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Nama Abdalla (Libia)

Por: Nama Abdalla
Traductor: León Blanco

Un poema del que no soy dueña

 

Mis citas son frágiles
Y los planes de ausencia carecen de mí.
Entrega tu primera copa,
Porque sólo advierto del tiempo
La amargura de haber perdido mi placer
Y el miedo creciente en mis manos.
Un sorbo
Cuatro minutos y medio transcurriendo un reloj roto
Golpea una copa sobre la mesa 9
Dentro de la taberna del tiempo.
Pero aquí alucino,
Nombre perturbado por mi lengua
En un silencio que apenas me deja
Buscar a alguien que me saque de mi ausencia.

Mi muerte es pospuesta
Y mis cementerios rebosan de desperdicios
Y de cuerpos que no son aptos para otra vida.
Otórgame tu primer llanto
Porque sólo advierto de la tristeza
Un temblor de lágrimas en sus fosas
Y el nudo en mi voz.
Un grito
Tres lágrimas caen de un ojo seco
Abrazando a un amigo en su lecho de muerte
No obstante, aquí lloro en uno de mis velorios
Con una locura que apenas me conoce
Buscando a alguien que me presente a mi cadáver...

Faltan mis palabras
El vacío confunde mis cuadernos
Y la tinta magnánima ya no es suficiente.
Dame tu primer libro
Porque advierto del idioma
Sólo su incapacidad de escribirme en la forma en que quiero ser escrita
Ignorándome cada vez que quiere hacerlo
Sólo para
Una oración
Cinco páginas escritas en un idioma que no hablo
Traducción literal recién salida de Google
Y aquí escribo
Un texto que apenas me rodea
Buscando a alguien que lo esparza dentro de mí...

Mis oraciones son intermitentes
Mi tapete apunta siempre a la izquierda
Dame tu primera certeza
Porque no la advierto desde la fe
Todo menos reverencia en busca de placer y búsqueda de alivio.
Una oración
Dos rak’ahs* sin testificar
Un largo arrodillarse** que me da jaqueca
Y aquí vuelvo a Salam
Con voz cansada
A decir:
Todo esto es pérdida para mí
Y este es un poema del que no soy dueña
Dame cualquier cosa
Envíame un profeta
Que me presagie
Dejar de perder tu tiempo
Con la frivolidad que casi te dispersa
O búscame
Nadie puede encontrarte en estos días...

 

*Rak’ah: movimiento de reverencia en las oraciones.
**Arrodillarse: o sujud, el acto de inclinarse o postrarse en las oraciones.

 

 

 

Una ola furiosa

 

Para el desierto que sacia mi sed
Soy la hija del mar
Mis huesos infestados con la fragilidad del norte
Mis articulaciones devoradas por la humedad de las ciudades
El olor de ansiedad y paranoia
Me sofoca
Hasta el punto en que sólo puedo saborear pecados
Una vez que hayan terminado conmigo...

Soy la hija del mar
Mi corazón es demasiado frágil,
No permanecería sólido sin un núcleo en su interior.
Mi piel es tan áspera
Sólo el viento, Ghibli*, puede quitármela
Por eso, cada vez que Ghibli sopla
Implanto mis uñas en el sol
Hasta que la sonrisa de mi rostro es arrancada...

Soy la hija del mar
Todo lo que sé sobre la arena
Es que es el colchón que absorbe el sudor del mar
Y toda la arena sabe de mí
Que soy una ola furiosa
Que muere sobre su orilla

Soy la hija del mar
Grandes espacios y puertas abiertas me asfixian
Mi nariz es alérgica al polvo de los recuerdos
Y a la ceniza del pasado
Por eso, cada vez que me siento sofocada
Me ahogo en silencio
Entonces el significado puede crecer como musgo
Por mis pulmones enteros
Y puedo vengarme
Sobre un poema brumoso
Agarrándolo
En temporadas de cosecha

Soy la hija del mar
Mi aliento se mezcla con la sangre de sus víctimas
Y con la saliva de un pescador
Cuyos labios son besados ​​por la sal cada mañana
Así, siempre que beso a un hombre
De repente se vuelve un pulpo
Con tres corazones
Y el superpoder de desaparecer y escapar...

Soy la hija del mar
Puedo quemarme fácilmente con el calor de los chismes de la gente
Y la hipocresía.
Sólo hojas de palmas migratorias
Me dan sombra
Así, cada que decido migrar
Mi sombra no me protege lo suficiente
Y vuelvo con mi corazón
Insolado…

Soy la hija del mar
me hiere cuando canciones lentas
Y risas inocentes
pisan sin querer mi dolor
Las manos que se dan a las demás
Me dejan sin palabras
Así que cada vez que doy una mano
Pongo la otra mano en mi oído
Y dejo que mi corazón grite
Para que el silencio no se filtre
Y de repente cese de latir...

Para el desierto que añeja mi sangre como un buen vino
Soy la hija del mar
Barcos de enfermedad y miedo no me seducen
Como lo hacen los barcos
Sumergiéndose en la ebriedad
Para sobrevivir tanto a la enfermedad como al miedo.
El mar no me enseñó
Cómo sobrevivir por mi cuenta
ni me enseñó a perdonar y soltar
Así que cada vez que brindo
Cada vez que me embriago
Sobrevivo a todo esto
Y también a mí.

*Ghibli: es el nombre libio para el cálido viento del desierto que viene del Sahara y alcanza velocidades de huracán en el norte de África.

 

 

 

Ciudad de ausencia

 

Con las rocas de tu tierra, realicé el tayammum*
Por favor, ofrece una oración fúnebre por mi ausencia**
Mientras me yergo sobre tu playa salada
Cantando canciones de pescadores, para que el mar no te tema.
Soy la niña que aprendió a nadar sobre tus hombros
¿Cómo me ahogué con todos ellos, en una lágrima tuya?
¿Quién sacará las espinas de pescado de mi garganta dolorida en tu ausencia?
Y si navegara hasta el otro lado del mar
¿Dónde lanzarías tu anzuelo, después de cebarlo con recuerdos?
Ya no sé a quién cantarán los borrachos en las mañanas de Eid
Después que tus callejones prefirieron el barro a la sal
Absurdamente te entrego mis huesos, como una gata hambrienta
Y como un gato hambriento absurdamente te sigues atragantando con ellos
Hasta que el mar me escupe dentro de una vieja tumba
Entonces te ruego que ofrezcas una oración fúnebre por mi ausencia.
Y por favor, rompe luego la lápida de mi tumba.
Para que yo nunca pueda volver

* Tayammum: el acto islámico de purificación ritual en seco, que utiliza arena o polvo purificados, que se puede realizar en lugar del lavado ritual si no hay agua limpia disponible.
** Oración fúnebre por ausencia: es una especie de oración fúnebre realizada sobre un musulmán muerto (o aquel cuya muerte es incierta) cuyo cuerpo está ausente en el momento de la oración. Puede realizarse en el país de la persona fallecida o en varios municipios, si la persona es famosa.

 

 

 

Esquina

 

Ven, hagámosle a ella lo que todos estos fallaron en hacer
Los tanques que cosquillean su espalda
La escopeta del francotirador que revienta su ojo
Los murales que manchan su ropa
La basura que se oculta bajo sus axilas
Los establos de ovejas que anidan en su cabeza
Los músculos de hombres que se condimentan en su boca.
La cocaína que adolescentes meten en su nariz
Los pasos de hombres que preceden a sus mujeres hacia su frente
Las botas de soldados que patean su trasero
Y la saliva matutina de fumadores en su rostro.
Ven, rompamos la esquina de esta maldita calle con un (beso)

 

 

 

Media bala es suficiente

 

Para un país que inclina la cabeza sobre el hombro de la guerra y duerme
Sé que los ladridos de cadáveres en los cementerios
No son suficientes para despertarte
Pero te suplico
Envíame uno de tus perros para que me enseñe a ladrar con ellos.

Para un dios que limpia los rasgos de los cadáveres desechados en la basura
Antes que me reconozca entre ellos,
Advierto que esta guerra no es suficiente para matarme.
Sólo con mi alma en tu mano
Envíame a Azrael para que me enseñe a morir sin él.

Para una guerra que sacude mis recuerdos de sus hombros
Cada que necesita una travesía para acortar camino.
Debes saber que el número de tus soldados no es suficiente para todas estas calles
En las que mi infancia entró
Pero te ruego
Envíame un soldado que me enseñe
Cómo poner una bala
En la cabeza de este país, y con ella la mía

 

 

 

Halloween de la guerra

 

Desde allí
Desde el borde de una cama sollozando por tus ronquidos
Un himno nacional para operadores telefónicos
Desde el beso francés colgando del cuello de tu próximo amante
Sin estar avergonzada de tu aliento
Desde los titulares pariendo una serie de muertos sin nombre
Como deteriorados fetos no deseados
Ruedo
Hasta un agujero en la cabeza de algún poeta
Como una calabaza sobreviviente a los cuchillos de Halloween
Velas de iglesia
Y alegría de niños
Sobre tu espalda con parches
Mientras te das placer
Al sonido del presentador de noticias, desnudo de tristeza
Lleno de muerte, encabezadas con
El nombre de algún poeta
Causa de muerte: sorpresa al ver a un niño
Luciendo sus poemas
En el Halloween de la guerra
 

 

 

Yo regaño a quienes te encuentran

 

Te escondo
En el modo en que una niña esconde su feminidad floreciente
Detrás de una carta de amor
Que huele a hombre
Que no es su padre
Y que rebosa de figuras acorazonadas
De forma aterradora

Te escondo
En el modo en que un adolescente esconde los signos de la pubertad
Detrás de su voz ronca
Y su barba escasa,
Que dibuja sobre su rostro
El nombre
De su primer amor

Te escondo
En el modo en que la abuela esconde dulces
A su nieto ausente
En un armario
Tras la puerta de su habitación
Pero al que siempre
Llegamos primero

Te escondo
Y regaño a quienes te encuentran
En el modo en que la abuela nos regaña
Cada vez


Nama Abdalla nació en Ajdabiya, Libia, el 9 de junio de 1992. Es Licenciada en Medicina y Cirugía de la universidad de Bengasi, ciudad donde ejerce su profesión. Es una joven poeta, escritora independiente y activista civil que trabaja con ONG’s locales e internacionales. Participó en eventos culturales en Libia y países vecinos, y también es miembro de la Organización Tanarout para la Creatividad Libia.

Está interesada en el diálogo intercultural e interreligioso y fue una de las fundadoras del Foro de la Juventud Árabe para el Diálogo Interreligioso e Intercultural en Jordania en diciembre de 2019, además de participar en diálogos regionales de becarios en Túnez y Jordania en 2018.

Publicado el 30.04.2021

Última actualización: 09/08/2021