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Omar Lara (Chile)

Fotografía tomada de la web de la Biblioteca Nacional de Chile

Por: Omar Lara

Gran Himalaya

Es un hecho que no subiré jamás a las cumbres del Gran Himalaya;
está escrito que los hombres allí se vuelven dioses
y el poder temible de la naturaleza disminuye a los seres: sus pasiones,
a una blanda indolencia.
Pero yo no subiré al Gran Himalaya,
tropezaré con las piedras del camino,
me embriagaré con deleznables licores,
seguiré maldiciéndome con ternura.

 

Encuentro en Portocaliu

En ese tiempo yo corría detrás de una sombra.
Desde el décimo piso en el barrio de Drumul Taberei
yo miraba a través de una niebla caliente,
a través de una humedad humosa,
a través de las reverberaciones de agosto
una figura venía caminando
desde la parada de autobuses.
Una figura parecía dirigirse hacia mí,
yo la veía perfectamente desde el décimo piso
en el barrio de Drumul Taberei:
era la odiada figura conocida,
su aborrecible rostro estaba ahí y su pelo
que el sol no incendiaba y con él todo su cuerpo.
Yo miraba petrificado la escena,
los indolentes pasos y su entorno:
árboles, cosas en movimiento, el asfalto que el sol
ondulaba.
Yo miraba esa escena con su centro precioso...

En esos tiempos yo escribía un poema titulado
"Encuentro en Portocaliu",
era necesario encontrarme rápidamente
porque -pensaba yo- ¿la poesía para qué puede
servir sino para encontrarse?
Eso fue después de escribir muchas cartas
preguntando
¿dónde estoy? Nadie sabía donde estaba
y no podían decírmelo,
de modo que empecé a decir a diestra y siniestra
protégeme con algo el corazón.
Protégeme con algo el corazón
seguía repitiendo
y como no me entendían
empecé a escribir unos poemitas insidiosos
relativos al río Dimbovitza,
relativos a la columna del infinito,
relativos al plan quinquenal.
Hasta que un día en Portocaliu.

Un día en Portocaliu
(en Portocaliu hay un sol amarillo como cáscara de naranja)
una tarde en Portocaliu
(en Portocaliu hay unos grandes pájaros con dos patas
larguísimas y picos en forma de corazón)
una noche en Portocaliu
(estaba escrito que no te encontraría
en Portocaliu
pero guardo el recuerdo de esa espera y huellas
de picotazos en forma de corazón).

 

Poderío

Atravesamos muros
y vemos debajo del agua
hablamos con seres de otras edades
y adivinamos el porvenir
encontramos una aguja en un pajar
y la perdemos

  oh dios.

 

 

 

APARECIDOS Y DESAPARECIDOS

De pronto comenzó la danza loca.
Todo tipo de instrumentos
Se hizo a la batahola
Instrumentos cortantes y sangrantes
Todos bailaban la danza demencial
Tan alto saltaban
Tan lejos llegaban
Tan hondo dormían
Que se perdían en la  mar
Que se enredaban en los árboles
Que se quedaban para siempre
Como si nunca hubieran sido.

Se agotaron todos en la danza
Unos de danzar
Unos de tocar
Pero los que tocaban eran hábiles
Y descansaban de repente
Como tenían traje único
No se tenía muy claro
Quién era quién de todos quién.

Y seguía la danza fantástica
Volaba el aire con nosotros
Yo pegué un salto formidable
Que me depositó en Bucarest
Otros llegaron a Colombia
Otros llegaron a Suecia
Unos llegaron a la Luna
Y otros se fueron por la tierra
Derecho por la tierra adentro
Dieron un salto al revés.
Pero se quedaron muy cerca
Sólo unos metros los separan
De sus trabajos
De sus calles
De sus lecturas
De sus celos
De sus amantes
De sus fiestas

Están más cerca que nosotros.

La orquesta no para de tocar
Estrena partituras nuevas
Y todavía van llegando
Los bailarines ojerosos
A Portugal o a Cajamarca
A Nueva York vía Perú
A los desiertos y a los polos
Y los de abajo    ay    los de abajo
Los que saltaron al revés
Sienten los sones y se mueven
Se mueven
Se mueven
Se mueven

Tienen ganas de despertar.

 

TOQUE   DE   QUEDA

Quédate
Le dije
Y la toqué.

                           

GASTADAS Y ESTROPEADAS

Cuando posas tu mano
en mis cabellos
y palpas mi transpiración bajo el pelo
durísimo
yo te doy las gracias en silencio
por tu dulce ferocidad.
Cuando entierro mis dientes en la realidad
y los saco sucios de barro y veneno
cuando me empujan hacia la sola
temible oscuridad
cuando desconozco a mis hijos
y debo recorrerlos uno a uno
ciego
tú me lanzas tu mano como un relámpago
o un salvavidas
y a ella me aferro
y la fiebre declina
y duermo al fin
y vuelven a ordenarse las figurillas
gastadas y estropeadas.

                      De Islas flotantes, 1980

 

LAS HORAS DEL LOBO

Difusos habitantes escudriñan

     Nada

mueven los labios en un idioma que casi olvidé
aunque sé que estás aquí
al alcance de mi voz
a menos de un millón de kilómetros de distancia
debajo de tu blusa de lana
debajo de tu blusa de luna
caliente y hermosa.
Si todas las mujeres tiemblan bajo una blusa de lana
tibias en sus porosidades
si todas tiemblan
feas y lindas
qué puedo decir de ti
que eres mía y te amo
aunque no existas.
He vivido tantos años lejos de ti
rodeado de tu ausencia como una

      isla

en las viejas casas de madera
en la tierra que no pisamos juntos
en la hierba en que no nos tendimos a mirar
              las estrellas
he vivido tantos años lejos de ti.
Pero qué habría hecho sin tu ausencia todos estos años
qué habría sido de mí
hubiera podido incluso ser feliz.

Debo apresurarme,
se me hinchan las piernas
tú sabes
y en el cuerpo me aparecen unas fantásticas
placas aureoladas.

Me pregunto si llegaré a tiempo a tu cuerpo
tu cuerpo que se contrae con mi jugo de limón
debo apresurarme.
Debo apresurarme a pensar que debo apresurarme.

Tú que eres razonablemente feliz
¿has pensado en lo que nos espera?
Hay lugares que son sólo nombres
y otros
son sólo recuerdos
y nosotros buitres de los recuerdos.
He ahí esos despojos
un gesto
           una sonrisa
         el paso del tren frente al suave lomaje
un furtivo paseo por el pueblo natal después de tantos
           años.
Algo queda.
No es un festín
los huesos están roídos
                          casi pulverizados
pero puedes buscar bajo las piedras
o lamer el polvillo.

Mas hay amor mío
lugares y destinos que parecieran estar
al otro lado del mapa
invisibles pero ciertos
con tranquilos crepúsculos
y en la distancia
cuerpos que se deshacen en dirección al sol
mientras salan sus piernas en la espuma.

Habremos envejecido junto a un cenicero repleto de
colillas
mirando algún retrato ya sin rostro
amarillo
y algún otro tesoro rescatado del tiempo.
Tú que podrías haber sido razonablemente
                          Feliz.

                     De Islas flotantes, 1980

 

ENCUENTRO EN PORTOCALIU

En ese tiempo yo corría detrás de una sombra.
Desde el décimo piso en el barrio de Drumul Taberei
yo miraba a través de una niebla caliente,
a través de una humedad humosa,
a través de las reverberaciones de agosto
una figura venía caminando
desde la parada de autobuses.
Una figura parecía dirigirse hacia mí,
yo la veía perfectamente desde el décimo piso
en el barrio de Drumul Taberei.
Era la odiada figura conocida,
su aborrecible rostro estaba ahí y su pelo
que el sol no incendiaba y con él todo su cuerpo.
Yo miraba petrificado la escena,
los indolentes pasos y su entorno:
árboles, cosas en movimiento, el asfalto que el sol
       ondulaba.
Yo miraba esa escena con su centro precioso…

En esos tiempos yo escribía un poema titulado
“Encuentro en Portocaliu”,
era necesario encontrarme rápidamente
porque –pensaba yo- ¿la poesía para qué puede
servir sino para encontrarse?

Eso fue después de escribir muchas cartas
preguntando
¿dónde estoy? Nadie sabía dónde estaba
y no podían decírmelo,
de modo que empecé a decir a diestra y siniestra
protégeme con algo el corazón.
Protégeme con algo el corazón
seguía repitiendo
y como no me entendían
empecé a escribir unos poemitas insidiosos
relativos al río Dimbovitza,
relativos a la columna del infinito,
relativos al plan quinquenal.
Hasta que un día en Portocaliu.

Un día en Portocaliu
(en Portocaliu hay un sol amarillo como cáscara de
naranja)
una tarde en Portocaliu
(en Portocaliu hay unos grandes pájaros con dos patas
larguísimas y picos en forma de corazón)
una noche en Portocaliu
(estaba escrito que no te encontraría
en Portocaliu
pero guardo el recuerdo de esa espera y huellas
de picotazos en forma de corazón).

                      De Voces de Portocaliu, 2003

 

EN EL FUTURO,  MADRE

En el futuro, madre,
yo estaré en el medio de la mar
como si me esperaran
todos los peces invisibles y mudos
por debajo de olas y corrientes.

Yo nadaré desnudo una vez más
con tu rostro marcándome las brazas
con tus menores gestos y demás.

Yo estoy
                               madre
mirándome en ti misma.

Este nadar en ti ya lo sabía
pero repito tanto y tanto gesto
en las más submarinas y espasmódicas
tormentas del venir y del viniendo.

Yo tiro de esta soga y tú
la guardas
en tu mano más suave de palmera
de colihue
de sauce
de junquillo.

Nado
Madre
en la nada
nado
y nada.

                            De Voces de Portocaliu, 2003

 

CÓMO SE HACE UNA TARDE

Éramos dos libélulas en torno al dulce vino
Éramos dos libélulas en la tarde quietísima
Volábamos
                 Volábamos
Enredadas las alas
En la música antigua

Yo contaba tu sueño
Ese que me soñaste
Ese sueño de mí construyéndome en ti
Volaba el vino antiguo y yo lo trasegaba
En la boca de quién   en el aire de quién

Éramos dos libélulas trastornadas y ciegas
Mientras la tarde armaba su pedestal ubérrimo
Su escalera   su trino   su nostalgia   su plan
Su secreta artimaña

La tarde nos hacía a su amaño y su gracia
Nos besó y nos bendijo
Nos tomó de la mano nos condujo nos hizo
Brevemente tan sabios como esas dos libélulas
Que demoran su vino en la tarde estancada.

                                   De La Nueva Frontera, 2007

Video de la lectura de su poema en el 12º Festival Internacional de Poesía de Medellín: Encuentro en Puerto Caliú


Omar Lara (Chile, junio 9, 1941 – julio 2, 2021). Poeta, traductor, editor y profesor universitario. Graduado en Filología en la Facultad de Lenguas Romances y Clásicas de la Universidad de Bucarest. Publicó, entre otros, los libros de poemas: Argumento del día (1964); Los Enemigos (1967); Serpientes (1974); El viajero imperfecto (1979); Fugar con juego (1984); Jugada Maestra (1998); Vida probable (1999), Bienvenidas calles del Perú (2001); Foto&Grafia, fotos del poeta y fotógrafo Agustín Bennelli, versos de Omar Lara, 2009; Vida, toma mi mano, Ediciones Holguín, Cuba, 2009; La tierra prometida, Ed. Universidad de las Islas Baleares, 2009; Argumentos del día, antología personal 1973-2005, La Cabra Ediciones, 2009; Prohibido asomarse al interior, antología, Ediciones Lar, Concepción, 2009; Mirar la ciudad. Pintura y poesía, 30 poemas de Lara y 30 pinturas de Sebastián Burgos, Fondart, 2011; Nohualhue, Festival Internacional de Poesía Costa Rica / Sistema Editorial de Difusión Científica de la Investigación (SIEDIN) de la UCR, Costa Rica, 2012; Cuerpo final, Editorial Cuarto Propio, Santiago, 2013; Nohualhue. Ida & Vuelta. Poesía 1964-2016, Lara Ediciones, Universidad de La Frontera, Temuco, 2017; Los muertos pasean desnudos, antología, Mago Editores, Santiago 2020; En el corazón de las cosas. Antología poética, edición de Juan Carlos Abril, Madrid; Polibea, col. Toda la noche oyeron..., 2020. Tradujo varios poetas de lengua castellana al idioma rumano, entre ellos Jorge Teillier (con la colaboración de Marin Sorescu) y varios poetas de la lengua rumana al castellano, entre ellos, Marin Sorescu y Mihai Eminescu. Fundó y dirigió el grupo de poesía Trilce (Valdivia, Chile, 1964).

Ganó, entre otros, los premios Casa de las Américas (Poesía, 1975); el Premio Internacional Fernando Rielo (Traducción); Primer Premio del XIII Concurso Nacional de Literatura Fernando Santiván por Cuaderno de junio, de la Corporación Cultural Municipal de Valdivia, 2007; XII Premio Casa de América de Poesía Americana por Papeles de Harek Ayun, 2007; Premio Internazionale Trieste Poesia en el Festival internazionale di poesia di Trieste, 2007; ​Hijo Ilustre de Nueva Imperial. 2008; Premio de Traducción Ovidio, de la Unión de Escritores Rumanos, 2009; Premio Internacional Domus Aurea, de la Universidad de Roma, 2010; Premio Internacional Rafael Alberti, en el Festival Internacional de Poesía de La Habana, 2012; Premio Atenea a la mejor Obra Literaria publicada entre 2012 y 2013, con su antología poética Cuerpo final, 2015; Premio Nacional de Poesía Jorge Teillier, de la Universidad de La Frontera, 2016.

Última actualización: 09/11/2021