Sunil Gangopadhyay (India, 1934)
Sunil Gangopadhyay (India, 1934)
El río sabe
A la orilla del río solitario permaneceuna camisa azul de algún infeliz |
Es un día vacío lleno de sombra
¿Dónde se ha ido ese hombre?
¿Entro en el agua, de repente, |
¿O acaso esté acostado
en el adornado silencio del bosque?
Sobre su cuerpo se han marchitado
algunas hojas |
de los pasos andados |
parece la fábula real de alguna vida |
la vanidad de un reino perdido, una carta desazonada
fueran mías, pues fui yo quien algún día
aquí se ahogó en silencio; el río sabe.
Antes de eso, antes de eso
Del dedo de mi mano derecha cuelgaun hilo azul |
Pero sin duda no es hora todavía
Antes de eso, el silbido del pájaro doyel
debe posarse en mis labios |
para cada revelación |
Antes de eso, amor en las casas de pólvora
Antes de eso, antes de eso, antes de eso...
Vendrá él, sí vendrá
En el caído crepúsculo del ocaso llegó él
y se detuvo al lado del río- |
En sus ojos-esperanza. En sus alientos-ansia.
Aquí bajo el árbol shishu al lado del cementerio
Viene alguien a verlo, así se pactó, y nos emancipará.
Hace tiempo, desde aquí, comenzó su caminar cuando
en lugar de éste árbol, |
era tan sonoro como las lluvias, |
todavía la sangre no había salpicado el campo de labranza,
un sonido metálico en el sueño; |
un comandante besó los pies de una pordiosera. |
Cuando un poeta había sentado a la reina de su corazón
en el altar del templo, |
más hermosa. |
en algún lugar. |
Una mirada momentánea
Apareciste del otro lado del risco;tus labios saciados del son rizante de un lago;
la brisa captada en tu velete como la vela de un barco.
No pasaban tus pies la tierra todavía.
Sin pisar la tierra tus pies,
te detuviste cubriendo el horizonte
como una dama cortesana del paraíso
o un hada pre-rafaelista.
Un poco lejos,
reposando yo bajo la sombra de un árbol
leía la historia de la dentadura humana,
del cautiverio del fuego y un documento
sobre la guerra del pan. |
¿Quién es ella? ¿Neera? ¿U otra mujer parecida?
¿De dónde viniste? ¿y por qué viniste?
¿Adónde te fugarás de nuevo?
La luz del atardecer del invierno se vuelve rojiza de repente;
las olas altas y bajas se siguen solas sinfín,
como si estuviera jugando la consciencia al escondite.
Todo es irreal -sin embargo, cuan cierta es la realidad
de aquella mirada momentánea. |
Traducción al español de Shyama Prasad Ganguly,
realizada de la versión original en bengalí.