Amjad Nasser (Jordania, 1955)
Amjad Nasser (Jordania, 1955)
La ascensión del aliento
I
Ni lanzas de poderoso, ni cuchillos de enanos;
más bien
tu mano,
más bien
los dedos de tu mano;
no,
mejor,
tu aliento
abriendo surcos a través del aire eterno y reservándolos a las semillas de
dolor regadas a través de los dientes frontales y la lengua.
Los escucho entre el incienso de amapola atrayendo los ídolos de mi vida,
extendiendo sus palmas en el umbral.
Yo ascendí su sendero, mi confusión subía como una bandera de rendición
a los ciclones.
IV
Rumbo a ti
negué la estrella que había guiado mis pasos
y mi destreza en medio de mis pares.
Entre aquellos pasantes de amplios hombros
la mía era figura sujeta debajo del relámpago
me volví hacia pendientes que recibían en silencio los sermones
de las cumbres
escuché debajo de la sordera del cielo cosas separándose en la cúspide
de su abandono
subí sobre colinas que nacían del olvido de montañas
y espíritus flotantes tatuados con la herradura del calor de mediodía
yo pasé por la viña matrimonio que se extiende sin propósito a lo largo
de los senderos
y ofrecí ayuda
y con lo que de fuerza tenía compartí el sustrato
que ocultaba la semilla de veneno y de teriaca.
Vinieron multitudes, y el polvo levantó un velo entre nosotros,
así que ellos regresaron con botines de nada.
Yo acudí a una montaña esperando recoger algo de lo que podía verse.
Los perseguidores
tras
desesperarse
treparon
una colina
y soñaron
con la Osa
Mayor.
VII
Pero
¿por qué este vaso
y aquel humo
no alivian el insomnio?
¿Por qué
no me arrastro
ni despierto?
Es como si yo no hubiera visto
y no hubiera escuchado
y no hubiera tocado
y no hubiera inhalado lo que tu aliento
dejó sobre mis manos.
X
Coronado por mi levedad;
mi trono sobre el aire
es soportado por torturado aliento
Mi levedad no dejó traza de mí sobre tierra,
ni me ha elevado hasta ti
Oh mi levedad
levántame
o déjame caer inclinando el hombro
para repeler el polvo que sopla sobre los pasos de mi niñez
en medio de los moruecos.
Oh mi levedad
ha llegado el extraño
que no posee ayer ni mañana
el extraño
ha llegado
sobre el
último
aliento.
Traducciones desde el inglés de Rafael Patiño.