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Diego Armando Peña (Colombia)

Por: Diego Armando Peña

De la muerte de un insecto

¿Qué pensará un cucarrón

                        que de espaldas

                                                recibe mi pie para enderezarse?

Mi pregunta llega a mamá que ya no tiene agüero ni dios como mi abuela

sino celular e internet como los niños

Se pone de espaldas para morir

me recita la voz del teléfono


Quizá un día

cuando la enfermedad me alcance tendido y sin poder cambiar de posición

me levante de la camilla y dé un paseo con traje o palabra de vivo

Entonces creeré que ha sido el pie de dios el que me ha enderezado


En la noche moriré

porque el agonizante

me han contado

solo se alienta para desfallecer


Mi abuela que ha observado todo desde que nací

                        me explica que el cucarrón se pone de espaldas

                                                para escalar hacia el firmamento

 

 

Visita a la nevera


La nevera sabe que la nada existe

aunque intente refrigerarla


La nevera anhela la quietud de sus víveres

por eso hurta el olor de cada uno


La nevera con el ronroneo de su motor

nos saluda y nos despide


Ella conoce nuestras ansiedades pues aunque llenos

esta es la quinta vez que la abrimos para encontrar silencio


La nevera siempre tiene cabeza fría para congelar en un instante a Heráclito

y espalda caliente para dejarlo fluir más de dos veces


Una madrugada supe que ella también tenía libido

cuando la encontré goteando sobre una pierna de pollo


La nevera es el ser más caluroso de la casa

pues para alimentarnos nos abre sus vísceras


La nevera para morir no se pudre

se seca el frío con la luz de sus entrañas


A su manera ella sabe guardar secretos

No nos ha dicho que fuimos hechos a su imagen

                                                                        y semejanza

 


Acero inoxidable

 

I

Luego de que su nieto quebrara seis pocillos

mi abuela reemplazó la palmada

por una vajilla en acero inoxidable


Pocillos hechos por extranjeras manos

para que todas las generaciones tuvieran un testamento eterno

un legado capaz de ahuyentar la muerte


Mi abuela me los mostró como un trofeo ante la destrucción

pero mi torpeza no podía creerlo

Probé con uno y otro golpe la infinitud de esos seres

Ellos me hicieron creer que la eternidad de dios estaba hecha de acero inoxidable

II

En una clase me enteré de que los metales se funden a 1510 grados Celsius

temperatura que solo podía venir de un soplo de ira divina


Entonces dentro de un pocillo maldije a dios

e incluso quemé su imagen pero él no se enojó


Mi abuela a su modo me enseñó que la muerte se presenta sin necesidad del óxido

pues luego de su funeral los pocillos se refundieron entre los lamentos de sus hijos

 

 

La leyenda del gran Judo (1943)

 

La estela de un paso Akira

se diluye como un cadáver sobre la tierra


Por eso entregaste tu huella camuflada en un zapato

uno de madera que desaparecerá más lento que un envase de plástico


Otros dejan detrás de la muerte un libro un árbol o un hijo

                                          tú dejaste a los tres en una Geta sin color


El calzado sostiene al tiempo

                                          ¿cuántos pasos diste hasta tu ataúd?

El calzado sostiene al espacio

                                          ¿a dónde vas sin tus pies?

El calzado sostiene también el sudor

                                          ¿o acaso usas talcos para disimular el dolor del andar?


Cuando veo en la pantalla ese AQUÍ

que con sus colmillos grabó un cachorro sobre la madera de tu zapato

pienso en el AKI que tallaste en la pantalla con una imagen florecida de tu pie


Recién nacías pero ya escuchabas de Heráclito que nadie se baña dos veces en el mismo río

Marcaste en el lomo del agua una huella con zapato para que caminara junto al tiempo

Seguro no entendías español que es desde donde te escribo

Sin embargo te llegó el rumor de Manrique

Nuestras vidas son los ríos

que van a dar a la mar

que es el morir


De lo que sí te enteraste Kurosawa

fue de que un zapato en el mar abre una zanja tan profunda

                                                           que se cicatriza en el cielo

 

 

Barbarroja (1965)

 

Desde mi ventana observo el interior de una iglesia

Sigo los movimientos del rito sin escuchar sus palabras

Santiguarse arrodillarse aplaudir cantar poner los brazos en alto callarse

levantarse y volver a santiguarse para despedirse de dios y sus menesteres


Así a través de tu pantalla espío el rito de los hombres

Así a través de Toshiro con barba roja sigo tu ceremonia

pagar sentarse callarse desesperarse llorar enmudecer y dar alaridos por un niño moribundo


La gente grita a un pozo el nombre del agonizante

Chobo Chobo Chobo Chobo Chobo Chobo Chobo Chobo Chobo Chobo Chobo Chooo bo

Su alma deja de bajar al fuego de la tierra y sigue la oscuridad de las voces hasta su cuerpo

En la sala de cine tus espectadores te entendemos

por eso disponemos nuestras gargantas y en la negrura del teatro vitoreamos

                                          Akira Akira Akira Akira AkiraAkiraAkiraAkiraAkiiiiraaaaaa

Poco a poco te halamos con una cadena hecha de ruido

Poco a poco yo repito tu nombre para conjurarte en estas páginas

Incluso Vallejo se levanta de su tumba y para agarrarte te dice


Tanto amor contra la muerte

tantas manos aferradas a la vida

que tú el cadáver no tienes más remedio

que incorporarte en la forma de tu niño Chobo

abrazarnos y andar tu camino sobre el aire del film


No necesitamos de dios   Kurosawa

basta un aullido humano para sostener el mundo

 

 

Toshiro Mifune (1948-1965) 1

 

       Cuando colgaste el rojo de tu barba, Toshiro, él se quedó a la espera de algo, como si dejase un cordel de su cuerpo estirado para que tú lo halaras. Al enterarse que te habías marchado, la cuerda que te lanzó se convirtió en un muñón a carne viva. Cada imagen que Akira pronunciaba manaba con el color de la mudez. Entonces, para colorear de nuevo su sangre y vendar el muñón, tuve que encontrarte. Estabas muerto. Polvo del Western cubría tu cara de samurái.

       Decidí hallar tus contornos, como quien busca el blanco de un lienzo trazado y borrado una y otra vez. Lo primero, Toshiro, luego de desenterrarte fue ensamblar las dieciséis formas de andar que te dio Kurosawa; enhebrar tus huellas. Ya con tus pasos puestos, lo segundo fue ponerme tu pene, pero nunca me encajó y tampoco lo necesitaba. Por último, te arranqué el rostro para hurtar tus expresiones; tenías muchas.

       Entonces hice una antología de tus gestos y, con mi nuevo cuerpo, me fui a curar a Akira, pero me percaté a tiempo que me faltaba tu discurso. Para eso te escribo, quiero que firmes con los dedos de todos los yoes, los tuyos, los de él, los de los dos, las palabras que dispuse como venda y tempera. Te lo agradecerá siempre la hoy apodada con tu nombre:

       Yo soy Toshiro Mifune

       el japonés que yace en el desierto oeste de Hollywood

       yo fui un tuberculoso

       un médico con sífilis

       un anciano

       un pintor

       un hijo vengativo

       un N.N. samurái

       y otra vez un médico pero con barba roja


       Todo me lo permitió mi habilidad de trastearme de alma sin cambiarme de cuerpo

       Sin embargo Aki debes saber que mi cabello dejó de hacerme caso

       y que poco a poco cada bloque o átomo se me endureció

       Como si mi piel tuviera un barniz de cemento

       quedé rígido y encarcelado en mi nombre

       
       Supe entonces Aki que ya no podría mezclarme con la secuencia de tu espíritu

       Me fui con la excusa del dinero pero solo no quería pronunciarte mi agonía

       Toshiro Mifune se ha vuelto él

1 Las fechas corresponden a los años del trabajo del actor con Akira Kurosawa.


Diego Peña nació en Bogotá, Colombia. 1996. Profesional en Creación Literaria de la Universidad Central de Colombia. Ganador del concurso de poesía Pablo Neruda, tercer puesto en el concurso de cuento Andrés Caicedo y finalista en el concurso Mirabilia de ciencia ficción. Ha sido publicado en diferentes antologías de narrativa y revistas como El Malpensante. Miembro del grupo literario Contracartel. Poeta elegido en la convocatoria del 31º Festival Internacional de Poesía de Medellín.

Última actualización: 24/07/2021