Eduardo Espina (Uruguay, 1954)
Eduardo Espina (Uruguay, 1954)
Momias
(Morir entre comillas)
En la invisible inmensidad
del tiempo y de todo les toca
el calor de cada cromosoma,
la cuna que trajo cuanto quiso.
Saben de más venganzas, del
cielo que ha sido demasiado.
(Quietas, calladas como ellas:
es el silencio lo que confiesan)
Dentro de la inmensa morada,
lo mismo la lamia que la hurí.
Ah la unión de los nacimientos,
blancura de holgados brocados,
seda somnolienta para librarlas.
Cabe la verdad que las venda.
Fijeza ni velocidad se les vio
cuando a solas por la cripta,
la piel o algo peor añorando.
La nada que nunca llegaba.
(Quedaron envueltas
para que la muerte
no las hiriera)
El tiempo en lo que llega mañana
(Con Ludwig Zeller en Oaxaca)
El rumor a helar los rabos a lo largo
del lugar, ánimas de mutua cantidad
anteriores a cada huella que tendría,
(la vida tan dentro, la visión sabida)
cuando más que deseos para sí decía
en desaire de cielo la solución de los
abisinios por la cripta del ojo a dejar
además del modo resplandeciente de
la anguila hacia la isla del comienzo:
todo dividido en la gradiva por durar.
Pero en tal atalaya donde los tullidos
huían inquietados a quitar su cadena
de cadmios amenazados por osadías,
se iban olvidando del alba varada a
un costado, de casi hadas en la edad
airada del error que a lo hermoso de
muy cerca y a lo bello también veía.
El fin a encontrarse con el principio,
la sorpresa con el ciprés en presente:
en la manera del ocioso no amanece
y la velocidad recorre algo recíproco.
Lo mejor de Magallanes
(Un poema estrecho)
Las crónicas dan cuenta,
astrolabios y silabarios,
cifras para no tener frío si
todo fuera como el fulgor.
La era manchada de arena.
En el hueco de la lágrima,
la balsa de un semblante o
vio el mar menos que esto.
Salvaban los ojos al alma:
la jauría de los pajarracos
pasando el azar a su ángel
lograba lo que otra vez la
belleza dejó que hallaran,
el loro sin resolver el lirio
y luego un lirón en lo que
haría al mundo disminuir.
Palabras como charque y
chinchulín, ñandú dudoso
por aquí y allí lo que tirita,
bicho, carpincho, piripicho.
Palabras que han parecido,
sitio, cenzontle, soluciones.
Va cansado a conseguirlas.
Día para quedarse en Leda.
Oh lo inusual del universo
a babor del contemplante:
había llegado tan lejos,
que al mirar para atrás
vio el horizonte
un día después.