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Humberto Ak'Abal, nación Maya Kʼicheʼ, Guatemala

Henry Luque y Humberto Ak'Abal en el 6º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Humberto Ak'Abal

Paraíso

Aquí era el Paraíso.

Maíz, trigo, frijol,
no había fruto prohibído,
las culebras eran mudas.

Jelik Ch'umil y Kowilaj Chee
hacían el amor sobre la hierba
y se cubrían con el cielo.

hasta que hablaron
las serpientes:

prohibieron los frutos
y se repartieron entre sí
el Paraíso.

*

Y nadie nos ve
La llama de nuestra sangre arde,
inapagable
a pesar del viento de los siglos.

Callados,
canto ahogado,
miseria con alma,
tristeza acorralada.

¡Ay, quiero llorar a gritos!

Las tierras que nos dejan
son las laderas,
las pendientes,
los aguaceros poco a poco las lavan
y las arrastran a las planadas
que ya no son de nosotros.

Aquí estamos
parados a la orilla de los caminos
con la mirada rota por una lágrima...

Y nadie nos ve.

*

 

Libertad Sanates, zopes y palomas
se paran sobre catedrales
y palacios
tan igual como sobre piedras,
árboles y corrales...

y se cagan sobre ellos
con toda la libertad de quien sabe
que dios y la justicia
se llevan en el alma.

 

*

El mecapal Para
nosotros
los indios

el cielo termina
donde comienza
el mecapal.

 

*

Ganas de llorar El pueblo estaba lleno
de espantos.

Ahora no se ven
por ningún lado
ni se habla ya de ellos.

Hay ratos que
me dan ganas de llorar
porque yo los conocí;
me enseñaron el miedo.

 

*

Raíces No sé que extraña flor
es mi corazón.

Echa raíces
de la tarde a la mañana,
en cada despedida
hay que arrancarlo

y cómo duele.

 

*

Pluma encendida Mientras la pluma
se mantenga encendida

las palabras del poeta
deben arder sobre la hoja

hasta que el lector
quede ciego.

 

Camino al revés


De vez en cuando
camino al revés:
es mi modo de recordar.

Si caminara sólo hacia delante,
te podría contar
cómo es el olvido.

 

Dos lágrimas


Cuando nací
me pusieron dos lágrimas
en los ojos
para que pudiera ver
el tamaño del dolor de mi gente.

 

El triste


Yo prefiero ser triste.

De la muerte sólo me separa
el silencio.

¡Ay, de los alegres!

Para llegar a la muerte
tienen que pasar por la tristeza.

 

Sólo quien


Sólo quien no ha esperado
te
hablará
de
paciencia.

 

El fuego


El fuego
acuclillado
apaga la tristeza del leño
cantándole
su ardiente canción.

Y el leño
lo escucha
consumiéndose
hasta olvidar
que fue árbol.

 

Hablo


Hablo
para taparle
la boca
al silencio.

 

Poesía


La poesía es fuego,
quema dentro de uno
y dentro del otro.

Si no, será cualquier cosa,
no poesía.

 

Sombra


Sombra:
noche pequeña
al pie de cualquier árbol.

 

Oración


En los templos
sólo se oye la oración
de los árboles
convertidos en bancas.

 

Suelta


Hay lugares
por donde la noche
anda suelta
y uno hace cosas
que después
quisiera olvidar.


Humberto Ak'Abal (1952-2019, Momostenango, Guatemala). Publicó, entre otros, los libros de poesía El Animalero (1990), Guardián de la Caída de Agua (1993), Jaguar (1994), Hojas del Arbol Pajarero (1995) y Breve Antología (1995); Lluvia de luna en la cipresalada y Las Palabras Crecen. También publicó los libros de cuentos Grito en la sombra y De este lado del puente.

Última actualización: 24/02/2022