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Sara Botero Jaramillo

 



Nació en Medellín en 1992. Actualmente es estudiante de Comunicación y Relaciones Corporativas en la Universidad de Medellín. Desde muy pequeña comienza su afinidad con la lectura y la escritura que son para ella de cierto modo el reflejo de sus vivencias plasmadas en papel. Desde niña escribió algunos artículos y pequeños poemas que ella llamaba de alcantarilla “Poemas de carne para gente de carne”. En el colegio ganó tempranamente un concurso con su cuento “El robot que no es eléctrico”. Publicó sus escritos en el libro Con otra voz (Éxtasis poético), en diversos blogs y es la encargada de una revista juvenil que trata temas bizarros/contemporáneos.



Las lágrimas de la leche derramada


Cuando truena el alma y quiere hacerse fiascos
se protesta en lagrimitas luminiscentes
estridentes en su hábito de permanecer
tan sencillas, tan fértiles que no darían una espera en las corrientes del mar
ahogadísimas en las penas que se zambullen y procrean
Cuando se sabe de los infinitos pesares
cuando ya nada puede remendarse
debe llorarse tanto, tanto
hasta que el exhausto lagrimal proponga renunciar a las pasividades
y eso que ya se sienten ásperas porque la leche que está en el medio
tan creyente o exquisita
en flan muy suculento o en ubre primogénita
ya quisiera yo, no poder llorar pesares ni prometer amores rancios.


Infeccionándome


Presento, digamos unos cuantos insumos
de tantos severos estados; derroche inmenso de tener certezas
asfixiada de saber tus partes
prioridades exteriorizadas
dime, ¿qué hacer?
Te clavé ahora tantas notas
con intenciones de aplacarte en mi sistema
te autorizo para tener mi suerte y un poco de mis venas lechosas
para hundirte en mi fango
derramaré, consumiré y te arrastraré
por tu juvenil apariencia
ten presente la viabilidad de las calles
ve en directo hasta nuestro vínculo
es mejor que sobren pensamientos ácidos
mojándote, de rezumas infinitos
derramando estupidez
abstemia mi mente de tus abusos
prospecto de mis agallas
me marco en tu nébula
esperando el sangrado de las partes bajas

Frida


Ese sol que nace de tu úvula
ese aliento lleno de esmeraldas aceitosas
esas manos pulsadas por mapas
ese inmenso refugio de tus ojos
esos labios que soplan amapolas
esas pecas que maúllan delirantes
sienten sed silenciosa y mesurada
sin razón, pregunta o amargura
ámame a mí, voz
con sangre roja
con aliento esquizofrénico
amo caminar en el pasto de tus cejas
amo pensar que existes en mi mente
amo querer que nazcas de mi ombligo
amo besar la almohada en tu nombre josefino


Con lo incierto basta


Todo me ha olvidado
el olvido vanidoso y el propósito íntegro
hasta mis piernas parecen olvidarme
caminan si se hace el crucigrama
que a unos cuantos bigotones les gusta
y para los otros zombies, también lo hacen;
cuento con varias probabilidades
la primera y aunque parca
me dice que me da la racha
si me pinto en los óleos de unos bohemios
la segunda más propensa y áspera
me incita a leer los recuerdos que se maquillan de olvido
lo hago aunque salgan raíces náufragas.

Publicado en noviembre de 2012

Última actualización: 28/06/2018