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Seguir el rastro

Por: María Sánchez

Detrás de la ventana, ahí sigue. Persiste la mañana temblorosa, las ramas desnudas del lilo se entregan a un viento de nieve, el sol aún no puede con el frío. Llegaron las primeras golondrinas, trazan la casa con su vuelo, sin detenerse. Hay un latido que empieza, algo insiste, vendrán las flores y caerán despacio, sobre las huellas de ginetas y zorros que viven cada noche mientras yo duermo. Invoco al poema mientras tiro una piedra al río, espero ese instante que aún está por llegar. En esa transparencia que arrulla el agua también nace el lenguaje, en ellas puedo alcanzar un nuevo cielo. Me quedo ahí mientras escribo. Letra a letra, trabajo el surco, invento canciones, arroyos, jardines. Quiero que el poema esté hecho de tierra, que nos sitúe en otros tiempos, fuera de un lugar, más allá de un solo hoy, siempre dominado y pensado desde los mismos relatos de centros y poderes. La poesía me hace creer en un mañana en el que somos capaces de sostener la vida. Fuera de prácticas dominantes que destruyen e imponen una única historia, en el poema florecen otras maneras, nuevas miradas para imaginar y ser sustrato para otros futuros y galaxias.

Siempre hay una semilla que espera, una raíz buscando las mejores condiciones para prosperar. Porque escribimos desde abajo, desde esa memoria de quienes trabajaron y fueron parte de la tierra muchísimo antes que nosotros. No es solo palabra la poesía: allá fuera una criatura busca agua fresca, persigue una sombra, anhela un escondite en el que resguardarse. Presta atención, siempre un eco de lo que ya no está, más allá de las palabras, regresa al comienzo. Un poema puede ser un refugio, un afán por recordar que invocar a los pájaros es negarse a su extinción, que decir «río», «musgo» o «ratón» es un acto de resistencia. Detrás de cada palabra hay una lengua que sueña que no muere, una geografía que no se deja olvidar. Este territorio es, y como el poema, no solo paisaje: en las manos de quienes escriben también se siembran futuros. Si escribo es porque quiero que vuelva a brotar agua antigua y nueva del manantial. El poema me enseña a darme cuenta, alumbra aquello que creo invisible, pero que forma parte de una trama que, día a día, da forma y sustento al mundo. Vivo aquí, en estos rastros, entre instantes tejidos con otros—hechos de buenos ancestros, de retales de quienes echaron raíces en la celebración de las cosas pequeñas.

Detrás de la noche, una ventana. Ahí imagino un poema. Como la hierba sin brotar, espera, resiste, también recuerda. Aunque tú ya no estés, los jilgueros seguirán cantando. De entre la espesura volverá la luz. Ellos me dan la llave, insisten, ahuyentan a los fantasmas, protegen lo que queda: como el poema sin escribir, en el porvenir existe otro mañana. Ahí afuera, aguarda; todavía.


María Sánchez nació en Córdoba, España, en 1989. Es veterinaria y escritora. Trabaja con razas autóctonas en peligro de extinción, defendiendo otras formas de producción y de relación con la tierra como la agroecología, el pastoreo y la ganadería extensiva. Colabora habitualmente en radio, medios digitales y de papel sobre literatura, feminismo, comida, ganadería extensiva y cultura y medio rural. Coordina los proyectos Las entrañas del texto, desde el que invita a reflexionar sobre el proceso de creación, y Almáciga, un semillero abierto y colectivo de palabras de nuestros medios rurales de las diferentes lenguas del territorio. Sus poemas han sido traducidos al alemán, eslovaco, francés, inglés, rumano, polaco, italiano y portugués.

Es autora del poemario Cuaderno de campo (La Bella Varsovia, 2017), del que se han impreso veintiún ediciones —es uno de los grandes fenómenos de la poesía reciente en lengua española— y en otoño de 2023 se editó en traducción al eslovaco; el ensayo Tierra de mujeres (Seix Barral, 2019), una mirada íntima y familiar al mundo rural, un texto sobre mujeres y medio rural que ha sido traducido al francés (Rivages, 2020), al alemán (Blessing Verlag, 2021), y al inglés (University Trinity Press, 2022); y Almáciga (Geoplaneta, 2020).

Ha obtenido diferentes premios, entre los que se destaca nel Premio Artes y Letras 2021 de la Fundación Princesa de Girona por su labor como poeta, escritora y activista en defensa de la cultura rural, y especialmente del papel olvidado de las mujeres en el campo; y el Premio de Poesía Zenda 2023-2024. Fue seleccionada por el Premio Mahmud Darwish 2025

Última actualización: 07/05/2025