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Ladan Osman

-1980-

Ladan Osman es una poeta y cineasta somalí-estadounidense. Autora de Exiles of Eden (2019), ganador del premio Hurston/Wright Legacy y un Premio Whiting, y The Kitchen-Dweller’s Testimony (2015), ganó el Premio Sillerman. Su trabajo en cine incluye: The Ascendants, Sam Underground, y Sun of the Soil. Actualmente vive en Nueva York. En palabras de la poeta colombiana Marisol Bohórquez, traductora de sus poemas, “La poesía de Ladan Osman es testimonio vivo de las vicisitudes que afrontan los refugiados. Habla también del racismo y de la condición de la mujer en una sociedad donde aún existe una marcada represión. Su manera de expresar es trasgresora. Osman tiene la capacidad de atrapar lo cotidiano; lo usa para llevarnos a una reflexión profunda a través de su minuciosa observación de lo que oculta la “normalidad”.

Esta es una muestra de sus poemas:

Viaje en bote

Domingo por la tarde en una playa de la ciudad.
Sin arena, losas de piedra manufacturada.
Observo a dos rubias, tal vez hermanas,
Inflar una balsa. Usan una bomba de bicicleta.
Una trata de ensamblar dos remos,
Se rinde, los mete en su bolso.
La de la bomba se quita el top.
Ella se ha esforzado en una mejor postura.
Sus pechos son más grandes de lo que esperaba.
Quiero ver si su pequeña balsa los aguantará.
Las nubes y la corriente se mueven hacia el norte.
Cuando entran al agua, Tony Allen advierte
en oposición al viaje en bote: Running away
From a misery / Find yourself in a double misery

Recuerdo fotos de turistas británicos en Grecia
Frunciendo el ceño a los refugiados,
Niños griegos en clase de gimnasia mientras sienten hambre.
En la dirección en que flota la balsa, las hermanas
Remando con las manos, un planetario.
Me pregunto si alberga un telescopio capaz
De ver la doble miseria en una isla griega.
Tal vez su lente es demasiado potente.
El costado de su balsa dice EXPLORADOR.
Las plantas de sus pies son negras. Si prestas atención
Para las películas, las mujeres blancas tienen las plantas de los pies sucias.
He visto actrices negras con pies primorosos.
Recuerdo a mi madre revisando mis calcetines.
En la sala de examen antes de que entrara el doctor.
Las hermanas dejan que sus colas de caballo se arrastren
En la turbia agua de lago.
No estoy segura de escuchar estas letras: Even if
They let you enter / They probably won’t let you.
Even if they let you enter / The baron won’t let you,
The baron won’t let you.

Observo sus apariencias,
punto de despegue. Por si acaso.
Dudo que alguno de nuestros pensamientos converja.
¿Cómo es ser tan libre?
A la deriva en el agua en un país que llamas
Tu propio país. Sin preparación porque puedes reír
En la cara de un oficial. Explica, no ofrezcas disculpas.

Parábola para los refugiados

diecisiete moscas comunes:
agrupadas: pasillo: días:
ya no vuelan a través
de la malla cuando indica:
débil: hacia: desde: luz: real:
artificial: acaso olvidaron
el sol: volar hacia los rostros:
algunos muertos en un alféizar:
algún paseo: acaso olvidaron
cómo volar: por qué no
se van: una pasea en un escalón: acaso esperan por un zapato:
el zapato las evita: va: por qué morir:
aun así: es locura: las que
esperan:

Situaciones deseadas

¿Hay alguien que pueda estar más cerca de mí?
que mis dedos índices?
¿Mi brazo interno y mi costilla?

Busco un hombre que me deje
hacerme pequeña y luego trepar
hasta su bolsillo mientras ve la TV.

Él debe saber cómo amar a su sombra,
cómo decir «te amo» incluso a la periferia
de su cuerpo.

Seamos muñecas rozándose unas contra otras.
Te pagaré con buenas intenciones.
Seré tu amiga, a la manera de los espejos,

luego cultivar agua. Pero mi rostro es un pocillo negro,
Puedes beber su agua y no conocer su fondo
hasta que un insecto choque con tu labio.

Si estás dispuesto
déjame mostrarte cómo los dedos se conocen entre sí.
Incluso las aves intentan construir sus hogares una y otra vez.

Cielo ordinario 

Acomodo una muñeca en una silla y espero a que hable.

Quiero decir, «¡Sé!» pero soy una creación ordinaria.
Vigilo que los pliegues debajo de sus ojos se contraigan.

Tengo muchos sueños, le digo.
En mis sueños soy mejor que yo misma.

Ablando los pimientos en una sartén bien engrasada y hago anuncios.
Digo, en el más allá no podemos permitir que ni una sola partícula de nuestra luz

disminuya. No soy una mujer-profeta
pero conozco el paraíso. He visto mi alma sentada sobre hierba.

Allí aprendí que Dios no conoce la vergüenza y después de seis días
Le permitió a nuestra atmósfera hacer estremecer a ciertas almas;

nos arrastramos bajo su magnificencia. Aquí, puedo alcanzar cielos ordinarios.
Aquí, atiendo a mi libro de preguntas. ¿Que es el amor? Qué es lo qué dice,

«¿Permíteme ensalzar tu alma?» ¿Dónde guarda lo que se requiere?
¿Qué pide la sombra postrada? ¿Por qué las rocas esclavizan?

¿agua? ¿Qué es el poema del esclavo? ¿El mar favorece su bramido o murmullo?
La muñeca no puede responder. El surco en su labio inferior sugiere

que la entrada al cielo ordinario solo requiere el reconocimiento de él,
que la soberbia del alma pese menos que un grano de mostaza.

Lo siento por ti, le digo.
Usted es testigo pero no testifica.

Agua

Vine a ti cargando agua. Vine a ti
cargando agua sedimentada de un pozo,
embarrado, transportada en un balde con el borde partido.
Mi agua sabía salada, como la tierra, y así
como la sangre, y traje todo lo que pude cargar
en un balde del que babeaban pequeños chorros de agua
sobre mis piernas de barro ceniciento.

En todos nuestros días juntos he caminado entre el pozo
y la casa, lo suficiente para que el sendero quede marcado
con los bifurcados caminos de las plantas de mis pies.
He venido a ti tantas veces que el sendero tiene tantos otros caminos
si tan solo te arrodillas en el polvo y los buscas.

Estoy sujeta a ti en la forma en que el agua está sujeta
a la luna. Estás sujeto a mí en la forma en que una pared
está sujeta a su techo. Y como el agua espero
que vengas sobre mí de repente, como carne
expuesta en la abertura de la tela. Y como la pared tú esperas
íntimos colapsos, capilares del cambio
inscrito día a día en nuestras superficies.

Vine a ti con agua de mi pozo profundo.
Vine a ti con tierra para tu agua ya lista,
agua en cada grieta para el valle
que divide tu lengua.
Sostuve tu cabeza en mi regazo y anduve
los muchos caminos que salen de ese valle.

          Traducciones de Marisol Bohórquez