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Hamid Skif (Argelia)

Cuatro poemas del poeta argelino Hamid Skif

Por: Hamid Skif
Traductor: Mireya Porta Arnau

Contra poema

El hombre que lo escribió vive
en una excalle
Ya es un exhombre

Suicidado

Con el corazón embravecido
recobra vida

El verbo incandescente
La fiebre en la boca
Desgarra sus palabras
para hacer de ellas una conciencia ametralladora

 

Flores del paraíso

Un hombre solo andaba en el prado
Su sombra le pesaba

La llevaba en brazos, atravesada

Y le goteaba
a lo largo del camino

El hombre estaba triste
Quería comerse los propios sesos
y los pies
Para olvidar el tiempo
Vivido en balde

El mármol estaba caliente
Depositó en él su alma y soltó un largo llanto
para regar las flores del paraíso.

 

Vivir

Vivir
de terror acongojado
De una
palabra vencida
De noches de espanto
Vivir de la amenaza
Vivir
respirando sin ruido
Detrás de la puerta
Las persianas cerradas
Vivir de los ruidos callejeros
De un coche que se detiene
De una voz apenas audible en el rellano
De una llamada telefónica
De voces anónimas
De un cañonazo a lo lejos
De una bala perdida
De una bala que ha matado
De una navaja oxidada degollando al amigo
Vivir y morir
con los ojos
los rostros queridos

 

¿Qué vas a decir?

A los misioneros en pena de caridad
A los solidarios
que bañan su lengua en tus heridas
A los amigos que se compadecen de tu suerte
¿Qué les vas a decir?
¿Les contarás tu vida de forma escalonada?
¿Llenarás la escarcela de su conciencia
Sacudirás las palmas de su capilla
o
Enarbolarás la tozuda bandera de tu desamparo?

 

Por tus ojos

          A Widad

Por tus ojos y los de los niños del mundo
por esa sonrisa que anuncia el día liberado
mendigo la esperanza
el pan
y un día
de alegría

Por tus ojos y los de los niños del mundo
Por esas manitas que acarician la
alcoba
fabricaré un juguete de piedra lunar
cosido con rayos de ternura

Por tus ojos y los de los niños del mundo
por esa voz argentina que se te encalla en
la garganta
voy a tocar el tambor
pero
jamás olvides niña mía
que
por tus ojos y los de los niños del mundo
hay hombres que mueren cada día al sol
por no haber podido vencer a tiempo
a los ladrones de sueños

 

Homenaje

 

Mujeres sentadas en los recovecos del tiemp
los rincones tiernos de la edad
Mujeres sometidas a la corrosión
de las miradas ácidas
de las amenazas susurradas
y rugidas

Mujeres de tierra y agua
palpitantes al primer silbido
de Adán
Los manzanos han desviado sus promesas
y las carretillas ya no toman
los senderos que llevan a los prados

Las cimas veladas se callan
para escuchar las águilas calvas que se afilan el pico
y las hormigas han detenido la caravana en la cresta de
las dunas doradas

Mujeres de cáñamo y hierbas locas
sometidas y vencidas a la primera sonrisa
de la creación

Mujeres de palmeras y fuentes
acorraladas en el golfo de las habladurías
los juegos infantiles han abandonado a la casada
y en vuestros ojos tiembla el fuego alimentado
por las riñas amorosas

Mujeres sentadas en los laberintos de
la pasión cosechada por los gritos del
parto

Mujeres del ayer, del mañana
sobre la tierra maltratada
y adornada por vuestras manos
siempre quedará en alguna parte
una boca para ensalzaros y gritar
con tozuda esperanza que sois
el canto del mundo no consumado

Mujeres soberanas de los tiempos
antiguos y las conquistas futuras
sobre las olas y en los viento
Llevadas por las chalupas
de vuestros cuerpos molidos
Un día no quedará en esta tierra
más que un hombre para adoraros y
amaros
Será el guardián del paraíso

Eva vive en Palestina
y en el Sahara se detienen las olas
al pie de una mujer desnuda
armada de una sola sonrisa para desconcertar
a los agentes de la muerte

En cada mujer comienza el mundo
y lo decís tan tranquilamente
en el tono de los graves susurros
que recuerdo haber aprendido de mi madre
los secretos de vuestra búsqueda

¿Dónde estáis pues mujeres de mis deseos
cascos de jarra en la tierra perdidos
fragmentos de silencio y heridas abiertas
a mis ojos de niño vestido sólo de vuestras
promesas?

En las hojas de cada árbol que crece
y en el asfalto de las ciudades curtidas
habrá siempre para mí
un nombre de mujer inscrito
                                                           para no
perder la esperanza


Hamid Skif nació en Orán, Argelia, en 1951, murió en 2011. Poeta, dramaturgo y narrador. En 1968 se unió al renombrado Théâtre de la Mer, también bautizado la Acción Cultural de los Trabajadores. El editor Jean Senac publicó en 1971 poemas suyos en su "Antología de la poesía joven argelina de expresión francesa". Llevó a la par su actividad intelectual, poética y política. En 1978 fue laureado por la obra de teatro Une si tendre enfance. En 1979 publicó una antología de poesía argelina en castellano en España: País de larga pena. Ha fundado asociaciones de escritores, de jóvenes y de grupos periodísticos. En 1997 se instaló en Hamburgo donde publicó "Poemas del adiós". Otras obras: Nouvelles de la maison du silence (1986); Citrouille felée; "La princesa y el clown" (novela, 1999), "El testamento" (teatro), "Las escaleras del cielo" (ensayos) y "Pequeñas historias para hacer reír un caballo".

Última actualización: 22/01/2021