Encuentro Nacional de Arte y Poesía por la Paz de Colombia
Encuentro Nacional de Arte y
Poesía por la Paz de Colombia
Los antecedentes generales de un proceso de estas características, se deben rastrear en una tradición de participación política y social, por parte de los artistas, los poetas y los intelectuales, en Colombia.
Aunque esta vinculación a una elaboración y a una acción política y social alternativa, en contra de la guerra y por la paz, de parte de los creadores de cultura se encuentra hoy en el más bajo nivel, por diversas causas, entre ellas la acción del Estado contra toda forma de pensamiento distinto al institucional (unanimismo), en un país como el nuestro devastado por la guerra, no solo en las condiciones objetivas de la existencia humana de sus habitantes, sino también, en la degradación y desvaloración de sus componentes esenciales de identidad, con grandes obstáculos para renovar, recrear y crear una cultura de la vida en contraposición a una cultura de la muerte.
Los antecedentes están nutridos de toda la memoria colectiva del arte, la poesía y la intelectualidad, que ha servido sin menoscabo del rigor intelectual y de su calidad estética, a fortalecer las voces disonantes frente a la injusticia social.
Desde Simón Bolívar, pasando por José María Vargas Vila y Gerardo Molina hasta Carlos Gaviria Díaz, forman parte de esta historia no lineal, de intentos y proceso por abrir espacios de reflexión, participación y acción en la vida política de este bello y convulsionado país, por parte de los intelectuales. Desde otras expresiones estéticas y del arte como el teatro, por ejemplo, la censurada obra antimilitarista el soldado de Adolfo León Gomes a finales del siglo XIX. En la poesía todavía aún Suenan timbres de Luis Vidales en una ruptura con la adormilada y romántica poesía a principios del siglo XX. En el ámbito de la información y la difusión de la cultura, aun siguen siendo consultados por muchos las ediciones del Magazín del Espectador en la época de dirección de Juan Manuel Roca, verdadera tribuna de fustigamiento a las viejas tradiciones del arte y espacio de innovación y debate enriquecedor para el arte, la música y la literatura colombiana.
Lo anterior, es sólo una muestra de diversos puntos en el camino de una compleja tradición de participación y acción política de los artistas, los intelectuales y los poetas, algunas veces con carácter muy personalista aunque casi siempre críticos, otras con altos niveles organizativos y militantes y muchas más de de las veces, en una dispersión y una introspección académica creadora y estética, a veces ajena a lo que sucede a su alrededor.
En todo caso, la convocatoria a un encuentro de artistas, intelectuales y poetas, en la Colombia de hoy, desde nuestra tradición y nuestros antecedentes históricos, podría en principio y a manera de provocación, tener en cuenta las siguientes condiciones problémicas, identificadas por Gonzalo Sánchez Gómez en varios ensayos entre ellos, Los intelectuales y la violencia.
Primera: Que la alianza entre la política y el saber no se convierta en una sujeción de este con aquella, si como lo temía Nietzsche, los intelectuales no quieren terminar siendo simplemente la buena conciencia de una política.
Segunda: Que la independencia que se le reconoce (a los intelectuales, artistas y poetas), no se convierta, como advierte Hannah Arendt, en una técnica de evasión, es decir, en un pretexto para eludir la reclamada acción política posterior.
Y tercero: No caer en la tendencia (característica propia de los tiempos de crisis social, ética y política), de alimentar una cierta ilusión en torno a la función positiva y mesiánica de los intelectuales, olvidándose que ellos lejos de conformar un sector homogéneo, están igualmente atravesados por las contradicciones de la sociedad.
Contexto sociopolítico y cultural
El contexto en que realizara el encuentro, proponemos abordarlo desde varias perspectivas, las cuales queremos que se entiendan como apuntes cargados de arbitrariedad y que sólo buscan propiciar reflexiones vitales para el porvenir inmediato de nuestro país.
Con relación al conflicto social, político y armado.
En medio de la cruenta guerra que lacera a Colombia hace más de 40 años, la represión política -iniciada desde mediados de los 80s contra los sectores de oposición, que llevó al genocidio de 4.000 dirigentes de la Unión Patriótica, entre ellos dos de sus candidatos presidenciales- se ha perpetuado en nuestro país, haciéndose progresivamente menor la posibilidad de supervivencia económica de muchos proyectos independientes de la cultura y del arte, aunque estos esfuerzos se mantienen y en muchos casos son muy valiosos.
El conflicto armado de los últimos cuarenta años en Colombia ha modelado la fisonomía de las relaciones políticas y de la situación de la economía interna, produciendo fuertes restricciones a la participación democrática, la efectividad de los derechos humanos y la calidad de vida de la población, además de crear las condiciones para la imposición de políticas de defensa y seguridad nacional que debilitan la soberanía del país. Los procesos de paz, por su misma prolongación, suscitan incertidumbre y desconfianza y dan vuelo al espíritu de desencanto ciudadano con la política y los políticos y con el talante negociador. (Diakonia 2005)
Con relación al Estado
El sentido utilitarista es la acción más protuberante del Estado con respecto al arte, la intelectualidad y la poesía. La política estatal deviene en lo que es la característica general del Estado actual, el autoritarismo, el clientelismo, la corrupción, la guerra como prioridad, el fomento de la cultura como industria, la financiación del espectáculo haciéndolo ver como una producción estética de raíces nacionales o más bien nacionalista.
En este contexto la creación en 1998 del Ministerio de Cultura de Colombia con una gran nómina de empleados y altos costos de funcionamiento, aunque con un modesto presupuesto, para apoyar financieramente a una minoría de proyectos artísticos y culturales en el país, no deja de ser una anomalía más en la ya problemática relación entre Estado y cultura, una caricatura de la complejidad de dicha relación y peor aún ente sin conexión con la realidad y las necesidades culturales del país.
Así las cosas, un debate necesario entre otros, sería sobre el papel que juegan los mismos creadores de cultura en el contexto de un Estado de estas características y la posibilidad de abrir pequeñas o grandes compuertas institucionales en tensión con la autonomía creadora, para crear instrumentos económicos e incentivos en dicha acción creadora. Acaso diremos como Unamuno que inventen ellos o seremos capaces nosotros de inventar también el Estado que necesitamos.
Con relación a las perspectivas de una alternativa política en Colombia
El país lleva un rumbo equivocado. Nos han usurpado el país. Les está yendo bien a una pequeña elite pero mal a las mayorías. Hay que revertir estas perspectivas, para concluir que cuando le va bien al país es porque la va bien a la mayoría. La democracia colombiana está por construirse. Hay espacios democráticos que hay que aprovechar; pero cómo va a ser una democracia, si se dice que éste es el gobierno del pueblo y el mismo se encuentra en una situación lamentable. Construir una democracia política (que al mismo tiempo debe ser cultural), pasa por construir una democracia social. La de Colombia es una de las sociedades más inicuas, la tercera más desigual de América Latina y la onceava del mundo en desigualdad Carlos Gaviria Díaz
Aunque el encuentro es una policromía de voces, tendencias y caminos, es indudable que la búsqueda de espacios democráticos, donde fluya el pensamiento y la creatividad, aunque algunos no lo quieran, va estar ligado a los caminos de construcción de un movimiento alternativo en Colombia. La lucha por la paz es también la lucha por una nueva cultura y en ese sentido el papel de los intelectuales, artistas y poetas es fundamental. Se pone en evidencia la necesidad de la coordinación de esfuerzos entre poetas, escritores y artistas colombianos, para ser puntos referentes del debate y la acción, de una nueva alternativa política al rededor del destino de Colombia, en donde un llamamiento a salida política negociada al conflicto colombiano más que una premisa política sea el acuerdo de todos los sectores de la sociedad que deseen luchar por ello, incluido los artistas, los intelectuales y los poetas.
Cabe considerar como una fuerza importante del Encuentro la presencia de delegaciones artísticas de los pueblos aborígenes de Colombia, en la vía de fortalecer los lazos con ellos y las raíces culturales de nuestro pueblo.
El Encuentro Nacional de Arte y Poesía por la Paz de Colombia es la activación de un proceso que busca propiciar un espacio donde las expresiones estéticas puedan dialogar entre sí, pero a la vez, y esto es a nuestro parecer lo más importantes y pertinente para el momento que vive el país, que ellas puedan dialogar sobre el contexto en que realizan su actividad creadora. Para algunos esa actividad creadora está amenazada en Colombia, no por los condicionantes ideológicos o políticos que un estado como el nuestro pueda atravesar a la actividad de creación, sino, por que la vida de los intelectuales, la vida de los artistas que de alguna manera reflejan inquietud, crítica o develamiento de verdades, en sus obras, está en constante peligro, por la degradación y profundización del conflicto, político social y armado que vive el país.
En esencia, el encuentro justifica su realización en el redescubrimiento de una compleja relación arte y sociedad, poesía y sociedad, intelectualidad y sociedad, que conllevaría sin duda a una rigurosa reflexión sobre la realidad del país. El encuentro abrirá las compuertas para que afloren las dudas, las incertidumbres y la claridad sobre lo que está sucediendo en Colombia, ¿Qué surgirá de este ejercicio? Realmente no sabemos, pero lo que si podemos constatar es que al menos, en el ámbito de los creadores de arte y de cultura existe hoy un retorno a las preguntas: ¿qué piensan y opinan los artistas, los poetas, la intelectualidad, sobre las posibilidades de una paz justa en Colombia?
No se trata que el arte deje de pensarse a si mismo, no se trata siquiera de un acercamiento al realismo social como posición ideológica de los artistas, se trata es de pensarnos un país posible, vivible, amable, desde la poesía, la plástica, la música y en general desde una estética creadora vinculada a los cambios profundos en nuestra historia y en nuestra sociedad. El encuentro reinauguraría así, un diálogo de las artes en una tridimensionalidad (estética, realidad y política) que impactará positivamente la lucha por la paz en Colombia, este sería su gran aporte y su importancia en el ámbito social y creador colombiano.
Objetivo general
Partiendo de un dialogo entre las artes, buscamos fortalecer un espacio para la reflexión, el intercambio de ideas y opiniones sobre estética y política, así como explorar y discutir posibles acciones coordinadas de los poetas, escritores y artistas colombianos en la defensa de los diversos intereses cardinales del arte y de la cultura colombiana, de la libertad de pensamiento y de creación, y de los símbolos y valores en los que se funda nuestra identidad. Propender por que los poetas, escritores y artistas colombianos que asistan al encuentro, tomen parte activa en la lucha por alcanzar un acuerdo político humanitario en Colombia, como paso fundamental para abrir las posibilidades de la paz en Colombia.
Objetivos específicos
- Jugar un papel clave en el acontecer cultural y espiritual de nuestra nación, señalando vías de acceso a una conciencia más esclarecida del pueblo colombiano, víctima de una guerra civil de 40 años, por una nueva sociedad cimentada en la justicia social, la dignidad, la verdad y la belleza.
- Suscribir colectivamente un llamado vehemente hacia la responsabilidad compartida de los artistas e intelectuales del mundo en la búsqueda de la paz para Colombia y si es posible, fijar una estrategia y un cronograma de trabajo al respecto.
- Defender la libertad de creación, de reunión y de expresión, en una sociedad intolerante, asumiéndose como una manifestación de la lucha por la profundización de la democracia política y cultural en Colombia, a la vez que impulsar proyectos culturales y artísticos vitales de la nación colombiana en consonancia con una nueva legislación e institucionalidad que promueva la cultura.
- Fortalecer el diálogo entre los poetas, escritores y artistas colombianos, visualizando las posibilidades de creación de una red inicialmente basada en la comunicación que los aglutine, y al que puedan pertenecer artistas de los pueblos indígenas de Colombia, abriendo un dialogo fluido entre las culturas colombianas y
- Contribuir a la superación del individualismo, la insularidad, la autocensura y la insolidaridad de los artistas colombianos, mediante el establecimiento de mecanismos de comunicación y mutua colaboración en la búsqueda de la solución de los problemas que les son comunes tradicionalmente. Para ello se estimulará el intercambio constante de conceptos, bases de datos y experiencias en la creación, en la elaboración y gestión financiera de proyectos.
- Alimentar, a través del ejercicio continuado del arte y de la poesía, un alto nivel de conciencia social y poética y estética, de coexistencia y sentido de solidaridad frente a los problemas estructurales que afectan a la población.