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Eduardo Dalter (Argentina)

Eduardo Dalter en el 25ª Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Eduardo Dalter

Poetas invitados al 25 Festival
Internacional de Poesía de Medellín

Julio 11 al 18 de 2015

 

 


Lectura de Eduardo Dalter en la Clausura del #25FIPM

*

Nadie estuvo en sus ropas, en su patria, en sus raíces.
Un silencio de lobo avanzó y corcoveó por estas calles.
El terror derribó puertas y espió por las mirillas.
Una conmoción de muerte, de la puerta para afuera
y de los ojos para adentro, nos exilió del otro
y fuimos gente sola, de mirada huidiza, en los rincones
como las hojas tristes que los vientos amontonan.

De Estos vientos (1984)

*

 

Dejá que entre la luz,
dejala que entre,

que se acomode,
que abra su valija;

no vayás a echarla;
dale de comer;

dejá que ande por la casa.

De Silbos (1986)

*

 

Seguramente haya otro lugar
más allá de este pozo
y de este horizonte seco
y quebradizo. Un lugar
para sentirse más palpable
y que hay que edificar aquí.

De Hojas de sábila (1992)

 

*

 

DEFENSA DE LA POESÍA
Palabras con mi hijo

Porque, aunque no lo creas
–plano más concreto–,
la luz de las estrellas
también vuela

y, además, el horizonte
es una línea tan cambiante
de acuerdo a cómo vires
el rumbo de tus pasos.

 

                *
 

De esta arboleda
tomá tu color
o tu desdicha; y tomá
tu mar, tu vaso...
Todo suena, pareciera,
a nueces secas. Pero
también suena un río
       grandioso
que aún no escuchas.
 
 

A MIS ZAPATOS
 

A mis zapatos remendados
       yo los quiero;
mis zapatos con cartón debajo
       y nylon debajo
para que no entre el agua
       de la lluvia
ni el agua de cuando baldean
       las veredas.
Mis zapatos húmedos y tibios
de mí y con polvo de camino,
       mi camino.
Descansando ahora, debajo
       del mueble
–pueden verlos–,
y mirando gozosos cómo escribo
reclinado en la cama todo
       esto
y cómo abracé hace un momento
       al Caribe hondo y voraz
de Aimé Césaire y Saint-John
       Perse.
Zapatos, zapatos excedidos
       de mí
hasta deformarse, cuartearse
       y agujerearse.
Pero listos y hermanos
y comprendiendo, pareciera,
cuál es la estrella fugaz
y cuál es ésta. Y vamos,
yo adentro de ellos
en la parte que les toca.
Denostados, sin embargo,
       torpemente,
por una mujer, ciega mujer,
abandonada mujer, sola mujer.
Dejadme cruzar la calle,
       poesía,
poesía de los salones,
las rondas, los concilios,
que vengo de galope yo
       con mis zapatos!
    


De Aguas vivas (1993) 


 

*

Viento, háblanos del mar
que hoy estamos algo así
como aburridos, como tristes.
Afuera, ves, llueve,
llueve con ganas
y contigo. Háblanos
también de las costas
de Chacachacare y de Macuro
mientras tomamos el café
y miramos la ventana. 
       Háblanos
así, del oleaje
torrentoso dando en los cargueros
que se inclinan
en las Bocas,
que hoy estamos desolados
y deseosos de tu magia. 

De Las costas del golfo (1995) 

* El autor vivió en Güiria, poblado costero venezolano, durante 1977 y 1978,
y a esa experiencia corresponden los poemas de este libro.


 

*

 

Luna, grave
luna, encima

de los tejados
ya húmedos;

y las calles solas,
solas,

donde se va
esfumando

la estela
de tu aliento

a cada paso.

-- 


Hay un camino
aún no atascado,

aún ni pensado,
que comienza

en la punta justo
de tus pies; hay

un camino; hay,
hay un camino.

De Mareas (1997)
 

*

 

            Cercanía del Harlem

En esta plaza brumosa, raleada,
estoy solo con los pájaros
       –alas oscuras, casi quietos,
       chistar agudo–.
Pasa gente con aire distraído
y gesto triste,
       hamacando los hombros,
       mirando hacia los árboles.
Gente sola, de sino y ropas pobres.
Caracas o Guarenas parecieran estar
       a la vuelta,
pero no. Es éste el primer mundo
       con sus caños oxidados
       que gotean
en el patio y en los techos
y con el dolor también
       (no digas que no)
       entre las vértebras.
Y el murmullo, sí,
que va poblando los instantes.


-



            Escuchad el viento:
           John Coltrane 

No quiero armonía;
       escuchad
el viento que saco entre mi lengua
       y mis dientes
y pasa cortante
       por mi saxo.
No quiero armonía;
       quiero
perforar el aire;
       quiero
rehacer el rumbo de la calle
y andar después
       grave, distante,
musitando y callando
a todo piano.

 

De N.Y. Postales para enviar a los amigos (1999)


 

*

 

 


Ese hombre inclinado con su palo
       en medio del basural,
donde las bolsas de nailon
y los olores gruesos,
       en marejada,
cubren el paisaje,
no busca la felicidad,
       en cualquiera de sus versiones,
o acaso sí
       creyó ver un atajo
allá, en los límites
       del horizonte,
entre bolsa y bolsa,
       o recuerdo y recuerdo;
una felicidad fugaz,
       con un palo,
o posible o creíble,
mientras el sol lo alumbra.

De Bocas baldías (2001)

 

*

 


DESOCUPADO
Salmo 2000

Un desocupado, Dios, es una pieza única
que hace a tiempo completo su trabajo;
una pieza insustituible
       a todo el engranaje;
una mudez; un grito; un balbuceo;
un canal nivelador
       que espera aguas,
aparentemente más cerca de la sequedad
       y el olvido
que de la administración planificada
       de riquezas.
Un desocupado, Dios, con su desierto
       y su niebla,
vital a este equilibrio de espejismo,
donde cada cosa empuja o devora
       a cada cosa.
Se repite, se confunde, y se alza
ya como discurso
de escena, que el desocupado está
       desocupado
de toda función o todo uso,
mientras la máquina infernal, abismal,
       ahonda el pozo.

*


Eduardo Dalter   nació en el barrio de Vélez Sarsfield, Buenos Aires, en 1947. Poeta e investigador cultural. Desde 1971, año en que editó su primer poemario, ha venido desarrollado un quehacer sostenido en los ámbitos culturales. Importantes publicaciones de su país y de América han incluido en sus páginas poemas de su autoría: revista Crisis  (Buenos Aires), revista Alero (Universidad San Carlos de Guatemala), revista Golpe de Dados (Bogotá), Shantih magazine (Nueva York) y revista Casa de las Américas (La Habana), entre otras. Durante los años de la última dictadura militar de su país vivió en el Oriente venezolano y en la ciudad de Maracaibo, donde en 1982 se publicó uno de sus libros. Dio conferencias y participó de encuentros internacionales, y asimismo brindó numerosas lecturas; entre otras: en el Ginsberg Tribute, en el Central Park, Nueva York, y en la Feira do Livro, en Brasilia. En el año 2000 tuvo edición su trabajo de investigación Harlem: los blues de la historia, que incluye una selección poética, con 2da. edición en 2010. Por otra parte, en el lapso 1994-2002 dirigió la revista de poesía Cuaderno Carmín, de difusión continental. Durante el bienio 2004-2005 preparó y ofreció seminarios acerca de la poesía de América en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, entre otras instituciones. En 2013 dio charlas y lecturas en escuelas y en centros culturales de diversas ciudades de Italia y participó en eventos poéticos en la ciudad de Londres. En 2014 ofreció lecturas en Londres a la vez que completó su investigación acerca de la poesía del Caribe en lengua inglesa. En el mismo año, aparecieron bajo el sello del Ministerio de Educación de la Nación, sus libros Harlem: los blues de la historia y Viento Caribe, investigación y selección poética que le pertenece en coautoría. Su poemario Dos cigarrillos para Eliot se editó en marzo de 2015.

Algunas obras poéticas del autor: Silbos (1986), Hojas de sábila (1992), Mareas (1997), N.Y. Postales para enviar a los amigos (1999), Bocas baldías (2001), El mercado de la muerte (2004), Hojas de ruta (2005) y Canciones olvidadas (2006) entre otras.


Poemas paginadepoesia.com.ar
Entrevista con Eduardo Dalter Por Carlos Amador Marchant
XXV Festival Internacional de Poesía de Medellín. Un Festival para un nuevo horizonte

Publicado el 22 de mayo de 2015
Actualizado agosto 10 de 2015

Última actualización: 02/02/2024