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Guillermo Bianchi (Argentina)

Por: Guillermo Bianchi

Piedra de amarre

compartimos la luz irrepetible
de la breve distancia que transita
cuando las horas barren los minutos
la esperanza navega en barco pobre
y el futuro es un dios desesperado

somos los que avanzamos día a día
apretando la vida contra el pecho
sin entender cómo empezó este frío
en qué emboscada nos dejaron solos

compartimos el tiempo que nos queda
vos lo vas desplumando poco a poco
mientras yo le recorto las agallas
tu pasado es de arena entre los dedos
mi pasado es de puerta mal cerrada

somos los que buscamos piel adentro
una carta perdida para siempre
un pañuelo en el aire
saludando a un fantasma.

 


Petroglifos

 

mi infancia fue dibujada a lápiz
mordida por los perros
azotada por lluvias torrenciales

huyó del mundo un día saltando medianeras
oculta en el fragor de la costumbre
atravesó la noche
(febril y cautivante)
con una huella efímera
como de pies mojados

mi infancia fue alcanzada mar afuera
hundida a cañonazos
salvada del naufragio.

 


La vida por delante

 

                 Todos los desaparecidos son nuestros hijos.
                 Azucena Villaflor

el hijo que me falta
quería cambiar el mundo
con sus manos de arcilla
con su espada de palo
bajo un cielo rabioso
fue creciendo a pedazos
lloró de amor
quemó su pecho el aire despojado
la madrugada le tembló en los labios

cuando se lo llevaron
fui más madre que nunca
sosteniendo su rostro en el abismo
supe que contra el miedo
se lucha cuerpo a cuerpo
que el dolor envejece a sangre fría
me volví árbol frente a la tormenta
me volví mar a golpes de naufragio.

 


Transformaciones

 

en la tierra de todos
     el viento ya no sopla
  duerme cruzado de alas
     sobre la piel del aire
el lenguaje rechaza su condición de humo
hay ríos que se alzan como mares
hay mares que convergen como ríos
la serpiente
     le exige a dios sus patas
los poetas reclaman su corona de espinas
y el cordero le clava
     los colmillos al lobo.

 


Pasajero

                 a mi hermano

 

Te traés, pasajero
desde atrás de la lluvia
tenés los dedos fríos de tocar los aviones
el corazón cansado de remolcar tu sombra

Habrá que precisar con qué ternura
se te arriman al ojo nocturnos ventanales,
te vienen a buscar los aeropuertos
para llevarte al fondo de vos mismo
a través de regiones desbordadas de espejos

Perdés todo en el viaje, pasajero
la identidad en tránsito,
tu inevitable whisky
y la filosofía del arrabal amargo
que ocasiona tremendas redundancias
cuando en la visa escriben
tus datos personales,
cuando querés llorar y no estás solo
cuando querés reír y estás sin nadie.

 


Epitafio para Aylan Kurdi

 

este niño no salta entre las olas
no dibuja en la arena dinosaurios de espuma
no persigue la sombra fugaz de la gaviota

entre el niño y el mar
se abrió un abismo
la vertiente del odio
el filo de la herida

sobre la humanidad yace tendido
su peso abrumador doblega al mundo
no lo eligió la muerte
sino sus lazarillos.

 


La mano del hombre

 

                     ¿Por qué viniste a mí desde el desierto de Nevada,
                     soldado armado hasta los dientes?
                     Saadi Youssef

 

quiso quererla bajo el conjuro de dátiles y versos
y el amor fue una luz entrando a tientas
filtrándose por orificios dejados por la guerra
arrinconado tras la empalizada
mientras dios volvía a sus quehaceres
a revivir cosmicidades
borealidades varias
a palear cadáveres con los brazos raquíticos

el amor fue repentina luz
delgada espuma
desde los alminares
volando hacia la noche
iba la muerte
francotiradora.


Guillermo Bianchi nació en Buenos Aires, Argentina, en 1970. Es integrante del grupo de poesía La Contracurva. Fue finalista y primer premio en diversos concursos nacionales e internacionales. Participó en varios encuentros y festivales de poesía en Argentina, México, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Chile y Colombia. Sus poemas fueron editados en diferentes medios gráficos y revistas virtuales. Publicó los libros La luz de los vencidos (Enigma Ediciones, 2012), Objetos varios (Editorial Casa de Poesía de Costa Rica, 2017) y Callar los perros (Alción Editora, 2017).  Poeta seleccionado con la convocatoria del 31º Festival Internacional de Poesía de Medellín.

Última actualización: 09/08/2021