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Luis Chaves, Costa Rica

Fotografía tomada de Infobae

Por: Luis Chaves

En otro orden de cosas

Las ratas se comieron
el alimento de los pájaros.

Me obligás a decir de nuevo
“te lo advertí”.

No bien sale el sol
hay que pensar en 
las tres comidas del día.

Cada lunes empieza 
una nueva vida
vivo entonces 
la semana anterior 
sin dignidad.

En agitadas discusiones
imaginarias
se nos fue el año.

Te lo advertí.

La memoria y/o las estrellas
son luz envejecida.
Iluminan, apenas,
ese lugar donde una
llama a los suyos
desde la puerta
y termina una tarde
y el plato nunca se enfría.


No necesariamente en este orden:
Las ratas
El alimento 
Los pájaros

 

En son de paz

Un buen día tentado a planchar los jeans. Un buen día tentado a cortarlos a la altura de la rodilla. Isabella dice “las impresoras nos odian”. Yo le digo, Isabella, qué buen aforismo o lo que sea. Pienso mal de la gente que puede estar horas dentro de la piscina sin mojarse la cabeza. Como vos. Como yo. 

Nos separa la luz y el sonido de la respiración debajo del agua. O del corazón. O de las impresoras. Ah, la palabra que buscaba más arriba era “apotegma”.

Vine en son de paz, luego cambié de opinión.

 

Marino

Lo bueno del mar es
cuando nadie se ahoga.

Pasó ayer pero
lo cuento hoy
mientras escriben 
ellas un nombre
en la arena
con un palo que vino 
flotando entre bolsas
y hojas y pipas.
Escriben hoy
lo que conté ayer
la monotonía tiene un borrador 
que llamamos olas.

Son estas que te hacen 
cosquillas en los pies
y luego se van.

Son estas que borran 
los pies o lo que alcancen.
Lo que el mar toca
le pertenece.

 

La base de la sociedad

Daría lo mismo
que no hubiera nada en el refrigerador,
las cuatro o cinco cosas que lo ocupan
son incompatibles.
Mostaza, leche pasada,
tupper-ware vacío, película 135 mm.
Si su madre supiera
lo mal que se alimenta
sería lo de menos,
peor si supiera lo demás.

El sabor a gripe
que baja por la garganta
anuncia otra semana
de té, drogas legales y televisión.
Días en que, si no fuera
una frase tan cursi,
diría «no se dónde
ni cuándo empezó la tristeza».

Su madre sabe lo mal que come
y lo demás también,
pero lo ve sin mirarlo,
mirando detrás de él,
hacia el pasado,
cuando abría su refrigerador
y de cada tupper sacaba
un bocado de familia funcional.

 

¿Tan rápido llegó el 2002?

El sonido de los refrigeradores
arrulla a las familias
y creen que es la lluvia
o viceversa.
Para los turistas,
esto que es tu casa
será un video amateur
de palomas que llegan a comer
de sus manos.

No hace mucho tiempo
dormíamos sin soñar
mientras nuestros pies se tocaban.
Sin duda, los primitivos
encontrarían aquí un significado.

Del cine salen los electores
a vivir una película
en que todos son extras
y nada hay en eso de dramático,
como tampoco nada excepcional
en el charco de diesel tornasolado
donde los niños escupen para divertirse.

Allá donde fue tu casa
ya no está la foto blanco y negro
de la hija de un alcohólico.
El árbol que creció con los hermanos
tiene dos iniciales encerradas
en un poliedro
que debió ser corazón.

Llamarnos por nuestros nombres
debería parecernos un milagro
o al menos algo digno
de esas películas para intelectuales.

Herencia de mi madre es hablar poco,
el resto no es culpa de nadie.
Vivo en la que fue su casa
como un turista
y es mi padre ese señor
que alimenta a las palomas.

Nos arrulló varios inviernos la lluvia
o eso queremos creer,
pero es cierto
que dormíamos sin soñar
y que nuestros pies se tocaban

 

LO QUE DURA LA FELICIDAD

El abuelo de mamá,
totalmente senil,
dentadura de porcelana y pañales,
sentado en medio de una progenie
que ya no reconoce.
A la cuenta de tres todos dicen whisky.

Su sonrisa dura lo mismo
que ese instante mínimo
entre el flash y el obturador.

 

LA BAJITA DEL RINCÓN OSCURO

Mamá quería que yo fuera mujer
y que no lloviera nueve meses al año
y que papá la sacara a bailar de vez en cuando.
Pero era más probable amanecer un día con tetas
o un cambio anómalo del clima,
antes que don Luis la convidara un bolero.

Hace varios años que mi madre dejó de soñar,
hoy aguarda la vejez como un último trámite.
Esa mujer que muchas mañanas
lavó y secó los pies que más tarde
una sola vez bailaron con ella,
se sienta todos los días en las gradas de su casa
a mirar el baile victorioso de la lluvia.
Y para atender mis llamadas,
cada vez menos frecuentes,
ya ni siquiera puede levantarse
por el peso de tanta música muerta en sus piernas.

 

EL OBJETO DEL DESEO  

Debajo de ese lunar tan sexy
crece en silencio
un tumor maligno.    


Luis Chaves Campos (San José, 28 de agosto de 1969) es un poeta de Costa Rica.​ Recibió el Premio Nacional Aquileo Echeverría en la categoría de poesía por su libro La máquina de hacer niebla (2012). Libros de poesía publicados: El anónimo, 1996; Los animales que imaginamos, 1998; Historias Polaroid, 2001; Cumbia, 2003; Chan Marshall, 2011; Asfalto. Un Road Poem, 2012; Monumentos ecuestres, 2011; La máquina de hacer niebla (antología poética), 2012; La foto / Das Foto (antología bilingüe, trad. de Timo Berger, 2012; Hier drunter liegt etwas besseres (antología bilingüe, trad. de Timo Berger, 2013; Während ich aus Minusgraden zurückkehre und eine beiläufige Bemerkung vortäusche (antología poética, trad. de Timo Berger), 2017. Libros de prosa: El mundial 2010. Apuntes, 2010; 300 páginas. Prosas, 2010; Salvapantallas, 2015; Vamos a tocar el agua, 2017.

Última actualización: 14/11/2021