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Zoë Skoulding, Gales

29º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía de Sara Marín

Por: Zoë Skoulding
Traductor: Katherine Hedeen y Víctor Rodríguez Núñez

Obra

Entre los edificios
                                    los árboles  se extienden hacia abajo
los lenguajes
                          de la tierra y las lombrices,
                                    las hojas glosan la jerga del cristal y el acero;
                los bosques yacen sobre los pisos
                                                                                 para rebotar
cada palabra, cada palabra
                                                     que dices
con el largo
                        eco de tus pasos que descienden en el lodo.

En deterioro y crecimiento simultáneos
                                                                  este laberinto de calles y plazas
echa raíces
                       trastornando el suelo
                                                                 con cada nueva inflexión, cada
derribamiento: primero los árboles, luego las casas
de madera, los ladrillos, el concreto rajado.
Mira,
           ahora puedes ver en las ruinas cómo
los edificios se agarraron y se te subieron
por los huesos, los escombros, las paredes de tierra,
                                                                     este enredo de tubos inútiles

 

 

Astrolaire

Caminaba por el jardín
bajo planetas y farolas
                   entre farola y

                   flor colgadas
entre elementos
entre las calles que convergen

una rosa no sabe
                  que es una rosa

la ciudad
no sabe que es una rosa

                 la ciudad abierta

me desdoblé
a través de líneas simétricas

asterión
la estrella la flor ocultas
perforaron la tenebrosa
vida de

su entramado de raíces extendidas sobre el cielo
                mientras los satélites germinaban alrededor
                                                    del mundo

 

 

La casa en la que es imposible no enamorarse

En un abrir y cerrar de ojos
                  el cuarto se encoje se torna un pulso doble
                                   y reconoces la mitad de todo

                                                     Las sillas
                                                                       demasiado lejos unas de otras
                                                      se tambalean

Las fábulas extravagantes se reúnen en las entradas
                 circulan como corrientes sin ninguna referencia

                                  a lo real
que desaparece
                                  debajo de la alfombra
                                                      cuando tu voz al punto de romperse
                                         da vueltas sobre una bocanada de ladrillos

para llevar estos arcos deteriorados que se te han
                                                                                   abierto por todas partes

y debes regresar a casa ahora pero nunca podrás
 

 

Los viejos muros

El muro es quien somos y quien no son ellos y
más adentro las fronteras se derrumban en una avalancha de
seguridad mientras las células se multiplican y penetran la piedra
una arenilla translúcida quiebra la piel a la intemperie
bajamos por las capas y esto es la historia
una puerta baja al pie de los muros se abre hacia unos arcos llenos
de estrellas articulados como los huesos del anca las finas coyunturas
ágiles como una voz que desaparece de detrás de las
palabras detrás de los muros donde se mueve el agua
contra los tonos profundos de árboles que nublan el aire
detrás del olor a tierra mojada la voz deja
la forma de sí y las huellas de los caminantes
trazan la cáscara de la ciudad sus palabras muertas
nos escurrimos de nuestras palabras tiernos como caracoles
y la nueva ciudad nace de las entrañas de la vieja
mientras el liquen se extiende por los mapas de ácido que invade y
se retira la ciudad los dedos recorren
caminos y alambres y dentro de los campos y las líneas de visión
regresan corriendo hacia la ciudad en alambres y los muros
no detienen nada y la nada más allá mientras una nube
de ojos se mueve por las calles y cae como la lluvia

 

 

Laberinto

 

Los juegos están prohibidos en el laberinto
Desde una boca que se abre en la piedra
                 un leve frío se levanta del camino más adelante,
la ruta reescrita mientras pies
                 que siguen pies siguen pies

a través del arco de lenguas
                 enredándose en las hojas,

                  a través de las hélices de un oído y dentro
de los pasillos de presión vacilantes que se edifican
                  y se contraen
                                            debajo de la ciudad

mientras los pensamientos cambiantes se enfocan en el habla
                   o los pliegues de aire dan la vuelta para
engancharse,
                   se deshacen

por cualquier camino a través de la zona del eco;

tu oído que sigue estas líneas sigue
                  mis dedos mientras mis pies siguen

profundos en tus venas
                   la frecuencia baja de la sangre.

Aunque esté demasiado oscuro ahora
                   para que me veas,
estoy lo suficiente cerca para sentir tu respiración
                   aquí, sobre esta mano.

 

Columnas I

 

Oh ciudad radiante tus bulevares se alzan en domos
cada uno marca el punto de visiones o decapitaciones
desde este punto el arreglo está completo su partitura
debajo de mis manos que se agitan la falsa nota
desterrada como los pobres que improvisan una vida
en alguna parte en los suburbios el laberinto se ha
convertido en un muro de tejo singular sus caminos
canalejas de tinta en los ramos los espectadores se
sientan afuera los poros de sus cuerpos se abren con
el placer que disfrutan tan fácilmente afectados por
el aire que amarillea el papel donde se les escribe
mientras la lignina se rompe todas las partes de
esta ciudad deben estar puestas en ángulo hacia el
sol pero debajo en los pasajes de cristal de joya nos
hartamos de amatista y pájaros de azúcar compuestos
en texturas pluma broche itálica muy por encima de
nosotros donde el techo de vidrio se filtra electrónica
callada de siringa y garra y por dentro no escuchas
mientras los nervios y el corazón te estallan música
de cámara anecoica sin fin y los muertos solo dejan
de comprar cuando mueren

                                  Del libro Las habitaciones y otros poemas

Los cuerpos desterritorializados: un ensayo sobre la escucha


Zoë Skoulding nació en Gales en 1967. Es poeta, editora, música, performer y profesora universitaria. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas: El comercio del espejo, 2004; Alambres oscuros, en colaboración con Ian Davidson, 2007; El museo de los sonidos evanescentes, 2013; Teñido, 2016;  y, Las habitaciones y otros poemas, 2018. En la actualidad trabaja como investigadora en la Universidad de Bangor, donde explora el sonido en la poesía, la traducción, y la relación entre poesía y espacio urbano. También enseña escritura creativa.

Entre 2008 y 2014 fue la editora de la prestigiosa revista Poetry Wales. Fundó y dirigió el Festival Internacional de Poesía de Gales entre 2012 y 2017. Recibió el Premio Cholmondeley  de la Sociedad de Autores en 2018 por su contribución a la poesía.

-Website
-Poems PoemHunter.com
-Biography and essay about Zoë Skoulding British Council Literature
-Poemas La Cola de Rata
-El bosque Gwydyr – de Zoë Skoulding Buenosairespoetry.com
-Biografía y poema Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires
-The Old Walls Lyrikline
-Astrolaire Lyrikline
-The New Bridge Lyrikline
-Forest with A-Z of Cardiff  Youtube

Publicado el 11.05.2019

Última actualización: 16/01/2022