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3º Festival Internacional de poesía en Medellín

El 3º Festival Internacional de poesía en Medellín se realizó del 2 al 8 de junio de 1993, convocado y organizado por la revista Prometeo. La lectura inaugural fue en el Teatro Metropolitano y la clausura en el Coliseo Cubierto de la ciudad. Se desarrollaron un total de 25 lecturas en todas las zonas de Medellín y una programación de 12 actividades alternativas de cuatro exposiciones, cuatro conferencias y tres conversatorios una audición. Se realizó la primera exposición de poesía visual, enfocada en presentar el desarrollo histórico de esta forma expresiva de los signos, se presentaron audiciones musicales en cuya creación se partió de obras poéticas de autores contemporáneos y de siglos pasados.

Tomaron parte los siguientes 42 poetas de 19 países, de Europa, Asia y América: argentinos Jorge Boccanera, Daniel Samoilovich, Marcos Silber, Paulina Vinderman y Jorge Ariel Madrazo; Marcelo Arduz Ruíz (Bolivia), Affonso Romano de Sant'Ana (Brasil), Oswaldo Sauma (Costa Rica), los cubanos Pablo Armando Fernández, Marilyn Bobes y Víctor Rodríguez Nuñez; Eduardo Llanos (Chile), Jorge Enrique Adoum (Ecuador), Margaret Randall (Estados Unidos), Claude Esteban (Francia), Rigoberto Paredes (Honduras), Djahanguir Mazhary (Irán), Tony Harrison (Inglaterra), Gloria Gervitz (México), Claribel Alegría (Nicaragua), los peruanos Javier Sologuren, Aida Alonso, Luis La Hoz, Pedro Granados, Leoncio Bueno y Enrique Sánchez Hernani; Santos López (Venezuela), y los colombianos Fernando Arbeláez, Juan Manuel Roca, Carlos Patiño, Eduardo Gómez, Henry Luque Muñoz, Raúl Gómez Jattin, Gabriel Jaime Caro, Miguel Méndez Camacho, Alberto Vélez, Carlos Enrique Ortiz, Luis Eduardo Rendón, Gabriel Jaime Franco, Juan Diego Tamayo, Omar Ortiz, Raúl Gómez Jattin, Daniel Jiménez y Horacio Benavides.

Se programaron 26 lecturas de poemas en auditorios, salas y parques y, complementariamente, conciertos musicales, exposiciones, danza y conferencias en torno a la poesía, en otras 12 sedes de la ciudad, con un público aproximado de 50.000 personas.

Poetas de diversas generaciones hicieron sonar la palabra impresa de sus poemas, ilustrando un devenir en el sueño que la imaginación desarrolla y prolonga en el viaje de la existencia.

 


El poeta ecuatoriano Jorge Enrique Adoum en un acto 

Fue un verdadero impacto, una milagrosa intervención de la calle, a donde retornaba la poesía con toda su fuerza de representación y simbolización.

Podemos afirmar que con esta versión del Festival se hace más evidente su contundencia, su capacidad de intervención de la realidad de la ciudad con un nuevo aire, con una nueva luz para el espíritu compungido, para divulgar la gran alegría de vivir a pesar de las explosiones y los escombros. Sabemos que la poesía no soluciona los problemas estructurales, pero sin ella los seres humanos perecerían en total orfandad, en la esclavitud de sus precarias ocupaciones, en el shock de los clichés y en el marasmo de la vida en la sociedad industrial.

"La poesía ocupando espacios entre bombas y flores, allí donde la esperanza es tan explosivamente necesaria". Con estas palabras se refirió el poeta brasilero Affonso Romano de Sant'Anna a lo que él, como poeta participante, percibió en las intensas jornadas del III Festival.

El despliegue era tan amplio y nutrido que no se alcanzaban a comprender totalmente las dimensiones de esta concurrencia atenta, generosa. En esta ocasión se introducen nuevos elementos en el Festival; se le da espacio a una participación de poetas de muchos más países (respecto al anterior) y se dan los primeros avances en el sentido de encaminarse hacia un evento mundial.

El Festival se abrió como una flor cargada de futuro, señalando una forma muy alta del espíritu colectivo, terreno nutricio de las visiones, escenario de nuevas posibilidades para la palabra. Lo interesante de esta concurrencia es que su participación es fundamental en ese diálogo establecido con el ser del otro que es el sí mismo esparcido en voz, canto, danza rompiendo los espejos de la banalidad y de la disipación que ofrecen los actos masivos diseñados para distraer y manipular.

El III Festival Internacional de Poesía en Medellín signa un crecimiento en espiral, rebasando a los dos anteriores en dimensión, proyección social (por su cobertura en los barrios), diversidad de tonos, temas, técnicas poéticas, formas comunicativas de la poesía y programación alternativa.

Es un acto verdaderamente revolucionario, en el sentido de su visión poética y su aplicación en lo social; en su acción poética desde un pensamiento sobre la cultura y su propiciamiento de una participación colectiva, allí donde antes había desolación y abatimiento.

Medellín comienza a perfilarse, en ese momento, como una de las capitales internacionales de la poesía. Así se desencadena con más fuerza la divulgación y el sentido esperanzador de esta realización, que contó desde entonces con un auspicio económico más definitivo del Municipio de Medellín, en la justa aplicación del Acuerdo 39 de 1993 del Concejo Municipal; y del Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), devenido posteriormente en Ministerio de Cultura.

Desde el III Festival se asumió el mes de junio de cada año como el tiempo para tal celebración, fecha en el que estamos más cerca del sol.

Es 1993 el año que señala la consistencia de todas nuestras actividades. A partir de ese momento se vislumbra la necesidad de fortalecer mucho más la estructura básica de labores y se emprende la planeación y organización del IV Festival Internacional de Poesía en Medellín.

 

Relato de lo acontecido en 1993
Por Fernando Rendón

Última actualización: 30/01/2023