English

Álvaro Inostroza Bidart (Chile)

Por: Álvaro Inostroza Bidart

Poetas invitados al 25 Festival
Internacional de Poesía de Medellín

Julio 11 al 18 de 2015

 


Álvaro Inostroza Bidart (Chile). © #25FIPM. Photo: Sara Marín.

 

Ensayo acerca de la ética en la poesía
y los poetas en nuestro tiempo

 

Por Álvaro Inostroza

“Si no consideramos la ética, queda nada más el espectáculo” señaló el poeta chileno Juan Luis Martínez, quien por estos días estaría cumpliendo 73 años y que está más vigente que nunca, por su afán de experimentación con el lenguaje, sin olvidar el lugar del poeta en el mundo que le toca vivir.

El oriundo de Valparaíso agrega: “La ética es el pan nuestro de cada día, es un cuestionamiento permanente, es la pregunta que nos ronda: ¿a quién voy a perjudicar con esto?”. Yo agregaría: ¿a quién voy a llegar con mi trabajo? ¿a quién voy a beneficiar?

El poeta no puede callar. El poeta habla desde la realidad del lenguaje. Lo importante es lo que dice el poeta, no quien lo dice; a través del poeta habla el futuro. El poema no debe ser un acto de vanidad. Debe ser un acto de entrega, de generosidad, de desprendimiento como desapego y como separación, de socavamiento como excavación en las profundidades de la experiencia humana y como debilitamiento de las fundaciones del edificio del pasado.

El poema debe ser un acto para minar las estructuras del lenguaje del poder, lenguaje que se reproduce a sí mismo, conservando los privilegios de quienes lo detentan y lo imponen. Este lenguaje debe ser desenmascarado y transformado por el lenguaje poético. “La poesía es demoledora de hábitos” remata Martínez.

El lenguaje poético da cuenta de la diversidad y de la riqueza del mundo, sin sobrevalorar ni despreciar ningún material ni ninguna experiencia. El poema permite hablar al tiempo y al territorio del poeta; por eso el verdadero poema es único e intenso como una piedra que recogemos en el lecho de un río, para que brille en nuestras manos; para luego dejarla ir como un pez contra la corriente, como un pez que remonta la corriente para sobrepasar la lógica y construir un nuevo mito, un nuevo arquetipo de la vida humana, de la existencia en la naturaleza y con el otro.

Argamasa cotidiana que se construye con gestos, sueños, trabajo, recuerdos y que el lenguaje poético integra y consolida, en la imagen de lo que debe ser y de lo que no debe ser, como una opción de vida, en la imagen lúcida del pasado, en la imagen visionaria del futuro y en la consecuencia del presente.
El poeta cuando encuentra esa piedra única, bella en su verdad, debe mostrarla a los demás, pulirla en la palabra justa y correcta; debe provocar la acción y el silencio, el recogimiento y el canto, la devoción y la crítica.

Luego, el poeta debe seguir su travesía, concentrado; sin perder el rumbo, expandiendo sus sentidos y la percepción de la realidad, esperando atento a encontrar otra piedra subiendo hacia la superficie o quieta en el fondo.

El poema queda suspendido en el aire, la piedra sigue su camino, rodando en el lecho del río o firme en la base de la casa del futuro, de la casa que nos sobrevivirá.

La lucidez, la visión, la consecuencia y la vertiginosa felicidad de estar vivos son los deberes del poeta.

 

testigo

quería viajar
pero también quería amar
quería ser poeta
pero también quería
tener una familia
quería no temerle
a la muerte
pero también quise
ver crecer a mis hijos
quería un mundo mejor
pero opté por sobrevivir
quería vivir de la amistad
pero acepté la posesión
de la pareja
quería prestar mis ojos
para transfigurar
la realidad
pero terminé siendo
apenas un testigo
privilegiado
de este futuro
que se disuelve
aceleradamente

 

ventanas

lo que hacemos
la vida
a veces apenas
la condición de ser
una y otra vez

ventanas
una canción
abrirlas
escuchar algo
darle sentido a la pregunta
corregir el error o lo imposible
simplemente salir
a caminar
meterse en lugares
del espanto
de la dicha

 

señales de vida

 

desierto
ante la inminente primavera
que asolará mi año treinta
sin tener
más destino
que habitar
el amor de los hijos
que al menos nunca
olvidarán mi nombre
me canso de hablar de mí mismo
quisiera partir cerro adentro
y no tener que estar dando
obligadamente
dignas
señales de vida

 

seis suites

 

I

todos duermen
el genio de la casa otra vez
las seis suites para cello solo
de Bach
tantos años de sólo recordarlas
la belleza desnuda
la continencia
el rigor más absoluto
Harnoncourt
desde la soledad
en todas partes
al mismo tiempo
es difícil soportar
la perfección

 

II

repasando mis libros
espero la inspiración
recuerdo mi historia
repaso los afectos
abro el bar de mi escritorio
preparo mentalmente
el día de mañana
el último de este largo fin de semana
hay música que debo volver a escuchar
sostener la voluntad
cumplir con los deberes
provocar la alegría de un extraño

 

III

antes debo lavar la loza
apagar unas cuantas luces
comer algo
preparar el guatero
para la Montse
verificar
que la casa me pertenece
todavía

 

IV

no es suficiente
encontrarse con el ser amado
hay que vivir con él
porque desde ya
se sufre la separación
también duelen los hijos
los padres
los abuelos
los amigos
la certeza
de no volverlos a ver

 

V

el error
es imposible

lo que debemos hacer
trabajar
trabajar
trabajar
hasta el silencio

 

VI

sostener
el arco
la voz
la copa
en alto
la soledad inevitable
aunque a ratos
ganemos tiempo
viajemos
a ninguna parte
donde nadie
nos espera

 

Ubicuidad

 

I

discusión eterna
esto de la poesía
callejón sin salida

II

cada uno tiene que tener
su vaso
cada uno
con su cada cual
escribir de memoria

III

ver fotografías
vistas
con anterioridad
estornudar
prender la radio
tarde verano

lo mismo dicho de una manera distinta

 

gente sencilla

amo la gente
que no usa el sentido común
que vive los fines de semana
como vacaciones
que trabaja
sin olvidar
que hay un mundo mejor

amo la gente
que sonríe cuando la saludan
que saluda
cuando le sonríen

amo la gente
que no es importante
que bebe en los cafés
dejando que el tiempo pase
haciendo caso omiso

amo la gente
que pierde el tiempo
la que no tiene nada que ganar

amo la gente
que lee en las micros
en el metro
que duerme
en las playas
sobre el sol
esperando la luna

amo la gente
sencilla
con la pretensión de interpretarlos
de ser algún día
uno de ellos

 

in memoriam

no tuve la suerte
de conocer a Bolaño
pero sí conocí a Armando Rubio
a Rodrigo Lira
a Juan Luis Martínez
a Enrique Lihn
a Jorge Teillier
a Rolando Cárdenas
no es malo llorar a veces
hay que ser bien hombrecito

en la década del sesenta
-la década prodigiosa-
crecimos bajo el cielo de la utopía
la historia nos llevaba de la mano

en la década del setenta
nos sentamos a la mesa
soñamos despiertos
despertamos a una pesadilla

en la década del ochenta
lo mejor fue la poesía
la amistad la acción
compartimos las calles
los bares conversamos
del regreso de la vida

en la década del noventa
entró aire música
tuvimos los últimos hijos
seguimos llorando a veces
lanzamos fuegos de artificio

en el nuevo milenio
volvimos al perímetro
tomamos distancia del poder
buscamos nuestro propio centro
el entusiasmo lanza sus últimos cohetes
la muerte deja de ser romántica
despegan nuestros hijos
odiamos los discursos
regresan los amigos
trabajo es sinónimo de voluntad
anhelo de jubilar
de ambiciones públicas

no tuve la suerte de conocer a Bolaño
pero seguimos aquí alejándonos
de las luces del gentío
negociando la rendición de cuentas
los límites de las tierras
el salvoconducto la visa
pero nunca la palabra
la memoria

Hablar de memoria Poemas 2004-2008 Ebooks Google
Poemas http://actaliteraria.blogspot.com/
Critica de Cine
Poemas alpialdelapalabra.blogspot.com/
Facebook


Álvaro Inostroza nació en Santiago de Chile, Chile, el 15 de diciembre de 1960. Es poeta, periodista, crítico de cine y profesor universitario, Master en Economía Urbana. Vive en Concón, Región de Valparaíso, desde 1988. Publicó sus primeros poemas en 1979, en la antología “Uno x Uno. Nueve Poetas Jóvenes” de la Editorial Nascimento.

 

En 1985 publicó su primer libro de poemas: Patio de Luz. Luego vinieron Tendido (en) público, 1996, Señales de vida, 1998; Días de fiesta, 2004; Hablar de memoria, 2010 y El Genio de la Casa, 2014. Actualmente trabaja en la escritura de su libro Zona de extinción.

En 2013 es publicado en dos antologías: “Ancestral Dominio del Verde” de poetas chilenos y colombianos, y en la Antología de la Poesía Chilena, Generación del 80. En los últimos 6 años ha sido invitado a participar en Festivales de Poesía en Argentina, Colombia, México, Cuba, Puerto Rico, Panamá y Guatemala. En 2014 ganó un Concurso del Ministerio de Cultura de Chile para asistir al X Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango, Guatemala.

 

Publicado el 24 de febrero de 2015
Actualizado agosto 12

 

Última actualización: 22/02/2024