Ashur Etwebi (Libia)
Por:
Ashur Etwebi
Traductor:
Arturo Fuentes
Política
Porque la mujer africana cantó y lloró, insignificante
la oscuridad se retira temblando.
Su voz hace arder pedazo a pedazo
el fondo del corazón.
Desde un punto en la oscuridad
emerge la luz diurna.
La gente son clases.
La alta es insubstancial,
la media insubstancial,
la baja insubstancial.
No obstante ellas difieren.
Es hermoso respirar esto profundamente.
Es hermoso decir lo que quiero.
Es hermoso que me sientas desde una distancia.
Es hermoso amar sin detenerse.
Traigo un alma junto a mí
y me distancio de los mandatos
que me han acompañado desde que la primera célula se dividió.
Ante el resplandor de la ciudad que...yo
alzo, frío...su esencia escandalizada.
Reúno mi conciencia en torno mío
y con una lentitud pronunciada reorganizo mis sueños.
Nuestras cosas están esparcidas aquí,
nuestras risas fueron derrotadas.
Aquí estuvimos pasmados por los colores de las estaciones,
y su mansedumbre nos traicionó.
Ten cuidado:
dos líneas de sangre
sobre la tierra,
y un cadáver envejecido
bajo los sobretodos
de los minúsculos
.....................
hombres.
Metamorfosis
I
El lobo es el maíz.
El lobo es el pez.
El lobo es el jabalí salvaje,
mitad blanco y mitad pardo.
Como si la melodía acuática de los molinos no conociera sus flexibles pasos,
como si el desierto no grabara sobre sus arenas el linaje del semen transparente,
como si los cazadores no cavilaran mil maneras de capturarlo.
Él se decía mientras los dientes entusiastas de los mimados perros de caza laceraban sus patas
y la artera red de los cazadores era cruelmente lanzada sobre su cuerpo:
la muerte llega en forma de judía verde envuelta en un rocío ligeramente frío
o en forma de un viejo y demacrado erizo una amarga noche invernal
o en forma de un deslumbramiento que te endereza el pene. Quizás es pesadilla,
quizás una realidad confusa.
No atinarías a saber incluso si un moco rojo fluyera de tu nariz o si la tierra hubiera perdido su aroma.
II
Su mano es el divino clarinete de madera que suena:
la arremetida de la lluvia, el restallido de las piedras, el aullido del lobo,
el ladrido de los perros, el susurrar del viento, el croar de las ranas,
el crujir de las hojas caídas, el añorar de un anciano enfermizo, el alboroto
de la testaruda yegua, el siseo de la serpiente, la risa del niño,
el llanto del oprimido y el alarido del déspota.
III
Por doquiera que construyen una casa la adornan con un grabado de un tiempo remoto
que debe ser difícil de leer, imposible de comprender.
Todas las veces que un poeta está fatigado de escribir nueva poesía,
es fastidiado por una mosca que insiste en aterrizar en la punta de su nariz.
Siempre que un artista dibujó la diosa fértil, hizo su vientre hinchado y prominente.
Todas las veces que los jóvenes corrieron para demostrar sus proezas, la fantasía fue la única vencedora.
Siempre que ellos financiaron la guerra, sus corazones dieron vueltas
sobre el fuego que atizaron para sus enemigos.
Todas las veces que cerraron sus ojos, un mástil de humo oscuro brotó de la tierra.
Siempre que copularon junto al agua, olas de amor los envolvieron.
Cada vez que se silenciaron, su piel y manos
y piernas delataron sus faltas.
Cada vez que dieron zancadas adelante, sus extremidades voltearon a mirar atrás.
Siempre que dormían, los cuadernos de sus secretos se abrían.
Estos son los herederos de una casa con tesoro de poderosa confusión.
Traducciones de Rafael Patiño
Una flauta que expresa el quejido del espíritu
Junto al río, se sentó bajo un emparrado de hojas de palma y lino,
tras de él hay dos jóvenes siervas de vientre magro con los ojos vendados de negro.
Su corona mira hacia el oriente y su cetro es dorado.
Las dos jóvenes siervas impiden que caiga el manto enjoyado de fruta y piedra que él dejó caer. Bajo su silla
hay un gato y un escarabajo en un cuenco de barro.
Con aceite ungiendo sus cabellos, con preciosa piedra engastada en su corona, alza bien en alto sus manos para arrancar una rama de dátiles verdes del árbol de la eternidad.
La mujer dispuso a su llegada dos cajas: de carne de ternero, arroz blanco, ghee fresco, azahares, mazorcas de maíz maduro, conejos rellenos con pistacho y canela.
Ella se sienta en la habitación del silencio hasta que el sol trepa hacia su casa en el cielo.
Una puerta y un halcón con fuego en la cabeza.
Una puerta y un halcón con agua en la cabeza.
Las gentes del sur llegaron trayendo:
toneles de aceite y miel, un ganso gordo con las puntas de las alas pintadas de henna, calabazas gruesas como el vientre de un sacerdote y ramas de dátiles verdes, y dátiles maduros en miel y corderos blancos como nieve y las plumas de varias avestruces.
Las gentes del norte llegaron trayendo:
platos dorados adornados de azul índigo, frascos de agua de un río lejano,
raros peces azules,
raros peces rojos,
peces que hablan,
y peces que danzan como el cristal en el agua.
Las gentes del norte llegaron con el mar
en una cuenta del tamaño de un ojo.
Las gentes del este llegaron trayendo:
un reloj de arena e hileras de astrolabios finamente tallados,
un espejo que reluce y un collar de cada color,
una caja llena de canciones,
y una flauta tocada por dedos expertos.
Las gentes del oeste llegaron trayendo:
una tablilla de poesía que cambia con el tiempo cambiante.
La tablilla es llevada por un hombre y una mujer de los que mana la fertilidad de la tierra.
Abre la boca
Abre tu boca.
Emergerás del huevo.
Subirás desde la tierra oculta.
No hay fuego en tu casa ni oscuridad ante ti.
Emerges de un día defectuoso
hacia un día defectuoso.
Emergerás,
un pincho en tu boca
los brazos a los lados
saludarán al pájaro buceador
el pájaro viajero.
Emergerás,
entre tus dedos flores de loto
y en tu nariz el aroma de la tierra mojada.
Abre la boca
tal como abres el pecho de tu madre, lleno
de perfume y útiles de limpieza, un gorro y un cetro con cabeza de serpiente,
una piel de leopardo, una copa de agua y varillas de incienso.
Abre la boca.
Las asas de hierro se romperán en tus piernas y tu corazón marcará sus antiguas melodías.
Abre la boca
para andar desnudo y limpiar los nombres de las cosas.
Traducciones de Omar Pérez
Poesía y música
Especial para Prometeo
“Me importó la música mucho antes de importarme la literatura".
James Merrill
A mis 11 años, yo era particularmente afecto a lo que solíamos llamar la edición callejera de Las mil y una noches, la cual era explícitamente erótica. También me gustaba leer otro libro: Kitab Al-Aghani (el libro de las canciones), un libro enorme, compuesto de 25 volúmenes y más de 6.000 páginas.
Aquellos libros abrieron ampliamente la puerta para mí, para darme cuenta luego, después de muchos años, y tras atravesar muchos altibajos literarios, que hay una fuerte conexión entre literatura y música, alma humana y música, y que la simple naturaleza de la existencia depende directa o indirectamente de la música.
Pero la forma de literatura que puede ser conectada más con la música es la poesía. Por muchos siglos la innovadora escritura que rima, fue considerada un trabajo de arte y poética. Algunos críticos hablarán sobre la música interior en el poema, y que si le quitas la música, la poesía desaparece. Es obvio para mí que la música es un camino para comprender la poesía y que puede ser incluso el origen de la poesía.
“Traté de escribir poemas como las canciones que cantaban en la Calle Séptima” Langston Hughes.
Una tarde a mediados de los setentas, solitario, escuchando un casete con música de Ravi Shankar en Trípoli, empecé a padecer un ataque y tuve que apagar la música, me di cuenta que había tenido un ataque epiléptico musical. Que ocurrió en una segunda ocasión sólo mientras escuchaba a Sami Shawa tocar violín. Por muchos años, fue un ritual para mí escribir mientras escuchaba mi música favorita, una larga lista del mundo entero.
Mi tercer libro de poemas lleva el título Río de música, en el cual todos los poemas están directamente conectados con la música: Charlie Parker, Charles Mingus, Nina Simone, Beethoven, Mozart, Ravel, Awad Toukhi, Khedr Bashir, Salam Gadri y muchos otros.
Música y poesía hacen a la guerra tan frágil e inofensiva…
Esto es lo que descubrí durante la guerra civil en Libia, del 2011 hasta ahora. Estos dos grandes elementos universales pueden hacer la vida soportable y que ser un ser humano honorable valga la pena.
Ashur Etwebi (Libia, 1952) es poeta, traductor, narrador, gestor cultural y médico. Ha publicado nueve libros de poesía, siete libros de traducción y una novela. Una selección de su obra, traducida por Brenda Hillman y Dialla Haidar, fue publicada en Estados Unidos en 2011.
Organizó el Primer Festival Internacional de Trípoli, en 2012, y el Festival de Poesía Poemas y Ciudades, que recorrió el Gran Sahara y las montañas Nafusa, en 2014.
Fundó la editorial Sociedad Arknu para la Literatura y las Artes. Organizó igualmente tres festivales internacionales de música en Trípoli.
Después de que milicias islamistas quemaran su casa, tomó refugió en Noruega.
Publicado el 10 de febrero de 2016