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Homenaje a Malangatana Gwenia (1936, 2011)

Canto popular africano. Malangatana Gwenia, de Mozambique, en el 8º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Carlos Domínguez

Maputo, 06-01-2011

 

He aprendido durante los momentos de soledad y con la ayuda de mis maestros budistas  a encontrar el significado y la profundidad sentimental de la muerte, por eso cuando ella es natural y me toca de cerca la he sabido contornar y llevarla a planos espirituales edificantes. Con todo confieso que la del grande Malangatana me ha trastornado más de lo normal, posiblemente porque no la esperaba a sabiendas de la gravedad de su enfermedad. Esperaba recibir esa noticia en Colombia dentro de muchos años en la placidez de mi retiro y así disipar más fácil el dolor como ya lo hice cuando otros de mis seres queridos se fueron. Me despedí  en su atelier antes de su último viaje a Portugal en Noviembre 2010 y esa despedida  fue tan alegre como todos los momentos que viví en su compañía porque en nuestra relación la alegría y el afecto fueron una constante.

 

¡Recuerdo nuestro primer encuentro y reconozco que nos caímos bien! Esa noche, después de una cena estirada y muy sueca, me convidó a su casa y lo acompañé hasta el amanecer a dar unas cuantas pinceladas a su óleo de turno como muchas otras veces lo hice durante los años de nuestra amistad. Cuántas veces me llamó para que lo acompañara a “pentear esta senhora”  o a buscarle salida a sus figuras fantásticas en cuadros que no entendía y que él me explicaba poco a poco hasta llegar a entender la poesía que metía en ellos o la que escribió detrás de muchos de sus primeros cuadros. No aprendí de Malangatana cómo pintar, aunque muchas veces me desafió a tomar en mi mano un pincel y empezar a manchar un lienzo, pero aprendí otras artes que lo caracterizaban, como su fortaleza de toro bravo para enfrentar desafíos, su grandeza espiritual de alma justa para colocarse siempre al lado de la verdad y la justicia, su carácter muchas veces infantil con el que trataba las cosas y se enfrentaba al pedido de sus sueños como el Centro Cultural de Matalana o su Fundación familiar,  obras por las que luchó, se desvivió y entregó los últimos años de su vida.   Ahí compartimos tristezas y alegrías. También aprendí a gozar de sus cantos, de la profunda voz que le salía del estómago cuando quería entonar sus tonadas naturales de la adolescencia o imitar a los grandes clásicos, como en el caso de Carmen. Aprendí a meterme en las historias que creaba combinando sus vivencias de niño en las planicies de Matalana, de indígena niñero o recogedor de bolas del club de tenis en Lourenço Marques, de pintor, poeta y escritor que llevaba grabado en la tablilla que le servía de presentación a sus primeros pasos por el arte en la tierra que le pertenecía pero que le era hostil por los caprichos coloniales. Por lo que me dijo muchas veces, creo que hubiera preferido ser músico primero que pintor pero la suerte lo llevó a esa disciplina en la que llegó a grande entre los más grandes.  Con todo nunca descartó su mejor característica: ser un hombre humilde,  dedicado a servir siempre a los demás y a disfrutar de la presencia de quienes tuvimos el privilegio de acercarnos independientemente del color que cubre nuestra piel.

Entre la cena sueca  de septiembre de 1988 y la despedida en su atelier de Noviembre 2010 pasaron muchas cosas, muchos encuentros, muchas charlas constructivas, muchos análisis de los acontecimientos mundiales, de la vida nacional, de la vida privada, de la amistad  etc. siempre con el cariño que identificó la nuestra. Hoy tengo que decir adiós a mi gran amigo mozambicano, a mi hermano negro, a mi consejero espiritual de muchos momentos, pero estoy seguro que a través de esa fuerza espiritual que siempre nos unió, seguiremos nuestros diálogos, seguiremos juntos hasta el próximo encuentro en la eternidad que no está lejos.

Tus cuadros que decoran mi ambiente familiar y las múltiples fotos que hice durante nuestros encuentros son mi más grande tesoro y una forma de encontrarte siempre que te necesite…

¡Hasta siempre, mi grande hombre, mi gran amigo, mi mejor hermano! 

Enero 6, 2011

Última actualización: 08/03/2019