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Lea Nagy (Hungría)

Por: Lea Nagy
Traductor: Omar Pérez

No era importante

 

                       (en memoria de Gèza Szocs)

Cuando el amante que duerme a tu lado sea
como yaciente, tibia estatua de lino
y estés contemplando el redondel calvo en su cabeza,
porque ha envejecido,
y susurras, así:
ha envejecido,
y acaricias el redondel
donde ya no hay pelo,
sólo piel, tan suave y sedosa,
brillando a la luz.

La luz matutina fluye gradualmente
de una esquina del cuarto a la otra,
abres la ventana
para ver mejor los rayos,
luego cierras los ojos,
el mar afuera ondula
y estás parada allí como un violín enorme,
estás desafinada, ya lo sientes,
entonces abres de par en par la ventana,
el cielo humea tan suavemente,
hasta ahora no lo habías notado,
porque había demasiada belleza,
no era importante para ti,
estar parada ahí como un violín desafinado,
viendo al caer la tarde el cielo echando humo,
mientras aquel que fue tu amante duerme sin cabellos.

 

 

Por los firmamentos

 

Entablado está el cielo sobre ti.
Dios lo ha asegurado con puntillas.
Tu antiguo pasado brilla a través de las junturas.

Es para que seas capaz de
pensar y razonar.
Para que sientas la realidad y peso de tu pasado oscuro,
a sientas la fuerza y creencia de tu buen pasado.
Para que veas por ti misma, lo que solías ser,
e imagines aquello que llegarás a ser.

Por entre las junturas toda la suave buena voluntad y todas las estridentes
malas acciones van ganando espacio.

Momento tras momento, entierras en los cielos, los cielos todopoderosos
tu alma, que enérgica y tibia irradia sobre ti
a través de los firmamentos entablados.

 

 

Venir

Escribir acerca de ello, si es posible.

Acerca de la creciente luz, la eterna no existencia.
Acerca de la creación y del milagro.

Pues cuando clamé a lo alto, lo escuché y lo vi
abrir ante mí el diluvio de luz.
Hacia el que, eternamente
voluntaria e involuntariamente, anduve buscando.

Tan hermoso como el paso de los años: una y otra y otra vez.
En la Cuaresma, luego en la misa matinal, con genuino abrazo.

Dios, inesperado y silencioso, me abrazó.

Para escribir acerca de ello, si pudiera.

 

 

El cristal de la ventana

Se parece a mi padre.

Su camisa blanca luchando con el pecho,
sus pantalones barriendo el piso del tren.

Su piel es morena – algo notable.
Sus canas se alzan hacia el cielo.

Mi madre dice adiós afuera, con una incómoda sonrisa.
A través de la oscura ventanilla no podemos mirarnos a los ojos.

Afuera truena, mi nariz está fría, me pongo las medias.
El viejo de la camisa blanca me pide el boleto.

Me observa y, vagamente
controla mi boleto Budapest-Zagreb.

Yo también lo observo.
No nos miramos a los ojos.

Mi padre también pudo haber sido controlador de boletos, pensé.
Al final se hizo maestro, enseña húngaro, explicando como puede.

De hecho, las dos profesiones se parecen, una corrige exámenes,
mientras la otra espera que todo viaje de manera correcta.

Los croatas discuten al final del pasillo, pero no
me molesta, extrañaba la involuntaria laxitud de las frases balcánicas.

Pensé que quizás ni siquiera debía regresar -
mas extrañaría entonces aquello de lo cual fui creada, la ondulante calma
del vientre materno.

El controlador se marcha.
Me quedo a solas con mi mochila y el boleto aprobado.

Alguien escribió que no debería volar demasiado cerca del sol.
Estoy nadando en lo hondo del mar – respondí simplemente.

Era exacto a mi padre.

 

 

Isla

Ni un ruido humano.
Ni un barco sobre el agua.

Suspiro.
Soledad.
Escape.

Una ola rompe contra las rocas.
Una cigarra se me posa en la rodilla por la noche.

La luna llena hace brillar el mar.

En una islita. Sola.
Dominada por el silencio. El ego es silencio.

Ni un ruido humano.
Ni un barco sobre el agua.

 

 

Encogerse

El gato ha llegado.
La luz de la puerta de cristal
corta su cara en dos.

Trepa hasta la calva de su dueño.
Araña la crisma del hombre
in la helada embriaguez de la noche.

El animal crece de modo peligroso,
mientras que el hombre calvo no hace más que encogerse.

 

 

El extraño en la distancia

El extraño en la distancia.

Lo llamo:
Buen día, señor, ¿cómo se siente hoy?

Un buitre da vueltas sobre su cabeza.
Me saluda con la mano desde lejos.
Me observa perplejo.
Lo veo suspirar.
Solo, de pie.
Su largo abrigo podría ser de gruesa piel.

Espero que devuelva la pregunta.
Que me llame al menos.
Que me reconozca.
Que no me vea tonta o estúpida.
Empieza a cantar, o al menos
Tararear.

No desea que lo escuche.
No desea que lo entienda.
Me molesta, este día me molesta.
Veo que empieza a tomar notas.
Me imagino lo que escribe.

Tal vez una lista de sus pecados.
Tal vez cartas a aquellos a quienes engañó,
o que lo engañaron.
Acerca del destino y la humildad.
Escribir acerca de
lo que no se puede hablar.

Oscurece.
El buitre se posa sobre su espalda.

Empiezo a acariciarlo.

 

 

Cuerdas de luz

 

                   (Ra, Dios del Sol)

Su materia se ha vuelto hilos de luz.

El cielo se estrecha,
los sueños caen dentro.

Moviendo el terreno del tiempo,
su existencia sopla por cuernos de caracoles.

Vientos cálidos flotan,
él vuela sobre ellos,
la grandeza de su testa de halcón
es visible desde el fondo del mar.

Remando en un laberinto dorado.
Viajando por el cielo del Nilo.

Apepi teje una sombra para aquel que llega desde la luz.

Águila dibujada en la roca, tiempo y espacio extendidos.
Serpiente que silba al anochecer.

El cielo es escandaloso.
Se entrelazan las membranas temporales.

La luna brilla hacia la oscura pradera.
La luz se amplia sobre los arcos.

Ondulan en silencio.
Un velero entra deslizándose,
en reflejos de plata.

Sobre el ahumado cristal de cielo
baila un guerrero cálido.


Lea Nagy nació en Szolnok, el 2 de junio de 2000. Es una poeta húngara y editora. Vive en Budapest y estudia poesía y bellas artes. Es becaria de la sección de Ficción de la revista Literatura. El 19 de abril de 2018, su primer volumen independiente de poemas, titulado Vórtice de aire, fue publicado por la editorial Napkút. En mayo de 2020, su segundo volumen independiente de poemas titulado Kőhullás fue publicado por la editorial Napkút.

En enero de 2019, recibió una beca NKA para escribir su segundo volumen de poesía. El 11 de abril de 2019, recibió el Premio Debut al mejor volumen de poemas del año anterior, fundado por la Asociación de Escritores Húngaros. Es miembro de la Asociación de Escritores Húngaros. Libros de poemas: Poemas del año, antología, 2020; Caída de la piedra. Poemas. Napkút en alquiler, 2020; Torbellino. Poemas. Napkút en alquiler, 2018; Aviación, antología, 2018; Susurros, antología, 2017.

Publicado el 29.04.2021

Última actualización: 16/01/2022