English

Kofi Anyidoho (Ghana)

Lectura en el 12º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Memoria fotográfica del Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Kofi Anyidoho
Traductor: Rafael Patiño

Las noticias de casa 

 

No he llegado tan lejos
           sólo para sentarme a la orilla del camino
          y estallar en llanto
podría haber llorado en casa
          sin una jornada de tantas espinas

No he extendido mis alas
          tan ancho sólo para verme hacinado en las esquinas
          ante la mera mención de tormentas

A aquellos que escuchan sobre golpes militares
          y rumores de contienda civil
          incendios de breñas y malas cosechas en casa
          y vienen a mí buscando temores y lágrimas
Debiera decir que estoy cansado
          muy cansado
          cansado de toda devoción a la muerte y al moribundo

Yo también he escuchado acerca de
          todos los incendios de breñas
          las súbitas muertes
          y violentos discursos

He escuchado acerca de
          todos los puestos vacíos del mercado
          la hoyas de cocina todas llenas de recuerdos y ceniza

Y estoy cansado de
          todos esos ruidos de
          condolencias de aquellos que
          aman desdeñar la rabia del hambre
          inclinan su cabeza y dan vuelta a casa
          preocupándose y por siempre preocupándose
          por el sobrepeso y la dieta especial para perros y gatos.

Como un huérfano encallado
          en los estercoleros de los propietarios de la tierra
Guardaré mis penas para mi mismo
          doblándolas con infinito cuidado
                      punta por punta
          tomando los plegados dolores dibujos en círculo
         en rededor de ocultos espacios donde quietas
         echan raíces nuestras esperanzas aún
         en esta hora de finito caos

Aquellos que enviaron sus trajes funerarios
         al lavandero
         aguardando a los de las pompas fúnebres
         cargando nuestro cadáver con gran despliegue
Déjalos que esperen a la próxima y a la próxima
         estación para mirar cuan bien crecen los niños nativos
         crecen los frutos e incluso las flores
         de la podredumbre más matinal de los sueños

En tanto
estoy cansado
cansado de todas las condolencias de cocodrilos.

                   agosto 1 de 1983

 

Mi canción

Aquí
en
esta
Plaza
Pública
me
paro

vendo mi canción a aquellos con oídos para comprar
es a un árbol que un toro está atado
Tú no desvías las ramas de las palmas
        para extraer su vino
Las cosas que tengo que decir
Yo las digo ahora
Que me pararé aparte
de aquellos que temen
aclarar sus gargantas y
visten con mentiras su vergüenza

Cuando encuentres un vecino pobremente vestido
en una gran corte 
tú no escupas en el suelo 
y deja rodar tus ojos por los cielos
La sombrilla que compré
La hurtaste tú de mis habitaciones al amanecer
Ahora camino entre la temprana lluvia matinal
Tú me señalas a nuestras jóvenes criadas
Y ellas se te unen en la risa
Piensa
Mi pueblo
Piensa
Piensa bien antes de reírte de aquellos que caminan en la lluvia.
Los presentes que se confieren al nacer
Algunos tienen algunas cosas espléndidas
¿Cuál fue la mía?
Yo canto. Ellos ríen.
Todavía vendo Mi Canción
Para aquellos con oídos para comprar
Mi vestido está roto, yo sé
Pero aprenderé a llevarlo dignamente
Mi voz es bronca, yo sé
Pero aprenderé a llevarla dignamente.

(*Este poema es parte de una signatura melódica, una invitación a “Mi Canción”. Es en parte una traducción de, y en parte una elaboración basada en, una canción Ewe de uno de los poetas-cantores del Tambor Haikotu de mi lugar natal, Wheta)

 

El Himno de la Hiena

Para Obiba

Ellos vendrán por este camino algún día
estos semidioses de rotas promesas
a recoger la cosecha de nuestros sueños
Ellos vendrán buscando senderos solitarios
a través de nuestros famélicos sueños
hasta la casa de los dioses exilados

Compondré música con aullidos de perros
me apropiaré de los chillidos de brujas
los chirridos de danzantes monos
compondré música con aullidos de perros

Cuando Cristo se extravió
en nuestro poblado un alba amortajada al Oriente
nuestra gente lo tomó por un fantasma
pero no era su culpa: Él estaba
parado sobre la tumba de un jefe despojado
el jefe que hurtó la bolsa oracular del adivino
y hurtó la escudilla de sopa de sus hijos
y empeñó sus juramentos por una breve estación de gracia.
Él tuvo un niño monstruo que falleció antes de salir.

Así que cuando el pastor entró danzando
seguido por discípulos vendiendo hosannas
Nuestro pueblo se paró ante las puertas del cementerio
recordando a sus dioses proteger las almas de sus niños
contra estos mensajeros de la muerte.

Penetré en la sede de nuestro parlamento
pidiendo audiencia con el Portavoz.
Me dijeron que yo debía justo haber llegado de la granja:
El Parlamento había hecho una inesperada pausa
previa a la disolución.
Me extraviaron hasta nuestro Castillo

donde me dieron formas para llenar
estando todavía de pie ante las puertas.
Dije que tuve un sueño
para poner delante de las botas del gobernador
militar -

Yo soy un visionario, ¿saben?
hasta ahora mis visiones han sido
sobre cosas que no hicimos cosas que debimos haber hecho -
Dijeron que todos los hombres de nuestro Castillo estaban alelados
creando grandes visiones con sueños de caídos dioses
y de cualquier forma yo no estaba vestido de forma apropiada
y mi nombre no pudo ser hallado
en el registro de concejales enjaulados
extraje mi tarjeta con el lugar de origen
Dijeron que no tenía la firma oficial
juro que mi papá y mi mamá me tuvieron
mucho antes mucho de que nacieran ellos; comisionados
electorales;
Ellos rieron. Sí, esos hijos de gamberros y rameras
Ellos se rieron y preguntaron si
yo apetecía una bola de llamas al mediodía
Contestaron que podía darle mis sueños
a los perros de nuestro lugar de origen o verterlas en el estercolero
En ausencia de un Administrador de Justicia
archivo mi alegato en la baja corte de la Memoria
porque soy ignorado porque
porque estoy abandonado a mis sueños
yazgo emboscado entre mi alma
pluguiendo acerca de dudas prenatales
nostalgias de mi mundo roto
y si
ellos vinieran por este camino algún día
aquellos semi-canes con promesas rotas
a cosechar nuestros sueños
si por alguna blasfemia hubieran
ellos de venir buscando aquellos senderos solitarios entre nuestros
famélicos sueños
compondré música con aullidos de perros
abrazo con risa sus quejas desde nuestras heridas
fluyen sus tumbas con los huracanes de nuestros liquidados goces.
me apropiaré de los chillidos de brujas
los chirridos de danzantes monos
compondré música con aullidos de perros.

 


Kofi Anyidoho nació en Ghana en 1947. Es poeta, profesor universitario y editor. Algunos de sus libros de poemas: A harvest of our dreams; with, Elegy the revolution; Earthchild with Brain Surgery; y Ancestral Logic and Caribbean Blues. Es profesor de la Universidad de Ghana. Para él la poesía no es sólo un arte textual limitado a la página escrita e impresa. Ella está completamente liberada del efecto aislante de la tecnología impresa. Ha escrito numerosos ensayos sobre la situación de la poesía africana actual, a la que pretende devolver a sus raíces dramáticas orales, a través del performance.

Última actualización: 04/02/2021