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Arysteides Turpana, nación dule, Panamá

Fotografía tomada de La Prensa de Panamá

Por: Arysteides Turpana

Mi hogar queda entre la infancia y el sueño

En el pueblo donde nací
hombres y mujeres
se alimentan de peces y
mariscos
—dule masi—
en el pueblo donde nací
bajo pulsación de tinieblas
se oyen chirriar las hamacas

En mi pueblo marino
al llegar la pesca de tortugas
brotan flores en el cocal
y trae el Viento del Sur
perfumes de ciruelas:
así llegan las lluvias
allá en mi pueblo
junto al martes
más allá del arrozal devastado
por saínos

Un grito claro, fuerte:
hasta las cañas blancas
de mi casa llega
el viento

Podrá haber mil ojos saturando
la casa
Junto al fogón de leñas verdes
cuando mi sensual corazón
pagano
deje de latir para siempre
Pero apenas dos lágrimas
familiares
correrán sobre la tumba que
espero

Se apagó el farol de mi cayuco
cubierto de sombras, helado,
busco una voz humana
—sólo chapaleteo de remos—

Gitché Manitú se rodeó de violencias
y bajó de nuevo a las praderas fúnebres
fue juntando miembros al cuerpo
y al cuerpo otros cuerpos solidarios
y con señales de humo los despertó:
resurrección de bisontes

 

La policía colonial

Desembarcaron los bárbaros…compañeros
la sangre entinta el Archipiélago
las pestilencias de estas bestias enlodan de luto los hogares
y mancillan a nuestras mujeres

Mírales
en medio de rifles y cervezas mastican como caballos viscosos
sus voluptuosidades no tienen límite
ni número sus horrendos crímenes
de la Patria nuestra una sola tumba
han llegado los asesinos
desembarcan los bárbaros…compañeros

 

         De Archipiélago

Aquí isla de Kuepti
Mariposeando el frío se desangra
Muerde horas en la pared
Mi abuelo desenvaina sueños
Mi abuela –garra salvaje y mandíbula-
Abanica la palabra Soledad
Aquí isla de Kuepti

 

La borrasca trae flores
Entre sombras
El mar dispara
Delfines
Mirándose al sol
Cerro Ipeton
Emite nieblas misteriosas
A mi alrededor
Nada nada nada

 

Murieron los dioses del Takarkuna
El mar se hinchó de madréporas
Bajo sombras de nubes
Recorrieron praderas las bestias
La lumbre buscó hospedaje
En cavernas y árboles y tumbas
Como en el origen
Igual se mantiene la Soledad

 

Revolotean tijeretas en el crepúsculo
Sobre la torre Santa María de Ustupu
Con hojas de verano los ciervos se agrupan
En medio de cerros o al pie de las palmeras
Mientras la noche acompaña la luna
En un pétalo se estremece el rocío

 

Me moriré solitario conmigo
Enmascarado por el polvo de sendas crepusculares
Tal vez un día de sol otoñal recorriendo
25 rue du Docteur Freisz
O cuando un hippie deje de amar
Quizá cuando vuelvan los capullos
A florecer en los llanos de Vietnam
Me moriré conmigo
Desnudo como el insecto más triste

 

Love Story

Yo que quise remontarme
Hasta lo más secreto de tu alma
Treparlo
Habitarlo
Cohabitarte
Hice todo lo posible
Toqué tu puerta
Limpié de escarchas
Tus ventanas
Y en tu jardín encendí
Una fogata
Con las cien mil estrellas
Que tuve a mi alcance

Quise treparte como al más alto baobab
—Dicen que en las alturas
Adquiere la vida violencias
De sabias mitologías—

Hice todo lo posible para entrar en ti
Sin embargo me he quedado afuera y solo
Como un espejo frente a un catafalco

 

 

Ya te había soñado muchas veces

Y de tanto soñarte tomaste cuerpo
Delante de mis ojos y creciste
Frondosa como el árbol alegre
Del ecosistema encantado
En mi corazoncito alzaste tu morada
Allí alcanzaste el fondo de tu aliento
Tus llamas al fin encontraron sus raíces

 

 

En la rama de un icaco en flor

Dibujamos un corazón perforado por un venablo

En el corazón del corazón
Las iniciales de nuestros nombres
Unidas por una Y generosa
Fue una noche de mayo
¿Te acuerdas?
Durante una Luna de Tortuga
En la rama de un icaco en flor

 

 

En aquel cuartito

Donde cuerpo a cuerpo descifrábamos
Todos los misterios del amor
Ha quedado a solas nuestro quinqué
Extinguido como una rosa magullada
Bajo el peso prodigios de un paquidermo

El quinqué que purificaba nuestras presencias
Con sus asombradas mechas
Que supo guardar nuestras opiniones
Que supo guardar nuestras confesiones
Que supo guardar nuestros silencios
Nuestras mutuas travesuras
Que harían volar en mil pedazos
Los sesos de las ratas puritanas

¡Ay de él!
De su martirio
De su momia polvorienta
¡Ay de él!

Ya no estará a nuestro retorno
(¿Es cierto que regresaremos?)
Con su espíritu burlón tras el cristal,
Para unir en un solo cuerpo nuestras sombras proyectadas


Arysteides Turpana (Río Azúcar, Guna Yala; 24 de diciembre de 1943-Ciudad de Panamá, 13 de octubre de 2020)​ fue un profesor, escritor y poeta panameño de origen guna. Se graduó de profesor de Español y Educación Artística, en la Universidad de Panamá. Estudio cine en París, Francia, y tiene un postgrado en Política y Administración Cultural, por la Universidad Federal de Bahía, Brasil. Entre sus libros publicados figuran Kualuleketi y Lalorkko (1966); Archipiélago (1968); Machiuita/Muchachito (1979); Mi hogar queda entre la infancia y el sueño (Ediciones Formato Dieciséis, Universidad de Panamá, 1983); Narraciones populares del país Dule (Ediciones Literarias de factor, México, 1987); Desdichado corazoncito (INAC, 1991).

Última actualización: 19/11/2021