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Marianne Larsen, Dinamarca

Bengt Bereg, Marianne Larsen, Euler Granda, Alberto Nessi
12º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Marianne Larsen

Fábula

En la mañana cuando la gente despierta en las aisladas celdas de sus casas,
las bocas repletas de un sabor extraño a canto de libertad, el vacío también despierta.
Tan pronto como está allí el vacío desea que la gente desaparezca
afuera en el hueco de las maquinarias
que los aguardan para laborar el día entero.
El vacío espera disfrutar para sí mismo la posesión
de todas las casas de aislamiento.
Invisible y tenso el vacío simplemente espera.
Cuando está seguro de que todas las madres y padres y niños salieron
Aparece de sopetón como un fantasma y se dedica a husmear en toda cosa.
Nadie se alcanza a imaginar lo que es un vacío perverso
cuando se apodera de las casas aisladas de la gente.
Husmea cartas y aparadores. Se viste
con toda suerte de ropas y a si mismo se refleja en toda clase de espejos.
El vacío todo lo maneja con la imagen de sí mismo. La gente odia al vacío
y el vacío odia a la gente. El tiempo que deben compartir es miseria.
Ambas partes tragan su disgusto por la otra.
El vacío se traga su disgusto por la gente
porque siempre habrá en frente una nueva y feliz mañana libre
de gente, que desaparece para ir a trabajar. Cómo es posible que la gente se trague
su disgusto por el vacío, si en cambio no existe una nueva mañana libre
del vacío que los espera en las factorías. Eso es cierto,
pero en las factorías la gente aprenderá a unir sus manos, y cuando
la gente una sus manos el vacío simplemente se evaporará entre el aire.
Las gentes hablan siempre de reunirse para desterrar al vacío
de allí de donde viven y trabajan.

 

Sondeo de opinión

¿Cuál es tu posición con respecto a la luz matinal?
¿Apruebas las direcciones del viento?
¿Es correcto que alguien sueñe en color
o debería prohibirse?
¿Es que pueden aguantar acaso los entes atómicos mundiales
que las brisas y las bandadas de pájaros sigan yendo y viniendo?
¿Cómo se posiciona usted frente al acónito de invierno?
¿Podrá tal vez ser un negocio mirar
con la vista perdida por encima de un mar?
¿Hay suficientes estrellas en el cielo?

                    Traducciones de Rafael Patiño

 

Lengua

Silencio en la orilla. Semejante a un vibrante
movimiento bajo el agua, un enorme verbo.
Interacciones, intercambio incesante entre
palabras llenas y vacías para nuevos tiempos,
puntos de vista, nuevas dimensiones.
Aragon me enseñó a ver los verbos como algo
fundamentalmente móvil en el tiempo que, como
el espacio, hacen mayor su exterior para poder
respirar; y los verbos espaciales parecen danzar,
se escriben a sí mismos más allá de la longitud de
todas las lenguas del mundo, y con el tiempo se
vuelven más dulces y más sutiles, como cuerpos
que aman ser comprendidos. Las guerras del
hombre no son dulces. El fin del silencio en la
orilla. Las voces que sollozan desde antaño. Las gaviotas.

Traducción de Vicente Selles y Eduard Aguilar.

 

Las mujeres enfermas del parque

Mujeres de piernas delgadas
con pelucas
cuando os veo
dónde contrajisteis vuestra enfermedad
por qué lleváis pelucas de pelo sintético
vuestros cuellos de ave
quién se ha aprovechado de vosotras
ojos saltones con gafas
sonreís cuando me veis
soy vuestra
qué queréis que diga
cuando pasáis
os imagináis que pasáis por la ciudad
sonreís con una boca demasiado ancha sobre la barbilla
vuestra dentadura postiza os queda demasiado grande
por la noche cuando dormís dolorosamente
os hace castañear los dientes
quién se ha aprovechado de vosotras
os daría pastillas celestiales si las tuviese
os daríais cuenta de todo
no caminaríais solas
luciríais todo el pelo que peináis bajo la peluca
   cada día
no llevaríais peluca
por qué lo único que dicen vuestros ojos cuando los veo
es una excusa azorada por haberos vuelto tan feas
compráis los semanarios y las revistas de moda
lo sé
os he visto llevándolos
fingís que queréis comprar y probar los lujosos anuncios de las revistas
ni siquiera tenéis fuerzas para cambiar de peluca
para sujetárosla bien con pequeñas horquillas
no os queda nada donde sujetarla
sonreís
veo que os faltan dientes en vuestras bocas artificiales
por qué camináis desazonadas por los parques
vais despidiendo olor a operaciones aún no cicatrizadas
quién se ha aprovechado de vosotras

   Ravage, 1973 

 

En el mundo

La mujer trajo al niño al mundo.
Lo dejó estar allí en su cochecito un par de horas.
Desde la cocina no quitó ojo durante todo el tiempo
de lo que le pasaba al niño allí en el mundo.

Estallaban guerras.
Los cuatro elementos fueron transformados en dinero.
Se desarrollaban especies de existencias venenosas.
Florecía el terrorismo de Estado.

Había una bomba debajo del cochecito.
El niño gritó.
Se había despertado.
La mujer se precipitó a hacer algo.   

               Traducciones de Francisco J. Úriz


Marianne Larsen nació en Kalundborg, Dinamarca, el 27 de enero de 1951. Realizó estudios de Literatura y de Chino en la Universidad de Copenhague. Trabajó en diversas fábricas y como enfermera. También es narradora y traductora de Lu Xun. Libros de poesía publicados: Koncentrationer (Poemas y prosa, 1971); Fællessprog (1975); Handlinger (1976); Hinandens Kræfter (1980); Der er et håb i mit hoved (1981); Chance for at dance (1995) y Memorabilia (2001). Sus poemas han sido publicados en Inglaterra, Suecia y Australia. Ha recibido más de una decena de premios por su obra, entre ellos el Drachmannlegatet en 2012.

Última actualización: 08/01/2022