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22° Festival Internacional de Poesía de Medellín

Para un balance

 

Realizado del 23 al 30 de junio de 2012 en ciento cincuenta escenarios de la ciudad de Medellín y sus cinco corregimientos, en seis municipios de su área metropolitana, en veinte municipios del departamento de  Antioquia y en cuatro ciudades de Colombia, el 22 Festival Internacional de Poesía, fiel a su origen, consolidó su continuidad como mensaje y ejercicio colectivo generador de la dignidad que ilumina la resistencia, desde la poesía, el canto y la celebración, ante las adversidades de nuestra historia fratricida.

Con la participación de 70 poetas de 45 países de los cinco continentes, se realizaron 150 eventos de los cuales 128 fueron recitales de poesía y 22 fueron actividades formativas en el marco de la 16 Escuela de Poesía de Medellín, distribuidas en cursos, talleres y conferencias.

Partriciparon los poetas: Nora Gomringer (Alemania/Suiza), Philip Hammial (Australia), Geert van Istendael (Bélgica), Dostena Lavergne (Bulgaria), Joyce Ashuntantang (Camerun), Rita Mestokosho (Canadá, Nación Innu), María Teresa Panchillo (Chile, Nación Mapuche), Mindy Zhang (China Popular), Nicolás Suescún, Jotamario Arbeláez, Mauricio Contreras, Jorge Torres, Gonzalo Márquez Cristo, Pedro Arturo Estrada, Fadir Delgado, Carlos Bedoya, Luis Eduardo Rendón, Angye Gaona, Carlos Framb, Fernando García Cuéncar, Carlos Ciro, Surlay Farlay, Catalina Garcés, Jhonattan Arango, Edwin Rendón, Larry Mejía, Emerson Tabares, Luz Adriana Henao, Héctor Zapata (Colombia), Vito Apüshana (Nación Wayuu, Colombia), Hugo Jamioy (Nación Kamsa, Colombia), Gladys Yagari (Colombia, Nación Embera), Eulalia Yagari (Colombia, Nación Embera), Leymen Pérez (Cuba, Ganador del Premio de las Revistas Gaceta y Prometeo en 2012), María Clara Sharupi (Ecuador, Nación Shuar), José Luis Reina Palazón, José Fernández de la Sota, Kepa Murua, Raquel Lanseros, Fernando Valverde (España), Saba Kidane (Eritrea), Karenne Wood (Estados Unidos, Nación Monacan), Mookie Katigbak Lacuesta (Filipinas), Francis Combes, Richard Bohringer (Francia), Dinos Siotis (Grecia), Rodney Saint-Éloi (Haiti), Subhro Bandopadhyay (India), Dorothea Rosa Herliany (Indonesia), Dunya Mikhail (Irak), Mata-Uiroa Manuel Atan (Isla de Pascua, Nación Rapa Nui), Dacia Maraini (Italia), Malachi Smith (Jamaica), Fathieh Saudi (Jordania/Reino Unido), Esdauletov Ulugbek (Kazajstán), Juan Hernández Ramírez (México, Nación Náhuatl), Chris Abani (Nigeria), Sigbjørn Skoden (Nación Sami, Noruega), Apirana Taylor (Nueva Zelanda), Javier Alvarado (Panamá), Jacobo Rauskin (Paraguay), Arturo Corcuera, Dida Aguirre (Perú, Nación Quechua), Ion Deaconescu (Rumania), John Robert Lee, Jane King (Santa Lucía), Andreas Neeser (Suiza), Didier Awadi (Senegal), Keorapetse Kgotitsile, David wa Maahlamela (Sudáfrica), Andriy Bondar (Ucrania), Martha Canfield (Uruguay/Italia), Gonzalo Fragui, José Javier Sánchez (República Bolivariana de Venezuela), Atala Uriana (Venezuela, Nación Wayuu). Músico: Grigorios Falireas (Grecia) y Fly So High (Colombia).

En ésta ocasión el Festival realizó un homenaje al espíritu de los pueblos aborígenes, con lo que se reivindicó  su memoria y cultura a través de su expresión poética. Este gesto se constituyó en un mensaje a la población planetaria en el sentido de que ahora, más que nunca, la palabra y el pensamiento de los pueblos aborígenes adquieren validez, verdad y sabiduría que reafirman el amor a lo viviente, mediante los poderes del canto, del rito y del carácter sagrado de la vida y sus seres.

Todo un despliegue de la palabra poética expresada por los poetas, ha permitido avanzar de manera consistente hacia un ámbito espiritual que consagró a la ciudad  de Medellín como un centro radiante de interculturalidad, inclusión y congregación. Se ha contribuido en construir, mantener y extender el entrelazamiento interpersonal de los seres humanos que participaron de manera lúcida y atenta.

Consideramos que el Festival se ha fortalecido porque gracias a su permanencia y constancia es médula espiritual y cultural de una población que le ha dado sentido a su existencia, porque su trasfondo no es un simple divertimiento para satisfacer la ansiedad inmediata de una población mediante el entretenimiento. Todo lo que impulsa esta acción poética está cifrado en su génesis histórica: la poesía y el arte como factores de transformación social, como elementos esenciales para proteger la dignidad de un pueblo que ha sido  amenazado por la violencia, la exclusión y la injusticia social materializados en el fratricidio.

Esta nueva experiencia confirmó que se avanza por un camino pertinente, se sigue la ruta de la sensibilidad, del corazón humano y su proyección  social a través de un antiguo rito de celebración de la existencia, mediante la poesía como fuerza de cohesión de los seres humanos, como luz que purifica el espíritu y entrelaza las inteligencias individuales en el propósito de transformar la ciudad en un verdadero espacio de crecimiento y expansión de la conciencia.

 

 

 

La dinámica que el 22 Festival Internacional de Poesía de Medellín realizó, convocando a la población a 150 actos programados en todos los puntos cardinales de la ciudad (también en veinte municipios de Antioquia y en cuatro ciudades de Colombia),  permitió visualizar un campo de acción que se tendrá que fortalecer para ejercer acciones directas y permanentes en los barrios de la ciudad, realizando una labor formativa con temas esenciales a la luz de la expresión poética.

Con esta versión del Festival, el contexto cultural de Medellín se consolidó como un ámbito plural y abierto a la experiencia del ejercicio pleno de la libertad de expresión y del amor, cohesionados por el desarrollo y cualificación tanto de la  sensibilidad social y artística como de la coexistencia pacífica renovadores del tejido socio-cultural.

Nuevamente se destacó el público participante como el protagonista de esta acción poética que se ha convertido en ejemplo a seguir a nivel mundial y que de hecho lidera una red de Festivales a nivel mundial.

Con el vigésimo segundo Festival se avanzó en el propósito de proponer la ciudad como espacio flexible de congregación, para celebrar la existencia y conjurar  todos los factores de atomización social. Se ha avanzado considerablemente en el sentido de fortificar el espíritu y elevar la dignidad humana, mediante los dones de la poesía, en un contexto social que en 1991(año de realización del primer Festival) estaba vulnerado por el fratricidio y la población experimentaba un deterioro muy notable en su condición espiritual y humana.

En esta ocasión, después de veintiún años de realizar las grandes jornadas de la poesía para la vida, se pudo observar un ánimo vigoroso, con fervor espiritual expandido de manera auténtica, en un gran público constituido por  personas que asistieron para concretar la misión  prometeica de compartir el fuego sagrado de la poesía. Todo esto ha sido posible por lo solidario en su compañía lúcida y amorosa, por la fraternidad expresada entre ellos, como grupo social, y hacia los poetas, que se desplazaron, desde todos los puntos cardinales del orbe, para cumplir con una convocatoria gestada desde una localidad que se hace visible por la capacidad congregadora de la poesía.

El Festival Internacional de Poesía de Medellín se ha consolidado como el Festival de Poesía  más importante a nivel mundial, característica confirmada tanto por los poetas visitantes como por los propios directores de otros Festivales, razón por la cual se pretende seguir  impulsando la cohesión de los Festivales Internacionales de Poesía de países de los cinco continentes. Esta acción también caracteriza  al Festival como un evento pionero en la globalización de la poesía, para beneficio tanto de la expresión poética mundial como de los grupos sociales que le dan sentido a las actividades programadas. En ésta perspectiva el 22 Festival Internacional de Poesía de Medellín se constituyó como la principal acción poética congregacional, celebratoria y formativa del Movimiento Poético Mundial (WPM), realizada hasta la fecha, en el presente año de 2012. También podemos afirmar que este evento cumplió con las estrategias del movimiento poético mundial para lograr sus objetivos las cuales son:

- Actuar desde la poesía sobre los pueblos del mundo, de cada continente, de cada país, para ayudar vigorosamente a la conquista de la paz con justicia social y a las transformaciones culturales, sociales y políticas que requiere nuestro continente.

- Extender la influencia y presencia de los Festivales Internacionales de Poesía que constituyen el Movimiento Poético Mundial y expandir la influencia de la poesía en todas las clases sociales, mediante una intervención creciente en la vida de las ciudades y aldeas, con un trabajo dirigido especialmente a los jóvenes, adolescentes y a los niños.

- Emplear en gran escala los medios de comunicación de masas para expandir el espíritu de la poesía y una visión justa y luminosa del porvenir humano.

- Fortalecer y fundar procesos pedagógicos a partir de las Escuelas de Poesía y de los Talleres de Poesía.

- Organizar lecturas de poemas, conversatorios, conferencias, ciclos de cine sobre el tema de la poesía y el cambio social, en las organizaciones sociales y populares de la ciudad y el campo, destacando los objetivos ambientales, la defensa de los derechos culturales y la lucha por la paz y la transformación social en nuestros países.

- Elevar la calidad estética de los festivales que componen el Movimiento Poético Mundial.

 

Noticias y artículos
Biografías de los invitados
Programación
Memorias
Galería de fotografías
Cubrimiento de la prensa mundial

 

 

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Homenaje al espíritu de los pueblos aborígenes

 

 

 

Se logró una gran confluencia: el encuentro por la cohesión espiritual y cultural de los pueblos aborígenes a través de la presencia catorce poetas representativos de sus respectivas culturas milenarias, pertenecientes a los cinco continentes. Esta faceta del Festival se planteó acorde a una necesidad de realizar acciones conjuntas a partir de los resultados que surgieron en el encuentro entre poetas aborígenes, poetas del mundo de importante trayectoria y personas invitadas a participar con su audiencia. En este encuentro de poetas aborígenes  se trataron,  durante cuatro días, los siguientes temas: Defensa de la Tierra, Identidad, lengua y cultura, Globalización de la poesía , Debates y conclusiones.

Esta experiencia reflejó un alto grado de madurez de los pueblos aborígenes, representados por sus respectivos poetas. El desarrollo de este encuentro fue algo magnífico y esplendoroso porque estuvo reluciendo el pensamiento ancestral respecto a los temas tratados. Este encuentro estuvo moderado de manera excelsa por el poeta de la nación Wuayuu (Colombia) Vito Apushana quien con su idoneidad como relator  comunicó en la clausura del festival  de manera altamente poética, formativa y lúcida en el público asistente los siguientes compromisos:

“La defensa de la tierra es el principal deber de todo ser humano, de toda comunidad aborigen, de todo destino de carne, hueso y aliento. El compromiso está dado… queremos vivirnos con la tierra y morirnos con ella. Es la relación: Cofia y Flor.

El Movimiento Poético Mundial se interna en el movimiento telúrico de la defensa de la Tierra. En cada Encuentro Mundial de poetas se debe realizar un acto de protección sobre un patrimonio natural en el territorio que funcione como sede.

En este contexto queremos iniciar el compromiso entre Poesía y Defensa de la Tierra con una propuesta para el Festival Internacional de Poesía de Medellín, llamada “Declaración de los cerros tutelares del Valle de Aburrá como sitios sagrados y su peregrinación para el Pagamento”.

Esta propuesta comenzará a ser elaborada entre los representantes poetas indígenas de las comunidades Kamëntsá, Ika, Wayuu  y Embera, los organizadores del Festival Internacional de Poesía de Medellín y gestores culturales habitantes del Valle de Aburrá.

Entre sus principales objetivos están la profundización de la conciencia ambiental colectiva, la identidad cultural desde el legado aborigen tanto prehispánico como el contemporáneo y ampliar el sentimiento de hermandad y respeto en el reconocimiento de la diversidad cultural de Antioquia, Colombia, Abya Yala (América) y el resto del Mundo.

La meta, en el transcurso del tiempo, es poder aplicarla, en su primera versión, durante los días del próximo Festival Internacional de Poesía de Medellín (Junio de 2013)”.

Suscribieron esta declaración los siguientes poetas:
Hugo Jamioy (Colombia, Nación Kamëntsá), Gladys Yagarí (Colombia, Nación Embera), Eulalia Yagarí (Colombia, Nación Embera), María Clara Sharupi (Ecuador, Nación Shuar), Dida Aguirre (Perú, Nación Quechua), Atala Uriana (Venezuela, Nación Wayuu), María Teresa Panchillo (Chile, Nación Mapuche), Juan Hernández (México, Nación Náhuatl), Vito Apüshana (Colombia, Nación Wayuu), Rita Mestokosho (Canadá, Nación Innu ), Karenne Wood (Estados Unidos, Nación  Monacan ), Apirana Taylor (Nueva Zelanda, Nación Maorí), Mata-Uiroa Manuel Atan (Chile, Nación Rapa Nui), SigbjornSkäden (Noruega, Nación Sami).

La realización de este encuentro le dio gran lustre y sentido al homenaje que el Festival en esta ocasión rindió al espíritu de los pueblos originarios.

Desde sus inicios ha sido importantísimo, para el Festival Internacional de Poesía de Medellín, el aporte esencial e imprescindible que realizan los poetas representativos de minorías étnicas, tanto nacionales como de otros países y continentes.

Esta participación constante y consecutiva de las culturas aborígenes y fundacionales ha permitido que los asistentes tengan una noción más amplia y justa de lo que significa la experiencia poética en nuestro tiempo. De ésta manera,  el Festival se perfiló como un evento que experimenta el resurgimiento de lo mítico como esencia de la poesía. Se logró que hubiera una disposición del público asistente para conectarse con la voz de los ancestros. Así fue posible dar paso  al nuevo advenimiento del mito como lenguaje esencial.

Declaración

Publicado en julio 12 de 2012.

Última actualización: 19/10/2023