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Pedagogía para la vida nueva: el nuevo tiempo

Por: Ángela Mavisoy

El planeta Tierra, por siglos ha sido el hogar de millones de seres humanos que han organizado la vida de acuerdo a las necesidades que se han presentado en su momento, personas, pueblos, naciones han sido parte de la evolución constante del mundo. En cada lugar, el cuidado que emerge por el territorio nace de las creencias que se han construido según la cosmovisión que los cobija. 

Tsbatsanamamá, Madre Tierra y Bëngbe Bëtsa, Gran Padre, han guiado la vida del pueblo Kamëntsa, y en su dirección han enseñado el lenguaje ceremonial de la vida y el amor. Crecer entre selvas, montañas, ríos y naturaleza espesa, es crecer bajo una mirada natural y salvaje que permite una conexión estrecha con lo más vital y sagrado; la vida. Es menester permitirse un acercamiento a estas miradas que contemplan la existencia como el arte más asombroso que se ha podido experimentar, destacando una significante particularidad, el lenguaje como un lazo que el espíritu de cada uno ha tejido con el entorno que lo rodea, como la comunicación de la profundidad del ser con el plano terrenal que se habita, como la construcción comunitaria de la armonía desde el pensamiento único. 

Hermanarnos por medio de la palabra dulce que se ha transmitido es entender que todos debemos vivir en armonía, como los ríos que merecen transitar su cauce sin barreras que los detenga, sin basura que deban cargar en el fluir, ni colores oscuros que opaquen su vivir, como las montañas que merece seguir siendo verde, sin máquinas que talen su belleza, ni poderes que destierren sus riquezas, con las aves que merecen volar libres sin miedo a ser encerradas ni explotadas en tiendas de jardín, como los páramos que merecen seguir siendo ellos en la tranquilidad del silencio sin carreteras dividiendo familias de osos y dantas, como la selva que merece seguir siendo ella en la sabiduría del tiempo y el espacio, como los animales que merecen vivir con sus familias, sin jaulas ni collares que detenga su paso por la vida. 

El nuevo tiempo invita a todos los seres de la tierra a recordar el lenguaje universal del amor para caminar juntos, invita a todos los humanos a despertar en las mañanas con sonrisas vivarachas que alienten salir de casa a viajar por nuestro país sin miedo de no poder regresar, invita a respetar los campos para que los niños deseen con su corazón construir en familia un nido de amor. Los días transcurren aquí y allá, el tiempo no se detiene y las flores que puedan seguirán floreciendo y los árboles que puedan seguirán dando fruto, mientras tanto los hombres y mujeres buscaremos la paz, pero no a fuera, sino a dentro, como algún día nos enseñaron alrededor del fuego, dentro de los corazones que tienen muy claro lo que se debe hacer y no lo hacen, que saben el camino a transitar y no lo siguen, que entienden las palabras que el verde de la selva pronuncia y no las escuchan. 

Es la Tierra el ejemplo claro de humildad, basta con ver la piel color tierra para tener presente que somos el reflejo de la vida y comenzar a despegarnos del dolor que a su medida también ha crecido en los territorios. Es tiempo de desarmar nuestros corazones, soltar la ira y el materialismo, ignorar el ego que brota en el mercado, y regresar la mirada al pasado, cuando éramos más jóvenes, más niños, es hora de que la humanidad tome un brebaje sagrado que limpie los pensamientos heridos y los pasos que envuelven a la humanidad en egoísmos sin sentidos, en sentimientos sin corazón, en palabras sin propósito ni razón. 

Los pueblos originarios que habitaron y habitan estas tierras lo han comprendido, por esta razón se hace un llamado donde el reflejo de los pensamientos dance en compás con el quehacer de las manos que palpan, el lenguaje que pronuncian los labios sea cuidadoso con los corazones que lo escuchan, que sea el amor la voz de las palabras y la poesía el lenguaje ceremonial para la vida.


Ángela Mavisoy es una poeta y artesana indígena del pueblo kamëntsa Biya de Bëngbe Uaman Tabanok (Nuestro sagrado lugar de origen), el valle de Sibundoy- Putumayo, Colombia. Nació el 21 de abril de 1996 en el seno de la familia Mavisoy Juajibioy, indígenas kamentsa. Estudiante de Licenciatura en Lengua Castellana y Literatura de la Universidad de Nariño, directora del Colectivo de Arte: La Minga Artística Tabanok y fundadora del Festival de Bellas artes Tabanok, desarrollado en Sibundoy.

Última actualización: 27/03/2024