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Ana María Oviedo Palomares (Venezuela)

Por: Ana María Oviedo Palomares

Hermanos            

Anda por ahí un igual
que te conoce
en el tiempo detenido de la infancia,
ese idioma de dos, irrepetible.

En otras calles ya,
en otra ciudad, en otro mundo,
tiene el recuerdo exacto de los juegos,
los miedos, las sombras cómplices, las risas,
las voces de los que se fueron para siempre.

Un igual con tu mismo corazón,
alumbra, llama firme, la memoria.
Resguarda intacto el esplendor
del primer amanecer,
un jardín,
la noche.

Tiene tus ojos y el fuego en que reincides.
Los secretos. La pura libertad de ser.

Un igual para el que no hay distancias.

 

 

Cuarentena en un patio con pájaros

Siembro tréboles para que no me alcance la suerte de los mortales.
Por fortuna no ha crecido nunca en mi huerta alguno de 4 hojas

A veces de ellos nacen pequeñas flores rosadas
como perlas de un sueño.

Es mi único lujo, porque
entonces llegan pájaros que acaban con el brote de luz,
Y se marchan,
cruzando con su vuelo encendido, la tarde.

 

El poema

Tú y yo nunca llegamos a nada,
apenas a añoranza de lo imposible.

Como una ventana que diera
hacia el campo en medio del día,
hacia limpias sabanas sin árboles.

Nunca llegamos a nada.

Imaginar una puerta que al abrirse mostrara
el desierto,
una plaza para besarnos como adolescentes,
una ciudad, Trujillo o Praga, por ejemplo,
trenes, rutas de viaje,
flores amarillas, silvestres, sin amarres,
un libro, Justine, la del cuarteto, por ejemplo,
una idea por la que morir,
una canción ridícula,
una fotografía de la infancia, o cuento,
Vientos Alisios, por ejemplo.

Pero nada.
Ni una carta de amor,
ni un pequeño animal detrás de nuestros pasos,
un gato lúcido de dos colores
que mirara desde su indiferencia o
peces dorados en un acuario artificial,
un día de sol, una piedra
sobre la que tendernos limpios e inocentes,
un poema, la música,
Mahler por ejemplo,
almendras, mangos, café, chocolate,
agua pura bajando desde los labios como un beso,
un perfume, el olor inconfundible y persistente
en las manos después del amor,
una película, Portero de Noche, por ejemplo,
pero nunca llegamos a nada
                                           nunca tuvimos nada,
crueles bonsais de granadas mínimas,
una calle, una vereda, una fecha de cumpleaños,
un patio, una mesa, una cama,
un trago de cocuy para enfrentar tristezas,
dulzón en medio de la lengua.

Era mucho pedir y nunca llegamos a nada.
Una habitación de hotel en las afueras
un día a la semana,
te veo, amor, el jueves, por ejemplo.
pero
tu y yo nunca llegamos a nada,

dormimos juntos y no basta
cuando apenas se añora lo imposible.

 

Amargo

Busco recetas de cocina
fáciles
sobre todo y más bien
                                       baratas.
La televisión está encendida y la OMS
dice que tal vez no haya cura
definitiva y
debamos esperar a ser
un nuevo
rebaño.

Vuelvo a la receta    una para
aderezar esta crisis que nos cala ya los huesos
desde que no tenemos mar
y nos han secuestrado el aire    el de volar
y nos han hecho olvidar la tierra
y las semillas.

En la brisa de esta tarde    una copa de agua
es un caracol
que reproduce el sonido del mar
en el patio de mi casa,
las cuatro paredes que resguardan el mundo.

"Pan sin huevo sin leche ni manteca"
Ah puede ser ese     hay que
ahorrar comida así no salgo tanto
en la cuarentena
la televisión habla de los desahucios,
gentes debajo de los puentes y el frío,
pero el gas...
Tengo que encontrar un pan que se haga en el fogón,
en los campos de refugiados las carpas
no llegan a caparazón ni el cielo es techo,
la voz del programa
dice que no tienen que perder y
pienso que perdieron siempre,
perdieron desde su nacimiento
junto al lobo de la pobreza
qué metáfora     manida,
minada,
lobo,
hiena,
lo encuentro
se puede hacer pan sin horno,
pan de sartén,
en un país del oriente medio ahora mismo
explota un hongo y es casi 6 de agosto
pero
después de que lo haga
estoy segura,
aunque acaban de rescatar a una muchacha
de entre los escombros,
será el pan más amargo que comí
alguna vez,
en fogón, sin huevos, sin leche, sin manteca,
pero con la sal, y el agua que no tienen allá,
allá en la inmensa geografía del desamparo
el pan más amargo de mi historia
                                                               culinaria.

 

 

Pandemia anterior

Siempre estuvo de este lado de la ventana.

Mirando.

Evitando rozarse con el prójimo,
sobre todo si él la estaba viendo
(y siempre la estaba viendo).
Al menos eso sentía,
sus ojos sobre ella donde fuera

El tapabocas era innecesario, pues ya era su costumbre
permanecer callada.

Hasta comer era oscuro.

Arrullar un niño,
cantar cualquier canción.


Ana María Oviedo Palomares nació en Valera, República Bolivariana de Venezuela, en 1964. Es poeta, música y promotora cultural. Fundadora y miembro del grupo directivo de la Red Nacional de Escritoras y Escritores Socialistas de Venezuela (2007-2010). Ha coordinado la Bienal Nacional de Literatura "Orlando Araujo" en sus nueve ediciones. Presidió de la Asociación de Escritores de Barinas, (2000-2005). Ha facilitado talleres de lectura y escritura creativa para jóvenes. 

Ha publicado los libros: De fuego o de ceniza, 1997; Dominio oscuro, 1977; Flor de sal, 2003; Ruegos, 2004; Crueles, treinta y siete canciones y un poema de amor, 2007 y las  antologías Dominio Oscuro, 2007 y De fuego o de ceniza, 2019. Textos suyos aparecen además en diversas antologías, y han sido traducidos al árabe, al italiano y al portugués.

Links a Ana María Oviedo Palomares:

-Ana María Oviedo Palomares: El Amor al otro es un acto poético elinstantedelapalabra.blogspot
-Ana María Oviedo: La de las mujeres no es una lucha aislada
-Poemas de Ana María Oviedo Palomares. Tinta-china.net

Publicado el 24.05.2021

Última actualización: 27/05/2023