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Francisco Antonio López (Colombia)

Por: Francisco Antonio López

GUAYACÁN

 

Guayacán
esplendor de hoja soleada
antorcha de la tarde
farol de raíz oscura en el suelo

Crepitas en la distancia
con tu contraparte de montaña
fracturada por bombas
por máquinas de humo negro
que tiñen el adobe naranja
con su sombra siniestra

Tu hoja cae más rápido
que los hombres a la tumba
pequeña gota de estrellas
caricia de la muerte
que devuelve a la tierra
las cosas

 

SIN TÍTULO

 

Mis manos tocan paredes manchadas
con tinta negra del aire
se pega en mis dedos
y al fondo del pulmón
negro suspiro

Viento helado recorre mi rostro
Y los pliegues de la camisa
del niño que trabaja con su madre

Las mentiras repetidas en calles ponzoñosas
con canto de pájaros que se tragan el humo negro
y los árboles que resisten tempestades

Un hombre duerme en la acera
de la Avenida Oriental
No temo el horror que habito
Su mirada pasa conmigo
Pero me escondo entre raíces
mojadas por la lluvia
el sudor de mi espalda es la cara más pesada

 

Radiografía del cansancio

 

Los asientos del tren tienen el color
de sedimento muerto en un lago con lirios
Allí nos sentamos después del trabajo
con la expectativa de llegar bien a casa
pero nada de lo que ha pasado está bien

No es sudor lo que emana de los poros
las caras brillan de cansancio
Quizá lo que único que nos alumbre
sean estas luces color mentira
anunciando en el suelo
millones de puntos verdes
dispersos
pecas en la cara de un muñeco de plástico

Este tren es la cicatriz de una herida brutal
que asesinó al río cuando la espada
de un hombre blanco señaló
los motivos de la afrenta

Aves sobrevuelan este camino
son mosquitos en un tazón
de sopa amarga

Hemos seguido un curso contrario al agua
por causes de destinos heterotópicos
No hay peces en la corriente baja,
jalonada hacia el sur por la luna inmensa
sutil con sus hilos de nailon blanco
ata la roca a su luz de plata

 

Yuma

 

Al río Yuma

Yuma inmenso,
Yuma bendito,
Yuma sepulcro.

Yuma
Yuma
Yuma

Arena en los dedos,
un pozo profundo,
la muerte cristalina.

¿Dónde desembocan los cadáveres,
Yuma mortaja?

Yuma
adónde
Yuma
responde.

Lame mis pies
con tu memoria
de agua

Yuma
calcas el cielo
y esculpes basalto.

Yuma
no escondas el rastro
poniendo tu sombra
en los huesos.

Yuma
Yuma
Yuma

 

Eco:

 

Ancestros tallaron en la piel de la roca
su lengua
como el lamido de un jaguar

En el macizo colombiano
la palabra la tenía el agua
que todavía nos cuenta
de antiguo viendo con soplo de dioses

Un pueblo sin nombre
que guardó su eco en toba
para que solo se oyera
esta profunda nostalgia en el tiempo
y de aquel susurro
cada oído escucha
lo que quiere oír

Paren oreja
yo también soy extranjero
y lo que intentan traducir al inglés
ni siquiera se ha hecho palabra

El viento levantaba el cabello ondulante
de una mujer en el Alto Lavapatas
se plegaba como las montañas
entroncadas en el aire
con la linfa de la tierra
y el magma

Por eso es mejor quedarse mudo


Francisco Antonio López nació en Medellín en 1991. Licenciado en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia. Miembro del comité editorial de la Revista Cosmogonía. Sus poemas se han publicado en recopilaciones como “Cabeza de rata” de la ciudad de Bogotá y en las memorias del XVII Encuentro de poetas de Comfenalco Antioquia.

 

Publicado el 31.05.2018

Última actualización: 12/05/2021