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Carlos Eduardo Jaramillo (Ecuador)

Fotografía tomada de Ecuadorian Literature

Por: Carlos Eduardo Jaramillo

Marilyn Monroe ascendiendo a los cielos

Gloriosamente ebria

  del gozo de vivir

de ser amada
hasta por el más íngrimo

  varón sobre la Tierra

el aire que levanta tu vestido
soplando desde la reja del Averno

  en el corazón de Manhattan

todo el amor del mundo
en tus semicerrados

  ojos sonrientes

y la encendida rosa de tu boca

  modulando

un infinito beso

Con ese esbelto pie
con esas bellas piernas aguzadas
las rodillas espléndidas
entraste al reino de lo inolvidable

Que manera tan grácil
de ser perfecta y Única

  /Norma Jean en capullo/

Marilyn mariposa
ascendiendo a los cielos.

 

Primavera en Nanterre

 

Cuando el reinado de las bellas frases fue sobre Nanterre
y las proclamas en los muros eran lema y poema
cuando los tulipanes del pensamiento explotaron
antes que los bastones de la policía
abrieran las rosas del cráneo,
fue verdaderamente bueno para el corazón del hombre
que los jóvenes dijeran su protesta
como potros azules
que las muchachas alzaran en la multitud
sus altas piernas blancas como mástiles
sus cabelleras negras como banderas
Fue verdaderamente importante
hermoso
apedrear
gritar
embadurnar paredes
enarbolar paredes en lugar de fusiles
Fue verdaderamente grande
es todavía
una embriaguez que dura
y que debe durar porque los sobrios
se vuelven tontos
mansos
cobardes
porque sin exaltación
fuerza y poesía
el viejo árbol del mundo se va a venir abajo
sin que pueda servir para otra cosa
que para alimentar nuestras hogueras.

 

Credo

 

Creo firmemente que todos los muertos son importantes
que nadie debe morir sino a su vez
que la resurrección de la carne está en la vida misma
creo en las cópulas placenteras que hacen a las parejas solidarias
en la caminata por los infiernos para dar con nuestra

  sombra verdadera

creo en la corruptibilidad del corazón tanto como de la cabeza
y en las partes pudendas del espíritu –¡oh ajusticiado!-
Alternativamente amo y odio
a alguien que se parece a mí y a todos los hombres
creo que la redención de la especie no vendrá por el sacrificio

  del cordero

sino por la extirpación de los culpables
Creo en el vigor de la juventud
en la dialéctica de la violencia
y en que no hay sangre que se pierda ni esfuerzo que no valga
Porque tiene que ser así.

 

Una vez la felicidad
 

Una vez la felicidad vivió bajo mis hombros
asustó pájaros y vampiros 

rompió los dientes y los sortilegios de los brujos
puso el mundo a mi lado como un saco cerrado  juzgado y comprendido
sin abrir una puerta me hizo saber que había transpuesto  la región del secreto
la gran verdad olía como un jardín
mi amada y yo éramos dos ángeles vagamente obscenos
ios sexos flores luminosas en la niebla primaveral  de los deseos
la felicidad me separó de mi parentela y de todos los que gozaban bienestar
pero que no alcanzaron el estado de gracia
la felicidad asimismo me dejó
dándome firmes compensaciones
                    virtudes solidarias
                    mujeres en el lecho
y anduve otra vez a caza de la verdad como un ángel amnésico.
He tratado de reconocer el olor de aquel jardín
el color de ese sueño
hurgarme por alguna señal guardada al fondo
por la cicatriz de las alas.
El mundo me rodea como una cintura.
Un tiempo la felicidad me hizo desear y temer la soledad
el dolor me ha devuelto a la vida
a su esplendor y a sus estercoleros.
 

            De Una vez Infelicidad, 1972.

 
 

Nefertiti se mira en el espejo
 

Nefertiti
dime que al mirarte en mis ojos
no era a tí a quien mirabas sino a mí
dime que yo no era solamente
el animado espejo que te amaba
el instrumento
del amor incestuoso de ti misma
dime que
en el instante de tu gozo
no estuve afuera
aullando
de placer y de furia solitarios
Dímelo aunque no fuera más que en el cifrado
lenguaje de tus ojos sin memoria. 

 

             De Nefertiti la bella ha venido


Carlos Eduardo Jaramillo nació en Loja, Ecuador, en 1932. Poeta y abogado de la Universidad de Guayaquil. Ha publicado los libros de poemas: Escrito sobre la arena, 1955; 150 poemas, 1961; La trampa, 1964; Maneras de vivir y de morir, 1965; La noche y los vencidos, 1967; El hombre que quemó sus brújulas, 1970; Las desvelaciones de Jacob, 1970; Una vez la felicidad, 1972; Crónica de la casa, los árboles y el río, 1973; Viaje al planeta Eurídice, 1973; Perseo ante el espejo, 1974; Veinte años de poesía, 1979 y 1985; Blues de la calle Loja, 1990; Canciones levemente sadomasoquistas, 2000; Blues del Puerto (2014). Recibió el Premio Nacional Eugenio Espejo (2007)​.

Poemas suyos han sido publicados en antologías de poesía dentro y fuera de su país. Ha ganado varios concursos nacionales convocados por la prensa y la universidad guayaquileñas.

Última actualización: 09/11/2021