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Palabra previa para esta Cumbre

Por: Gonzalo Rojas

 

Picasso pintó la Paloma de la Paz, pero eso no pasó de ser un símbolo hermoso y los horrores persistieron desde la Guerra Civil Española- 1930:1939- a la segunda mundial, del 39 al 45, o de la pavorosa Vietnam o de la horrenda de Irak que aún nos estremece y no nos deja dormir. Ni siquiera deja dormir a los sumerios progenitores sin los cuales Occidente no hubiera aprendido ni siquiera a silabear. Hace exacto un año – en junio del 2002- yo andaba por Israel y Palestina y debí respirar hasta la asfixia la metralla en el Oriente Medio con aviones a chorro y bombas infernales.

Y ahora, ¿qué les voy a decir en este ahora de violencia y  de  sangre en nuestra América Madre?

Está escrito en las estrellas que el poeta es testigo de su pueblo y de su tiempo, en compromiso necesario y son tres, por lo menos tres, las claves de nuestro oficio mayor, el oficio sagrado de la poesía: la imaginación (profanada hoy por la tecnolatría), el amor (que mueve el sol y las estrellas, como dijera el Dante) y la libertad que nos permite respirar. Así fue cómo se nos dio la Palabra, que no merecemos.  Así fue como nos parieron nuestras madres, pegadas a la Tierra. Más corto: no se trata de escribir libros y libros, unos papeles por ahí sino de vivir como poetas. A la intemperie y en el riesgo, sin más techo protector que las estrellas, sin fanfarria verbal, sin estridencia ni gloria de ninguna especie, sin comercio con nada que no sea la dignidad, la grandeza de estar vivo y merecerlo. No se trata de servidumbre consignera ni de adhesión total por adhesión total. Ser hombre entero, en fin, ¡y merecerlo!

Por esto estamos y estaremos por la Paz, una paz ganada cada día con riesgo y sacrificio, incluyendo el martirio. Por eso no transamos ni transaremos con el halago mercader y esos premios menesterosos. Nunca habrá otro premio sobre la tierra que esas claves preciosas: la imaginación, el amor, la libertad, esas claves que hoy invocamos aquí como el único oxígeno para ser hombre entre los hombres: la urgencia inmediata de la paz. No una paz equívoca sino una paz activa que habrá que defenderla cada día, para vivirla y merecerla. Firmo hoy aquí este lunes 16, de este junio de este Medellín, epicentro de esta cumbre, que no morirá nunca.

 

Facsímil de la intervención del poeta chileno Gonzalo Rojas

Medellín, junio de 2003.

Última actualización: 05/08/2021