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Claus Ankersen, Dinamarca

Por: Claus Ankersen

Martes tóxicos

A veces, en martes como estos
quiero matar a alguien
ansío ver sufrir a los culpables
y que triunfen los inocentes
quienes quiera que sean,
quiero ver a cada CEO del planeta
con una participación
en la producción,
distribución o venta de productos
tóxicos
ropas
            tóxicas
comidas y productos agrícolas
            tóxicos
            arrestado y expuesto a la multitud
por crímenes contra la humanidad,
como en la edad media
pero peor,
inmovilizados en artefactos de madera
en plazas públicas
cada uno ellos durante dos semanas,
desnudos como la confianza que les ofrecimos,
quiero nacionalizar todas las corporaciones involucradas
antes de que los estados nacionales queden disueltos,
embargar
todo su dinero acumulado de fantasía
y entregarlo al bien común de la humanidad,
sea lo que sea eso.

Quiero matar a ese dragón de sangre azul
plantado en lo profundo de las vainas de nuestros corazones
por aquellos que transforman el potencial ilimitado
en marcas y cajas y parcelas diseñadas
para hacernos alimentar a los monstruos y olvidarnos de que nosotros
somos a los que hemos estado esperando, y somos como el sí
de los Hopi
que también fueron engañados.

Quiero matar a alguien
algo natural en tiempos de guerra porque
estamos en guerra, compañeros
estamos en guerra, compañeros corderos-humanos.

Es tiempo de una votación general
de no confianza,
de un no, no creemos en sus buenas intenciones
de un no, no creemos que ustedes lo sepan mejor
de un no, no creemos que el sol no vaya a salir
cuando el último fondo riesgo sea sacrificado y el último préstamo con intereses
sea anulado por el bien común
del ser humano libre, sea lo que sea eso.
Pero eso es solo material de martes. Los miércoles
son una cuestión totalmente distinta. Me doy cuenta
de que es muy inapropiado, si no
claramente incivilizado
desearles algún mal a los siervientes
de las esctructuras, los peones que mantienen
el paraguas sistémico del
planeta-banco-esclavo-mundo-consume-para-ser-libre
no es nada-personal-¿sabe?,
o querer propagar diferentes memes
o una cornucopia de memes
un arcoiris de sistemas
todos hablando con voces diferentes,
si no la misma.
Los miércoles, sé
que hay muy pocos de nosotros,
que el 98 por ciento habla
por el 1 por ciento de arriba y el solitario uno
que queda está tan disperso por la tierra,
            renegados, inadaptados, artistas,
que son muy pocos como para ser un cambio
que no sea otra cosa que entretenimiento.

Los jueves suelo recobrar la esperanza
y creo en un cambio que será inminente,
el sol utópico levantándose,
gente uniendo sus manos para se uno solo ser
poniendo fin a esta abominación,
convirtiéndose en una flor
de milagros arcoiris desenchufados,
pero entonces, se acerca el viernes
y los viernes
voy a bailar con los otros inadaptados,
adormeciendo mi craneo con basura industrial,
un bazar de espíritus con espíritus
pensamientos nobles y visiones de hoja verde,
convirtiendo los viernes en sábados
y en picnics y en comida basura y quizá en un paseo por los lagos
antes de que el domingo se conviertan en lunes,
donde suelo encontrarme a mí mismo mirando
a los cielos falsarios y al juicio inminente tronando
en mi plexo solar, susurrando
que la guerra es completa y que es la hora de
¡un martes de r/evolución,
ya mismo!
 


En la niebla

Refugiados en la niebla
como tantas olas huyendo
de los vikingos de sus patrias, berserkers
corriendo mientras el mundo gira
hasta quedarse sin ayeres y mañanas, dejando
todo por perdido y con solo una salida
abierta para escapar.
Van volando sobre alas de esperanza
para ver un nuevo amanecer brillar azul
sobre las nubes
y la lluvia de lágrimas
cayendo desde unos ojos demasiado jóvenes,
lágrimas saladas como la niebla
donde pusieron al pequeño niño ahogado
a descansar sabiendo que sin duda
su padre nunca disfrutará masticando
con esos dientes nuevos que deseaba,
que nunca volverá a desear nada,
nunca más, lo masticaron y lo escupieron.
refugiados en la niebla
judíos, gitanos, las tribus, los intocables, yazidies, adivasis,
todos errantes, todos una familia,
extranjeros unidos
respirando como uno solo,
quizá tú
un día, tú
comerciante, doctor, profesor, cocinero
caminando a zancadas
a través de un tsunami de devastación
lejos de la muerte súbita
del amor, la vida, la risa y con el ojo de Sauron
en el cielo, en algún lugar
orquestando, calculando, fiscalizando
mientras el globo gira sin control
y donde la única constante
es el depredador gigantesco,
la gran aspiradora llamada capitales salvajes
aspirando el mundo hacia una niebla
de maravillas perdidas y refugiados
que huyen
como tantas olas en una mar de lágrimas.

 

Los pobres

Tengo que ignorar
            al viejo de piernas delgadas como antebrazos
y a la niña pequeña vendiendo libros de textos usados,
esos ojos dóciles
            muy poca comida
            y demasiada contaminación,
tengo que ignorarles, se me rompe el corazón
            porque no puedo ayudar, salvarles
aún menos,
así que les doy la espalda
a los ciegos
            y sigo mi camino
hacía un oasis de paz,
me alimento de slowfood orgánico en una mesa blanca
            hecha con delicadeza de huesos humanos
y oigo a los pájaros
            saludar al ocaso.

 

Tienen que jodernos mientras somos jóvenes

Tienen que jodernos mientras somos jóvenes,
mientras todavía somos infancia fresca recién cosechada,
los cuerpos floreciendo,
horizontes más anchos que la nieve al caer
y esperanzas
marchitándose volcánicas
a través de las cáscaras de los clichés y aguas salobres en remolinos.
Tienen que jodernos
mientras,
más que cualquier otra cosa,
todavía queremos que nos escuchen y nos tomen
en serio.
Nos tienen que joder cuando nos importa el mundo,
cuando aún está abierto y es enorme
como todos las mañanas esperando
la piedra filosofal
y los anillos que lanzaremos
a las aguas que partirán
hacia la gran magia
                        y la maravilla persistente
en cada pestañeo.

Tienen que jodernos mientras somos
semidioses bajo la piel de Jano,
recién salidos de la fábrica
            en las nebulosas que flotan a través de lagos
de cristal ovalados.
Tienen que hurtarnos del pequeño bolsillo del espacio opcional
para un intercambio fructifero,
            la lengua mojándose despiadada
            en el nectar.
¿Cómo puede ser tan duro? ¿Cómo puede ser tan blando?
¿Cómo puede ser tan grande? ¿Cómo puede ser tan estrecho?

Tienen que jodernos mientras somos jóvenes,
entra mejor
mientras la grasa de bebé aún se mantiene.
Lo llaman estupidez juvenil
pero es verdaderamente maraviloso
mientras dura
porque el two-step de la eternidad se cuenta rápido,
el breve instante
en el que se encuentran los mundos que pasan.
todo lo que ha sido y todo lo que será.

Nos tienen que joder mientras somos jóvenes.

 

Pintor

Pinto mi cara
en la pared con las señales
de un tiempo pasado

Rojo ocre es la sangre
ríos que corren
por las mejillas rojo cereza
de huérfanos y supervivientes enfermos

Amarillo sulfuro es el aire rancio
toda la contaminación dentro
y fuera, los océanos y los lagos muertos, plastificados

Blanco caolín me recuerda
la inocencia perdida, y las mañanas que pudimos disfrutar

Blanco caliza es la diferencia
Gris ceniza es el color del nuevo abrigo del planeta

Pinto mi cara con las señales
en la pared
mi cuerpo de diamante prismático
control mental
en repetición, hay medios de comunicación,
solo el sonido del agua
guisando a la rana
mientras sube el volumen,
ideas como cebollas se van pelando y revelando
por la dominatrix del cielo, tranquilizando
al planeta vacío:
Los ricos
también estaban nerviosos, con miedo,
poseídos por sus monstruos de dinero
Midasificados por sus tulpas verdedolar
sin poder moverse, prisioneros
en sus torres negras y doradas
oprimidos sin saberlo, excepto
por un puñado de ellos en lo más alto.

Pinto mi cara con las señales
del único humano que quedó en la tierra.

Un grito de guerra escrito para su participación en el 30º Festival Internacional de Poesía de Medellín


Claus Ankersen nació en Dinamarca en 1967. Antropólogo cultural, escribe poesía y prosa, traduce, ejerce el activismo literario y trabaja con híbridos interdisciplinarios con la palabra como elemento constante. Es autor de quince libros y ha presentado sus obras en más de veinte países. Su obra selecta ha sido traducida al sueco, finlandés, estonio, ruso, polaco, ucraniano, rumano, alemán, urmurt, búlgaro, inglés, uzbeko, español y macedonio. A principios de siglo, fue clave en el desarrollo de la poesía danesa e internacional del Spoken Work, y estableció la expresión artística de la poesía performática en la historia literaria danesa con su documental de 2009 Cacahuetes y cerveza gratis.

En noviembre de 2019, su último libro salió a la venta en Dinamarca, el poema esotérico "El triunfo del corazón cantante". En 2018 su colección Agarra tu corazón y sígueme fue aclamada por la crítica en la India, y su novela picaresca posterior en danés Pendæmonium fue elogiada por ser fantástica y, entretenida. En 2016 fue publicado en Ucrania con la colección original, Una convergencia súbita. Esta colección fue aclamada como uno de los mejores volúmenes de poesía traducidos del año. Otras obras del autor: Palabras habladas, 2003; 52 Poemas modernos de inconvenientes, 2005; Recuerdos del cielo. Híbrido / Gonzo, 2013; Brandtale, 2016; Almas gemelas, 2017; Río del hombre, 2020.

En 2015 lanzó Army of Poets, red global y local de poetas de acción.

-Lectura de poemas Video en el canal Youtube de TV Marineret 2
-Poetry Café. Claus Ankersen Canal Youtube de Radio Robin Hood
-Danish poet Claus Ankersen loves Chennai and spoken poetry The Hindu
-Esoteric secrets through Claus Ankersen’s magical lens The New Indian Express
-Facebook 

Publicado el 24.02.2020

Última actualización: 18/05/2023