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Diana Carolina Sánchez Pinzón (Colombia)

Por: Carolina Sánchez Pinzón

II. Metamorfosis

 

Mi cabeza flotando
entre luciérnagas
entre jeringas
con más de una gota de sangre
entre
carnicerías de moscas
entre
silencio.
Mi cabeza perdida
como vagina de muñeca de plástico,
en cualquier basurero.
Contempla
el paso de larva a mariposa
de bala a cadáver.
Mi cabeza flotando entre manos y pies de
otros.
Entre los sonidos del aullido del animal
que llega sin invitación a la
ciudad.
Entre cráneos de cabras.
Entre los eclipses
que siempre aparecen en los destierros.

Mi cabeza flotando
entre los ojos de Dios,
el cirujano.
Entre pesadillas,
que como pan sostienen a los hombres.
Entre este país de injertos.

Mi cabeza puede
contar hasta tres
para desaparecer.
Mi cuerpo no.
La guerra tampoco.

 

IV. Extinción

 

Las cenizas sobreviven
haciendo equilibrio,
sobre las ventanas.
Un salto mortal
un giro hacia atrás,
un paso rápido
por la cuerda floja.
No quieren caer.
No quieren volver a ser
comida de moscas.

 

Rituales del huérfano

 

Con gusto sería el niño abandonado en el embarcadero que partió hacia alta mar,
el pequeño paje que sigue la alameda cuya frente toca el cielo.

                         Arthur Rimbaud

I
Dibujo un barco. Atraviesa el río y choca con la roca. Se despedaza. La mirada del barco hundido anida en mis ojos. Le temo al agua.

II
El pentagrama se tatúa en mis manos, en mis uñas. Ellas se calcan sobre el piano. Lo que se escucha, son las mordidas del viento.
Estas mueven como olas, los labios de la gente.

III
Cae sobre mí una sombra. Vacilo entre saludarla y huir.
El reloj anuncia la hora del juego.
En mí, repito:
“La sombra no puede jugar a las escondidas.
La sombra no puede jugar a esconderse”.
Me olvido.

IV
La cabeza del pájaro
esta debajo de la almohada.
La luz se ha ido.
Le rezo como aquel ratón, pero no quiero dientes.
Quiero que el pájaro
llegue a ser un segundo Lázaro.

V
Soy la isla y la botella.
Pero nunca el náufrago.

*


Dejar que un verso
tenga crías sobre el papel
que lo apolille
que lo convierta en pantano
que lo use como voltio.

Dejar que dos versos
se enconen en el papel
se castiguen
se resuciten.
Dejar que tres versos
se maten entre sí.


*


La luna apunta.
Se mueve
como un ágil francotirador.
Aun me persigno,
e irrumpen como zorros enfermos
los dioses nacidos y los no nacidos.
No comprendo por qué
existe el sacrificio,
y por qué Dios le teme
a su reflejo,
si soy su imagen y semejanza.
He encontrado
las palabras
tiradas por ahí,
con un tiro de gracia.
También
un flamenco descuartizado,
marchitándose
en medio de vigas y resortes.

Bogotá es la salida
del Laberinto,
aunque los relámpagos
y las tierras baldías
aparezcan.

Sin embargo,
me alejo.
No contemplo el silencio
que han espiado mis pies.
No deseo que me hipnoticen
estatuas de sal.

El fin del mundo
aún no ha llegado.

 


Memorias de los testificadores

Yo Prometeo, até mis ojos a las piedras.
Los hombres han frotado las rocas.
Desde entonces
la ceguera me acompaña
y el águila
como un perro guardián
cuida de mí.


*

Soy la última paloma
que soltó Noé del Arca, veinte días después de que cesara el diluvio.
La historia sagrada ha mentido.
Nunca regresé.
Me quedé al otro lado del mundo, contando cadáveres.
Marcando sus ojos con mis patas.
Cortando sus lenguas. Órgano de pecado.

*

I

Yo soy yo.
No más que otro
pecado original
abofeteado:
el que aguarda
el paraíso,
porque la fe no puede ser
la sequía.
Yo soy yo
una mujer a la cual le
robaron el precio.

Ellos son ellos.
Ácido cítrico.
Lobos que imaginan a más lobos.
Cambian males por pan,
animales disecados por
calles impares.
Ellos son ellos
enumerando hostias para
no morir.

Yo soy yo.
Construyéndome de versos,
que se dilatan como
pupilas.
Agrietándome
sobre los caníbales,
que jamás han comprendido
el esqueleto de las nubes.

Ellos son ellos.
Los que enloquecen
contemplando coágulos,
sobre las carnes medio
abiertas.
Los que escuchan
las agonías,
y cambian de acera
o de nombre.

Ellos y yo
no creemos en las mismas
tumbas.


Diana Carolina Sánchez nació en Bogotá, en 1982. Desde 2006 reside en Madrid. Ha realizado diversos talleres de poesía y de creación literaria en Colombia y en España. En 2002, obtuvo el primer lugar en el IV Concurso Interno de Poesía y III Interuniversitario, convocado por la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Biblioteca Rafael García Herreros de Bogotá. Al año siguiente, logró el primer lugar también en el II Concurso Latinoamericano y XVI Universitario Nacional de Poesía Universidad Externado de Colombia, con el libro Versículos.

En 2018, la Universidad Externado de Colombia publicó su antología Cae sobre mí una sombra, y en 2019, algunos de sus poemas fueron incluidos en “Ellas cantan. Antología de poetas iberoamericanas”. En España sus poemas han aparecido en revistas y antologías, como en la Revista “Catálogos de Valverde 32” de la Editorial Alfama y en la antología “Ahora que calienta el corazón. Poemas a las estaciones del año” de la Editorial Verbum.  Es una delas poetas escogida por la convocatoria del 31º Festival Internacional de Poesía de Medellín.

Última actualización: 28/07/2021