English

Laure Morali, Francia

24º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía de Sara Marín

Por: Laure Morali

La tierra este animal
cuando respira
nosotros andamos
entre su sueño


              De La Tierra, Este Animal, 2004

 

 

Tu voz ha movido el viento
esta mañana como si
tuvieras el poder
de extender los brazos hacia el cielo 
sin hacer un solo  
movimiento 

solamente estremeciendo un poco 
los labios, comenzando 
a ofrecer la palabra 
adelantándola
hacia mí
              De La Tierra, Este Animal, 2004

 

 

¿Quiénes somos
lentamente 

entre el sueño
del viento?


              De La Tierra, Este Animal, 2004



Era en los tiempos
en que la luna y el sol 
no tenían sino un solo
corazón para brillar
aquel de las vírgenes
nacidas para morir
sobre el altar
de los sacrificios

guardadas sobre la Isla 
de la Luna
por las tejedoras,
los hombres de la Isla
del Sol 
venían a buscarlas 
en piragua de paja
un día escogido
para amar plenamente
la tierra

El azul del lago
tendido como un cielo 
de verano lleva las islas
hacia su fuerza 
de estrellas

días
en los que se querría 
no ser más que una cruz 
pagana 
extender los brazos 
acoger al sol 
la brizna de hierba 
la constelación de los trigos 
con la mirada de aquel 
que nos hará caer 
como un planeta 

cierro los párpados
ofrecida a la luna
ofrecida al sol
vieja por una juventud
que no ha durado
 
animal de la tierra
animal del agua
Titicaca 
roca  puma rojo
el ojo el hocico 
abiertos hacia  el Cuzco 
el centro del Imperio
de los Cuatro Horizontes
Tahuantinsuyu
 
cuando abro los ojos 
dos granos entre el racimo
de los ojos de los turistas
yo no sé bien
de dónde vengo


              De La Tierra, Este Animal, 2004

 



Cuando se camina 
entre las albas
de un continente viejo
ocurre
que los antepasados nos zarandean

tomándonos por las manos 

y nosotros caemos de rodillas
para sentir el cielo en el suelo

              De La Tierra, Este Animal, 2004

 



LA MUCHACHA DEL VESTIDO AMARILLO


Skolvan, Skolvan, eskob Leon,
‘zo deut da greiz ur lann da chom,
‘zo deut da chom da greiz ur lann,
e-kichen forest Kaniskan 

« Skolvan, Skolvan, obispo de León
se fue a vivir en medio de las landas,
en medio de las landas, se fue a vivir 
al pie del bosque de Quénécan »

La joven del vestido amarillo… 
Ella hace mentir la blancura de los fantasmas. 
Sus ojos de estepa la confunden. 
En torno a ella, el mundo se desdibuja. 
¿Irlanda, Escocia, Islandia o la Tierra del Fuego? 
Perder el pulso de la piedra, alzar un vuelo glaz. 
Rodar, bamboleada por las olas, bran, glossen.
Ella convoca al cuervo, al escollo. 
No tiene intención de dejar, por previsión, que sus párpados caigan. 
Ella no mira el mar, sino la Mor, 
no muerta ni madre por amor, 
la Grande, la Inmensa entre la cual respirar, 
los pulmones llenos a reventar, mojada hasta el cuello. 
Ella se baña en la marea creciente 
entre la bruma secante de las luces sobre los guijarros ardientes. 
Feunteun velen de los amores gualdos. 
Una última pesadumbre de infancia 
la precipita hasta un punto de no retorno. Men Du. 
Ella no sabe todavía que los confines del mundo que se abandonan 
cortan a las personas en dos. 
Penn ar Ru Meur, las piedras gruñen. 
¿Entre cuál tormenta se hunde la Punta del Gran Túmulo? 
Aquella que la roca da generosamente 
golpeará a la puerta de su madre perdida entre la pena. 

El agua de las fuentes correrá a raudales con cada salida del sol  
de entre sus muslos de retama. 

Mujer bohemia del mar,
sol, sun, heol
ella irá de isla en isla, insolente y distraída, 
a hacer temblar su lengua de acantilado. 

Cuando ella diga korz en vez de junco, 
se entenderá cuerpo y se pensará que ella se ofrece, 
turbulenta y liviana 
sintiendo la tierra en cada hendidura. 

Ella salmodiará con frecuencia la misma queja, 
la historia de Skolvan, asesino errante desterrado por su madre 
no por sus fechorías, 
sino por la pérdida de un pequeño libro. 

Tevet, ma mamm, na ouelet ket, ho lever bihan n’eo ket kollet. 
« ¡Cállate, madre mía, no llores, tu pequeño libro no se ha perdido!» 

Mañ er mor don tregont gourhed,
'mañ er mor don tregont gourhed, 
En beg ur pesk bihan o viret. 

« Se encuentra en el mar a treinta pies, 
Se encuentra en el mar a treinta pies, 
guardado entre la boca de un pececillo. » 

La frase no se ha dicho 
que el pez se adentró en la casa, 
con el pequeño libro entre la boca, 
y lo ha posado sobre la mesa redonda.

No le faltan más que tres páginas mojadas.  

Unan gant dour, 
un all gant gwad, 
un all gant daeroù ho taoulagad

La una con agua, 
la otra con sangre, 
la tercera con las lágrimas de tus ojos.  

              De Cómo va el mundo contigo

 


La barca 
de un pétalo
da vueltas 
entre el aire caliente

tú sopesas 
su caída

              De La caída del pétalo
              Fragmentos de un libro por aparecer

Vivir con su palabra
como se vive con sus ojos 

cada palabra espera su hora

esto que se ve regresa
de un tiempo pegado 
a la sombra 

el pétalo en su caída
aprovecha la deflagración de los segundos
en recordar su nacimiento
ávido de fuego

la tierra no está nunca lejos
del cielo


              De La caída del pétalo
              Fragmentos de un libro por aparecer

Al este del Este bajo las llanuras carne de liquen 
Blanca-Arenilla el deseo nacía de la ola 
entre los halos verdes de un pub irlandés
evaporándose de nuestros cuerpos desleídos 
para mejor regresar en humo color malva
entre un cementerio de Gonaïves 
un día de Rememoración 
eso ocurría 
también en Montreal 
en el gusto del estío que declinaba 
bajo guirnaldas de globos color rosa 
un simple deseo de jugar al boleo con tus cabellos 
para revelar tu mirada de niño 
con toda seguridad era el reflejo 
de un sueño mil veces repetido hasta que me deja entretenida allí  
la sombra de una isla recortada sobre el agua calma 
esmeralda turquesa y azul-grisáceo insistente 
sobre la línea de separación allí donde la tierra 
se desliza entre las cascadas del sol 

la repercusión hasta perderse de vista
de un juego de niños   


              De La caída del pétalo
              Fragmentos de un libro por aparecer


Nació en 1972 y pasó su infancia en Bretagne. A la edad de veinte años, se fue a estudiar a Quebec. Escribe poemas, cuentos y narraciones. Dirige talleres literarios. Algunas de sus obras: La route des vents paraît, 2002; La terre cet animal, 2003; Traversée de l’Amérique dans les yeux d’un papillon, 2010, Comment va le monde avec toi, 2013, La mer à la porte, Orange sanguine.

Última actualización: 15/01/2022