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Josef Hrubý, Chequia

12º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Josef Hrubý
Traductor: Clara Janés

Autorretrato

Aquí estoy
Pero no es tan sencillo
Me faltaría sólo
retratarme con un ramo de flores
Las pecas tienen que estar
y los errores
y los ojos lábiles
y la infancia que tiene todavía
-como los poemas-
hambre

Y también
que mi cabeza en la almohada
es cada vez más blanca

Pero ya estoy volando
El fuego en el ala izquierda
La noche en el ala derecha. Ofelia Su nuca blanca sus sombras blancas
y cuando extiende sus cabellos
El tiempo hace girar sus pasadores en silencio
Tras su cabeza verdor
donde vivir
Su rostro
enmarcado por un aro de llamas
tanto en invierno como en primavera
Imagen custodiada
por muros velos vallas
Imagen por un velero llevada
imagen donde ella lleva
encendidas lámparas en pleno día
Imagen de primaverales fuegos
y del sollozo amoroso
y de los cabellos sueltos
Como el manantial cuando en la montaña
se peina
hasta donde el firmamento desciende sobre la tierra
Y es invierno

 

Colores

Un poema gris no se puede escribir
Copia uno verde
Un poema negro mejor es no pensarlo
Un poema violeta: ámame más allá de la tumba
Un poema blanco: sal en la mesa
o el capitán Scott en el Polo Sur
Un poema rosa: sabe reírse un necio
de izquierda a derecha y viceversa
Un poema dorado: stradivarius regado con coñac georgiano
Un poema amarillo: ¿dónde se perdió mi pitillera?
Un poema azul: de amor a desamor
hay sólo dos segundos
Un poema escarlata: la lámpara ilumina y tú duermes
con un libro abierto
Un poema pardo: un país poco visitado
Un poema gris no se puede escribir Estos son mis amores Estos son mis amores:
el tren de Volyne a Strakonice
La mesa con los dulces de Navidad
mi madre llena la estufa
Debajo de la ventana se desliza el Volynka
cubierto de luces nocturnas

Con anillo de oro llama la luna
al fondo del río donde la trucha duerme
Oscuramente brilla tal el chirrido que me sigue
cuando vuelvo de la clase de violín
El río una funda de tinieblas llena
repleta de lo anegado
Relumbran dentro las lentejuelas de las truchas
y tintinean las monedas
limosna que Mozart me otorgó

Y ahora cuando me escuchan
escucho con tristeza

 

Estos son mis amores

Estos son mis amores:
la lluvia que cae

en las conversaciones de los viejos y las viejas
en los establos de detrás de la casa
en pos de nuestras frentes con tal intensidad
que junto al dique bajo el molino rojo
reverdece
Allí hay un perro
con la cabeza al cielo levantada
en tanto no cesó la lluvia
y llovían estrellas
También nosotros al cielo levantamos la cabeza
Como el perro
dentro de la pelambre un cerebro de lluvia lleno
y de estrellas mojadas
Estos son mis amores
allí caracolean las anguilas de las metáforas
Y tú emerges entre las flores de manzanilla
Tienes ojos de arándano
y subes de nuevo al tren
Luego te ocupas de contabilidad
de unas cuentas pendientes de tus antepasados y mías

Y después bajarás del tren
y te irás para siempre

No viniste ayer no escribiste
y yo no tendré carta
Pasó una carga de nebulosas
pasó lo dicho y lo visto

¿Dónde está tu hogar?
¿Dónde está mi hogar?
¿Dónde está nuestro hogar?

 

Ofelia


Su nuca blanca sus sombras blancas
y cuando extiende sus cabellos
El tiempo hace girar sus pasadores en silencio
Tras su cabeza verdor
donde vivir
Su rostro
enmarcado por un aro de llamas
tanto en invierno como en primavera
Imagen custodiada
por muros velos vallas
Imagen por un velero llevada
imagen donde ella lleva
encendidas lámparas en pleno día
Imagen de primaverales fuegos
y del sollozo amoroso
y de los cabellos sueltos
Como el manantial cuando en la montaña
se peina
hasta donde el firmamento desciende sobre la tierra
Y es invierno

 

Violín de primavera


Un dibujo del órgano
Del último tubo
Del tallo más delgado de la luz

Como una roca plateada
sobresale del marco del día
como un nenúfar
y emerge de violines desnudos
hasta los Maestros de las cuitas primaverales

 

Violín de verano


¡Ah, sí, oyó a Mozart
entre la lluvia, amigo!

Todavía una línea
Y el barco se hundirá
Un barco lleno de grosellas de violines
y de rosas de té.


Violín de otoño


El atardecer enciende un verso junto al farol
Como se enciende el gas
Y el fuego peina ya la música:
En torno al violín pacen caballos
Navegan por la sangre
    Jarros Ravel otoño
    y las postreras golondrinas
Dirías: Caballos
Y dirás: Otoño

En el espejo veneciano
quedan aún sombras de hermosas damas
Tal un dardo de amor
lanzado bajo nuestras vidas

 

Violín de invierno


Oscuridad entre las cuerdas de un estradivarius
Es así antes de la música
grande como la selva
donde la nieve brilla ya

Tierna caída de la ternura:
mera caída de la nieve


Josef Hrubý nació en Cernetice, República Checa, en 1932, murió en 2017. Poeta, traductor, editor, y periodista. Algunos libros publicados: Pálení básní (Praga, 1999); Zrzavé údolí (1993); Za pìt PENìz kliè (Munich, 1992); Topoly (1998) y Hudba nechce spát (1960). Sus poemas han sido traducidos al inglés, holandés, italiano, francés, alemán, polaco y esperanto. Otros de sus libros, acompañados de impresiones de obras de arte: Vzpomínka (1968); Dvánact Sluncí (Praga, 1987); Mesto nìbes (Pilsen, 1992); y Nokturna (Pilsen, 1995). Ganó varios premios por su obra, entre ellos, el Premio de la Fundación Literaria de Praga (1962) y el Premio de Literatura de la Ciudad de Pilsen (1992).

Última actualización: 24/01/2022