Katerina Anghelaki-Rooke Grecia, 1939
Katerina Anghelaki-Rooke Grecia, 1939
EL TRIUNFO DE LA PÉRDIDA CONSTANTE
Nunca seremos
lo que momentáneamente fuimos
pero es un triunfo
esta pérdida constante.
Lo que se salva es únicamente
el silencio de una hoja;
el cuerpo anochece
parejo con el día
hasta el inesperado resplandor
de la noche negra.
Fragmentos de vida
reemplazan los colores
en pequeñas descripciones
de un sueño
pasturajes reemplazan
penumbras de luz
sobre la piel efímera.
Cegada por tanta negrura
yo andaba buscando un dios
y se me dio sólo un dedo
para arañarme yo misma;
ahora triunfo
en mis más ocultas partes
donde la idea
se concibe: aquí
comprendí finalmente