calderón de la Barca nos lo recuerda en su célebre drama: “La vida es sueño” ¿Qué es la vida? / una ilusión”.

Y en Inglaterra. Shakespeare replica las inquietudes existenciales de Calderón en Hamlet, cuando el angustiado príncipe de Dinamarca enhebra su célebre monólogo:” To be or not to be, that is the question”.
En su gran tragedia Macbeth, en tanto, considera que el hombre es “un pobre actor, que se mueve en un mundo lleno de sonido y de furia”. Los asesinatos eran la tónica de los gobiernos ingleses como se ve en la Guerra de las Dos Rosas: los Tudor y los Plantagenet.

Pero Vico que comienza a dar forma a la modernidad en la Italia del S. XVII y XVIII, a pesar de confiar en la imaginación, la intuición y la fantasía como motores del conocimiento, piensa que la reflexión y la madurez logran abrir paso a la sabiduría. Una sabiduría precaria, es cierto, puesto que el hombre “dada la naturaleza indeterminada de su mente, cuando se encuentra en la ignorancia, se erige en regla del universo.”

Esta sabiduría, centrada en el mito y la poesía como fundamento del pensar, en la metáfora y la metonimia como ejes del conocer permitiría pensar el movimiento cíclico de la historia. Un pensar intuitivo e imaginativo, en que el ser humano conoce el universo y funda un mundo sobre la tierra en la medida en que se conoce a sí mismo. Conocimiento que surge primero de la necesidad, luego en lo útil hasta llegar a la comodidad y al placer. Entonces según Vico, el ser humano se abisma en el lujo, en el cual, según Vico, se vuelve loco y malgasta sus bienes.

En el S.XX, a partir de la década de los 60 en Europa y Estados Unidos y como efecto de políticas de irradiación colonizante en América Latina, se genera un quiebre epistémico, que algunos filósofos han denominado postmodernidad o bien modernidad tardía, y que porta una fractura en las maneras de comprender la realidad. Y con ella, la estructuración de las representaciones socioculturales y sus relatos.

Surgen nuevas formas y sujetos diferentes que intentan capturar la imprecisa realidad que se va modelando, de acuerdo con formas nuevas que intentan pesquisar la dinámica y fluctuante cultura contemporánea, entre ellas, el fragmento y el collage. volviendo a unir o intentar unir los polos de un binarismo que superar: las culturas locales o periféricas comparecen junto a los relatos o voces más prestigiadas del canon, el mito, el folklore, las narraciones de etnias o grupos elididos de la representación hegemónica resurgen.

Y entre ellas, la voz de la tradición fiel a la conservación de las formas y también el arte de la excavación y su deseo de encontrar en algún tiempo perdido y pasado una clave para comprender el presente. (Benjamin).

¿Qué es la paz sino esa incesante búsqueda nacida de la guerra? ¿Ese significante o signo errático que nunca acaba de materializarse?

Habitantes de un mundo en que la ruina y la contemplación de la ruina parece ser el sino; habitantes que hemos visto el fin de etnias que alguna vez hablaron, y construyeron civilizaciones y culturas. Observadores de la tarea de la ciencia, gloriosa cuando se trata de aumentar el plazo de la vida humana, o cuando se esfuerza por extender la inútil conquista hacia las nuevas galaxias; observadores de naciones diseminadas que migran y que, rompiendo la lógica de la arquitectura citadina, encuentran en los plásticos y en los parques el refugio desde el cual hacer su pequeño micro espacio nocturno.

Las carpas no sólo son el espacio del circo; también la única habitación del hombre que ha perdido su rumbo y en las playas o en las calles de algún país cercano, intenta conciliar el sueño.

Habitantes de un escenario convulso, en que desde que despertamos, oímos el incesante estallido de las bombas y los tanques que destruyen no sólo Ucrania, sino también a los árabes en Israel, a los sirios, a los afganos, a los etíopes y en mi país (Chile) a los mapuches, diezmados y oprimidos por los ecos implacables de la derecha latifundista y monopolizadora, dueña de las madereras. Ahora, habitantes de un mundo en que la ruina (del paso de los tiempos, de las guerras y los temibles bombardeos y también, efecto del impacto de las sucesivas modernizaciones), ha dejado un escenario caótico, en donde la mayoría de las obras de arte construyen la épica o la lírica de un desastre de múltiples capas.

Se nos acabó la esperanza, y entonces nos volvemos otra vez, como los espíritus cansados de Luis de Góngora o de Fray Luis de León, a pensar en la naturaleza. Pero ya no es la magnífica naturaleza del Romanticismo europeo y del Barroco latinoamericano, sino que es una naturaleza agónica y espectral, como en la película de Herzog, Fata Morgana, una naturaleza que no ha sido comprendida del todo y que ahora, manifiesta su queja. El cambio climático llegó a este eslabón complejo del S. XXI y el hombre que ha talado los árboles que resguardaban vidas en el planeta, que ha matado los animales para divertirse, que ha hecho harina de los peces y lanzado nubes de petróleo sobre el mar, mira con nostalgia la naturaleza.


Eugenia Brito nace en Santiago de Chile en 1949. Poeta y ensayista. Estudia Licenciatura en Literatura en la Universidad de Chile y posteriormente realiza su Master of Arts en la Universidad de Pittsburgh, USA y su Doctorado en Literatura Chilena e Hispanoamericana en la Universidad de Chile.

Autora de los siguientes libros de poesía: Vía Pública, Santiago, Ed. Universitaria. 1984; Filiaciones; Santiago, Van SA Ediciones, 1986, Emplazamientos, Santiago, Cuarto Propio, 1991; Dónde Vas, Santiago, Cuarto Propio, 1998; Extraña Permanencia, Santiago, Cuarto Propio, 2004, Oficio de Vivir, Santiago, Cuarto Propio, 2008, A Contrapelo, plaquette, Santiago, Eds Cuadro de Tiza, 2012; Veinte Pájaros, La Joyita Editorial, Santiago, 2021, 

Ha escrito los libros de ensayo: Una milla de cruces en el pavimento, con Diamela Eltit, Santiago, Francisco Zegers Editor, 1989, Campos Minados (Literatura Post Golpe en Chile), Santiago, Cuarto Propio,1990; Sergio Castillo, Santiago, Ed. Universitaria, 2002; Ficciones del Muro, Santiago, Cuarto Propio 2016.

Ha participado en varios proyectos culturales y escrito en múltiples libros de análisis literario, cultural y visual. Ha publicado una Antología Crítica y Feminista de Poesía de Mujeres Chilenas en 1998, titulada Confiscación y Silencio y la reedita, corregida y aumentada en el año 2022, bajo el patrocinio de la Universidad de Talca y con el nombre de Cuerpos Desiguales.

Publicado el 13.05.2022

 

Con dificultad, tratemos de hacer las paces con esta tierra exhausta.

Última actualización: 05/09/2022